¡Ay, Dios mío! Esto sí que es buena onda. El Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) acaba de anunciar a los ganadores del Fondo Concursable Semilla Sonora, una iniciativa que le da un buen empujón a nuestra música original. Se trata de un verdadero respiro para esos artistas que se rifan día y noche creando cosas increíbles, y que a veces se quedan sin oportunidades.
Para los que no estén enterados, Semilla Sonora es una movida chévere que busca fortalecer la creatividad nacional y lanzar a estos nuevos talentos directamente a la industria musical. No es cualquier vaina, sino una colaboración entre el MCJ, la Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica (ACAM), la Fundación Parque La Libertad y el Centro Nacional de la Música – un comboazo que demuestra que cuando nos ponemos las pilas podemos lograr cosas grandes.
Imagínate esto: una inversión conjunta de ¢20,6 millones, con ¢10,6 millones aportados por ACAM y otros ¢10 millones del MCJ. Eso le da para apoyar proyectos de composición, producción de álbumes y sencillos, abriendo puertas que parecían cerradas para muchos músicos. El anuncio se hizo en el Museo de Arte Costarricense, donde estaban presentes figuras como Jorge Rodríguez Vives, el ministro de Cultura, Edín Solís Rodríguez de ACAM, y Patricio Morera Víquez de la Fundación La Libertad – todos contentos de ver cómo esta semilla empieza a florecer.
La convocatoria abrió en julio del 2025 y se dirigió a casi 5.000 afiliados a ACAM, recibiendo un montón de propuestas: 53 obras de composición, 100 para producir álbumes y 80 para sencillos. ¡Una verdadera avalancha de talento! Un jurado compuesto por expertos del Centro Nacional de la Música y del Fondo Social Cultural de ACAM se encargó de analizar cada propuesta, buscando esas perlas que realmente brillaran.
Edín Solís Rodríguez, presidente de ACAM, lo dijo clarito: “Fue una convocatoria muy inclusiva, con propuestas de muchísimos géneros diferentes. Nos dio mucha alegría ver la respuesta de artistas de todo el país, y seguimos comprometidos con este esfuerzo junto al MCJ y la Fundación Parque La Libertad.” Esa frase dice mucho, porque muestra que no se trató solo de elegir ‘los mejores’, sino de abrirle espacio a la diversidad musical de nuestro país.
Y ahora, la crème de la crème: los ganadores. En la categoría de composición, tenemos a Isabel Guzmán Payés con “Un canto bajo la tierra” (popular, cantautora); Elena Zúñiga Escobar con “Árboles del principio” (popular, agrupación); Daniel Quesada Brenes con “De duendes y otras criaturas mágicas” (clásico contemporáneo, ensamble); Fabrizio Barquero Moncada con “Sortilegios” (clásico contemporáneo, solista/dueto); Mauricio Fonseca López con “togaF Fagot” (experimental, nuevas tecnologías), y finalmente, Luis Diego Cubillo López y Chucho López con “La Ayotera” (experimental, instrumentos autóctonos). ¡Menudo brete de talentos!
En la producción de álbum, destacaron Brandon Olsen Barquero (“Umami”), Verny Arguello Vargas (“Dynamo”), Felipe Pérez Biamonte (“Buena nota”), Pablo Andrés Campos Salazar (“Por media calle”) y José Ignacio González Matamoros (“Mosaic of the mind”). Y en producción de sencillo, triunfaron Rodrigo Gabriel Zúñiga Rosabal (“Lo que no se nombra”), Luis Diego Quintero Muñoz (“Ghosts and healers”), Brandon Alfonso Martínez Montoya (“Frames in time”) y Joaquín Barquero Rodríguez (“Génesis”). ¡Todos merecidísimamente!
Ahora bien, con tanto talento emergente y apoyo estatal, me pregunto: ¿cree usted que iniciativas como Semilla Sonora son suficientes para impulsar una escena musical costarricense vibrante y competitiva a nivel internacional, o necesitamos buscar estrategias aún más innovadoras para conectar a nuestros artistas con audiencias globales?
Para los que no estén enterados, Semilla Sonora es una movida chévere que busca fortalecer la creatividad nacional y lanzar a estos nuevos talentos directamente a la industria musical. No es cualquier vaina, sino una colaboración entre el MCJ, la Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica (ACAM), la Fundación Parque La Libertad y el Centro Nacional de la Música – un comboazo que demuestra que cuando nos ponemos las pilas podemos lograr cosas grandes.
Imagínate esto: una inversión conjunta de ¢20,6 millones, con ¢10,6 millones aportados por ACAM y otros ¢10 millones del MCJ. Eso le da para apoyar proyectos de composición, producción de álbumes y sencillos, abriendo puertas que parecían cerradas para muchos músicos. El anuncio se hizo en el Museo de Arte Costarricense, donde estaban presentes figuras como Jorge Rodríguez Vives, el ministro de Cultura, Edín Solís Rodríguez de ACAM, y Patricio Morera Víquez de la Fundación La Libertad – todos contentos de ver cómo esta semilla empieza a florecer.
La convocatoria abrió en julio del 2025 y se dirigió a casi 5.000 afiliados a ACAM, recibiendo un montón de propuestas: 53 obras de composición, 100 para producir álbumes y 80 para sencillos. ¡Una verdadera avalancha de talento! Un jurado compuesto por expertos del Centro Nacional de la Música y del Fondo Social Cultural de ACAM se encargó de analizar cada propuesta, buscando esas perlas que realmente brillaran.
Edín Solís Rodríguez, presidente de ACAM, lo dijo clarito: “Fue una convocatoria muy inclusiva, con propuestas de muchísimos géneros diferentes. Nos dio mucha alegría ver la respuesta de artistas de todo el país, y seguimos comprometidos con este esfuerzo junto al MCJ y la Fundación Parque La Libertad.” Esa frase dice mucho, porque muestra que no se trató solo de elegir ‘los mejores’, sino de abrirle espacio a la diversidad musical de nuestro país.
Y ahora, la crème de la crème: los ganadores. En la categoría de composición, tenemos a Isabel Guzmán Payés con “Un canto bajo la tierra” (popular, cantautora); Elena Zúñiga Escobar con “Árboles del principio” (popular, agrupación); Daniel Quesada Brenes con “De duendes y otras criaturas mágicas” (clásico contemporáneo, ensamble); Fabrizio Barquero Moncada con “Sortilegios” (clásico contemporáneo, solista/dueto); Mauricio Fonseca López con “togaF Fagot” (experimental, nuevas tecnologías), y finalmente, Luis Diego Cubillo López y Chucho López con “La Ayotera” (experimental, instrumentos autóctonos). ¡Menudo brete de talentos!
En la producción de álbum, destacaron Brandon Olsen Barquero (“Umami”), Verny Arguello Vargas (“Dynamo”), Felipe Pérez Biamonte (“Buena nota”), Pablo Andrés Campos Salazar (“Por media calle”) y José Ignacio González Matamoros (“Mosaic of the mind”). Y en producción de sencillo, triunfaron Rodrigo Gabriel Zúñiga Rosabal (“Lo que no se nombra”), Luis Diego Quintero Muñoz (“Ghosts and healers”), Brandon Alfonso Martínez Montoya (“Frames in time”) y Joaquín Barquero Rodríguez (“Génesis”). ¡Todos merecidísimamente!
Ahora bien, con tanto talento emergente y apoyo estatal, me pregunto: ¿cree usted que iniciativas como Semilla Sonora son suficientes para impulsar una escena musical costarricense vibrante y competitiva a nivel internacional, o necesitamos buscar estrategias aún más innovadoras para conectar a nuestros artistas con audiencias globales?