Ay, Dios mío, qué situación nos cayó encima. El juicio contra Celso Gamboa y Irving Malespín, esos personajes que ya todos conocemos por sus líos judiciales, se ha ido al traste gracias a un descuido monumental de la Fiscalía. Parece que alguien se le olvidó ponerle atención a las fechas en la acusación, y ahora los abogados defensores están festejando a lo grande.
Para refrescarles la memoria, estos señores están acusados de falsedad ideológica y uso de documentos falsos, toda una novela que empezó cuando Gamboa, ya alejado del servicio público, no se presentó a una audiencia como defensor en un caso de narcotráfico. Según la Fiscalía, Malespín, cuando era jefe policial, le armó una constancia falsa para que Gamboa pudiera justificar su ausencia. Un brete complicado, diay.
Pero ahí es donde viene la bronca. En la acusación original, la Fiscalía puso incorrectamente las fechas del incidente: 10 y 11 de octubre, cuando la verdad eran el 3 y el 4. ¡Una diferencia abismal! La Fiscalía, al darse cuenta del error, pidió corregirlo, pero Randall Céspedes, el abogado defensora, se agarró a eso con todas sus fuerzas. Argumentó que cambiar las fechas alteraría por completo el contexto del juicio, y los jueces, pa’ su sorpresa, le dieron la razón.
“Esto es un regalo del cielo”, debió pensar el abogado Céspedes. Afirmó que ellos habían visto el error desde la audiencia preliminar, pero decidieron guardárselo como parte de su estrategia de defensa. Como si no fuera bastante, añadió que esta confusión ahora impide probar ciertos aspectos cruciales del caso, lo cual, según él, podría llevarlos a apelarle todo. ¡Imagínense el mamotreto!
La jueza Edith Morera, visiblemente preocupada, advirtió que esta decisión podría ser un arma poderosa para la defensa en futuras instancias. De hecho, Céspedes no se anduvo con rodeos y dijo que la fiscalía cometió un error tan grave que prácticamente le regaló la victoria a sus clientes. Pura verdá, huele a que esto se va a complicar todavía más.
Y claro, esto no es cualquier juicio cualquiera. Estamos hablando de figuras públicas que han sido cuestionadas por su ética y legalidad. La opinión pública está pegada al hilo, esperando ver cómo termina esta telenovela judicial. Este caso, además, pone en tela de juicio la eficiencia y la precisión de la Fiscalía, que debería ser quien lleva la batuta en materia de justicia. ¿Cómo es posible que cometan un error así?
Lo que resulta irónico es que este juicio, que iba a ser rápido y eficiente (un ‘exprés’, como dicen), se ha demorado mucho más de lo esperado, precisamente por estas complicaciones técnicas y errores procesales. Ahora, hay que esperar a ver si la Fiscalía decide apelar la decisión de los jueces y buscar una forma de corregir el error antes de que sea demasiado tarde. Pero, ¡ay!, parece que la cosa está muy salada.
Con todo este revuelo, me pregunto… ¿Creen ustedes que la Fiscalía tendrá alguna posibilidad de revertir esta situación y llevar a Gamboa y Malespín ante la justicia, o este error condenará el caso a quedar impune? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!
Para refrescarles la memoria, estos señores están acusados de falsedad ideológica y uso de documentos falsos, toda una novela que empezó cuando Gamboa, ya alejado del servicio público, no se presentó a una audiencia como defensor en un caso de narcotráfico. Según la Fiscalía, Malespín, cuando era jefe policial, le armó una constancia falsa para que Gamboa pudiera justificar su ausencia. Un brete complicado, diay.
Pero ahí es donde viene la bronca. En la acusación original, la Fiscalía puso incorrectamente las fechas del incidente: 10 y 11 de octubre, cuando la verdad eran el 3 y el 4. ¡Una diferencia abismal! La Fiscalía, al darse cuenta del error, pidió corregirlo, pero Randall Céspedes, el abogado defensora, se agarró a eso con todas sus fuerzas. Argumentó que cambiar las fechas alteraría por completo el contexto del juicio, y los jueces, pa’ su sorpresa, le dieron la razón.
“Esto es un regalo del cielo”, debió pensar el abogado Céspedes. Afirmó que ellos habían visto el error desde la audiencia preliminar, pero decidieron guardárselo como parte de su estrategia de defensa. Como si no fuera bastante, añadió que esta confusión ahora impide probar ciertos aspectos cruciales del caso, lo cual, según él, podría llevarlos a apelarle todo. ¡Imagínense el mamotreto!
La jueza Edith Morera, visiblemente preocupada, advirtió que esta decisión podría ser un arma poderosa para la defensa en futuras instancias. De hecho, Céspedes no se anduvo con rodeos y dijo que la fiscalía cometió un error tan grave que prácticamente le regaló la victoria a sus clientes. Pura verdá, huele a que esto se va a complicar todavía más.
Y claro, esto no es cualquier juicio cualquiera. Estamos hablando de figuras públicas que han sido cuestionadas por su ética y legalidad. La opinión pública está pegada al hilo, esperando ver cómo termina esta telenovela judicial. Este caso, además, pone en tela de juicio la eficiencia y la precisión de la Fiscalía, que debería ser quien lleva la batuta en materia de justicia. ¿Cómo es posible que cometan un error así?
Lo que resulta irónico es que este juicio, que iba a ser rápido y eficiente (un ‘exprés’, como dicen), se ha demorado mucho más de lo esperado, precisamente por estas complicaciones técnicas y errores procesales. Ahora, hay que esperar a ver si la Fiscalía decide apelar la decisión de los jueces y buscar una forma de corregir el error antes de que sea demasiado tarde. Pero, ¡ay!, parece que la cosa está muy salada.
Con todo este revuelo, me pregunto… ¿Creen ustedes que la Fiscalía tendrá alguna posibilidad de revertir esta situación y llevar a Gamboa y Malespín ante la justicia, o este error condenará el caso a quedar impune? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!
