¡Ay, Dios mío! Resulta que el presidente Trump, allá en Estados Unidos, soltó unas cosas sobre el paracetamol y las vacunas que causaron un buen revuelo. Estaba ahí diciendo que las mujeres embarazadas deberían evitar el paracetamol porque, según él, esto tiene que ver con el autismo en los niños. Claramente, echándole leña al fuego de las fake news, ¿eh?
La cosa es que la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es la que realmente sabe del tema, salió corriendo a aclarar que no hay ningún vínculo comprobado entre el paracetamol, las vacunas y el autismo. Un portavoz, llamado Tarik Jasarevic, tuvo que salir a desmentir a Trump en una conferencia de prensa. Imagínate la vergüenza ajena... tener que corregir a un presidente así.
Según la OMS, algunos estudios sí sugieren una posible relación entre la exposición al paracetamol durante el embarazo y el autismo, pero estos estudios son inconsistentes. Lo que quiere decir que todavía no saben exactamente qué está pasando. En otras palabras, no hay pruebas sólidas que demuestren que tomar paracetamol mientras estás embarazada cause autismo. ¡Más calma, señoras!
Para ponerle pausa al asunto, es importante recordar que el paracetamol es un medicamento común que se utiliza para aliviar dolores leves y bajar la fiebre, incluso durante el embarazo. Pero ojo, otros medicamentos como la aspirina o el ibuprofeno están prohibidos, sobre todo al final del embarazo. Así que siempre consulta con tu médico antes de tomar cualquier cosa, ¿okis?
Pero eso no es todo. Trump también aprovechó la oportunidad para echarle mugre a las vacunas, diciendo que deberíamos cambiar el calendario de vacunación y que la gente que no se vacuna no desarrolla autismo. ¡Eso ya es pasarse de listo! La OMS respondió con toda: “Las vacunas salvan vidas, lo sabemos. Las vacunas no causan autismo.” Punto y aparte, mi pana.
La OMS enfatizó que retrasar o alterar las vacunas puede aumentar significativamente el riesgo de infecciones, tanto para los niños como para toda la comunidad. Es como jugar con fuego, ¿me entiendes? Además, te recordamos que el autismo es un trastorno complejo que afecta a muchísimas personas en todo el mundo – cerca de 62 millones, para ser exactos – y que necesitamos entender sus causas, pero no inventándonoslas.
Los científicos llevan años investigando sobre el autismo y creen que la genética juega un papel importante. También se han identificado factores ambientales, como la inflamación cerebral o el uso de ciertos medicamentos durante el embarazo. Es un tema complicado, con muchas aristas, y no podemos simplificarlo con ocurrencias de políticos buscando protagonismo. Ya tenemos suficientes problemas, diay.
Así que, con todo este rollo, me pregunto: ¿cree usted que la politización de temas de salud pública, como este caso con Trump y el paracetamol, está poniendo en riesgo la confianza de la población en la ciencia y en las instituciones sanitarias? ¡Anímese a dejar su opinión en el foro y veamos qué sale de esta bronca!
La cosa es que la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es la que realmente sabe del tema, salió corriendo a aclarar que no hay ningún vínculo comprobado entre el paracetamol, las vacunas y el autismo. Un portavoz, llamado Tarik Jasarevic, tuvo que salir a desmentir a Trump en una conferencia de prensa. Imagínate la vergüenza ajena... tener que corregir a un presidente así.
Según la OMS, algunos estudios sí sugieren una posible relación entre la exposición al paracetamol durante el embarazo y el autismo, pero estos estudios son inconsistentes. Lo que quiere decir que todavía no saben exactamente qué está pasando. En otras palabras, no hay pruebas sólidas que demuestren que tomar paracetamol mientras estás embarazada cause autismo. ¡Más calma, señoras!
Para ponerle pausa al asunto, es importante recordar que el paracetamol es un medicamento común que se utiliza para aliviar dolores leves y bajar la fiebre, incluso durante el embarazo. Pero ojo, otros medicamentos como la aspirina o el ibuprofeno están prohibidos, sobre todo al final del embarazo. Así que siempre consulta con tu médico antes de tomar cualquier cosa, ¿okis?
Pero eso no es todo. Trump también aprovechó la oportunidad para echarle mugre a las vacunas, diciendo que deberíamos cambiar el calendario de vacunación y que la gente que no se vacuna no desarrolla autismo. ¡Eso ya es pasarse de listo! La OMS respondió con toda: “Las vacunas salvan vidas, lo sabemos. Las vacunas no causan autismo.” Punto y aparte, mi pana.
La OMS enfatizó que retrasar o alterar las vacunas puede aumentar significativamente el riesgo de infecciones, tanto para los niños como para toda la comunidad. Es como jugar con fuego, ¿me entiendes? Además, te recordamos que el autismo es un trastorno complejo que afecta a muchísimas personas en todo el mundo – cerca de 62 millones, para ser exactos – y que necesitamos entender sus causas, pero no inventándonoslas.
Los científicos llevan años investigando sobre el autismo y creen que la genética juega un papel importante. También se han identificado factores ambientales, como la inflamación cerebral o el uso de ciertos medicamentos durante el embarazo. Es un tema complicado, con muchas aristas, y no podemos simplificarlo con ocurrencias de políticos buscando protagonismo. Ya tenemos suficientes problemas, diay.
Así que, con todo este rollo, me pregunto: ¿cree usted que la politización de temas de salud pública, como este caso con Trump y el paracetamol, está poniendo en riesgo la confianza de la población en la ciencia y en las instituciones sanitarias? ¡Anímese a dejar su opinión en el foro y veamos qué sale de esta bronca!
