Ay, mae, qué situación nos tocó vivir este martes. Las lluvias, que ni les cuento, sacudieron el país, especialmente la Zona Norte y Cartago, dejando un reguero de problemas. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) tuvo que atender unos 60 incidentes relacionados con inundaciones, demostrando que la naturaleza sí que sabe cómo ponernos a prueba. Afortunadamente, hasta ahora, no hubo que habilitar albergues, pero la cosa anduvo tensa, créeme.
Según Alejandro Picado, el jefe de la CNE, la respuesta fue rápida, aunque intensa. La tarde y la noche fueron las peores, con Zarcero de Alajuela encabezando la lista de damnificados. Sesenta incidentes, diay, eso es bastante. La mayoría de esos problemas se concentraron en Tapezco, San Rafael y Zapote, donde el sistema de alcantarillado simplemente no aguantó el chaparrón y se colapsó por completo. Uno se queda pensando cómo es que esto sigue pasando año tras año, ¿no?
El Comité Municipal de Emergencias no se quedó callado y reportó que las fincas también sufrieron los estragos de la tormenta. La lluvia, que parecía no querer parar, rebasó la capacidad de los canales de agua, causando daños en caminos internos y afectando directamente las propiedades. Una verdadera pena ver cómo el esfuerzo de años se va por la ventana en cuestión de horas. Aparte de eso, el paso por la ruta 141, esa que une Zarcero con San Carlos, se vio interrumpido por deslizamientos de tierra, teniendo que regular el tránsito. ¡Imagínate el tráfico!
Y como si fuera poco, en San Carlos, la cosa siguió moviéndose. Se cayeron árboles como papayas, bloqueando calles y carreteras, y el río La Esperanza decidió salir de su cauce, inundando viviendas y carreteras. ¡Un tingo de llevar!, dirían algunos. En La Tigra, un árbol gigante decidió tirarle encima a un poste del tendido eléctrico, dejándonos sin luz por un buen rato. Definitivamente, un día para recordar… por las razones equivocadas.
Pero no todo estaba perdido. En Cartago, aunque también sufrieron, los daños fueron de diferente índole. Carreteras en Tucurrique y Pejibaye quedaron afectadas por el desborde de quebradas. Varios vehículos tuvieron que buscar otra vía, generando caos y demoras. Con razón dicen que Cartago siempre anda entre aguas, pero esta vez la cosa se puso aún peor, ¿eh?
Ahora mismo, se mantiene la alerta amarilla en todo el territorio nacional, lo cual significa que debemos estar atentos a cualquier cambio repentino en las condiciones climáticas. Las autoridades piden mantener la calma y seguir las indicaciones de seguridad. Pero siendo honestos, con la imprevisibilidad del clima hoy en día, ¿cómo confiar en algo?, mi pana. Lo único seguro es que vamos a tener que lidiar con esto de alguna forma u otra, así que mejor prepararnos mentalmente.
Este tipo de situaciones nos hacen reflexionar sobre la necesidad de mejorar nuestras infraestructuras y fortalecer nuestra preparación ante fenómenos meteorológicos extremos. No podemos seguir esperando a que llueva para tomar cartas en el asunto. Tenemos que invertir en sistemas de drenaje eficientes, en obras de protección contra deslizamientos y en educación ciudadana para que todos sepamos cómo actuar en caso de emergencia. Es hora de dejar de parchear y empezar a construir soluciones a largo plazo, porque estas lluvias no van a desaparecer, y la próxima vez podría ser peor, ¡qué torta!
Después de escuchar todas estas historias y ver los videos que circulan en redes sociales, me pregunto: ¿Crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para proteger a las poblaciones vulnerables ante los efectos del cambio climático, o deberíamos exigir medidas más contundentes? Déjanos tus opiniones en los comentarios, ¡queremos saber qué piensas tú!
Según Alejandro Picado, el jefe de la CNE, la respuesta fue rápida, aunque intensa. La tarde y la noche fueron las peores, con Zarcero de Alajuela encabezando la lista de damnificados. Sesenta incidentes, diay, eso es bastante. La mayoría de esos problemas se concentraron en Tapezco, San Rafael y Zapote, donde el sistema de alcantarillado simplemente no aguantó el chaparrón y se colapsó por completo. Uno se queda pensando cómo es que esto sigue pasando año tras año, ¿no?
El Comité Municipal de Emergencias no se quedó callado y reportó que las fincas también sufrieron los estragos de la tormenta. La lluvia, que parecía no querer parar, rebasó la capacidad de los canales de agua, causando daños en caminos internos y afectando directamente las propiedades. Una verdadera pena ver cómo el esfuerzo de años se va por la ventana en cuestión de horas. Aparte de eso, el paso por la ruta 141, esa que une Zarcero con San Carlos, se vio interrumpido por deslizamientos de tierra, teniendo que regular el tránsito. ¡Imagínate el tráfico!
Y como si fuera poco, en San Carlos, la cosa siguió moviéndose. Se cayeron árboles como papayas, bloqueando calles y carreteras, y el río La Esperanza decidió salir de su cauce, inundando viviendas y carreteras. ¡Un tingo de llevar!, dirían algunos. En La Tigra, un árbol gigante decidió tirarle encima a un poste del tendido eléctrico, dejándonos sin luz por un buen rato. Definitivamente, un día para recordar… por las razones equivocadas.
Pero no todo estaba perdido. En Cartago, aunque también sufrieron, los daños fueron de diferente índole. Carreteras en Tucurrique y Pejibaye quedaron afectadas por el desborde de quebradas. Varios vehículos tuvieron que buscar otra vía, generando caos y demoras. Con razón dicen que Cartago siempre anda entre aguas, pero esta vez la cosa se puso aún peor, ¿eh?
Ahora mismo, se mantiene la alerta amarilla en todo el territorio nacional, lo cual significa que debemos estar atentos a cualquier cambio repentino en las condiciones climáticas. Las autoridades piden mantener la calma y seguir las indicaciones de seguridad. Pero siendo honestos, con la imprevisibilidad del clima hoy en día, ¿cómo confiar en algo?, mi pana. Lo único seguro es que vamos a tener que lidiar con esto de alguna forma u otra, así que mejor prepararnos mentalmente.
Este tipo de situaciones nos hacen reflexionar sobre la necesidad de mejorar nuestras infraestructuras y fortalecer nuestra preparación ante fenómenos meteorológicos extremos. No podemos seguir esperando a que llueva para tomar cartas en el asunto. Tenemos que invertir en sistemas de drenaje eficientes, en obras de protección contra deslizamientos y en educación ciudadana para que todos sepamos cómo actuar en caso de emergencia. Es hora de dejar de parchear y empezar a construir soluciones a largo plazo, porque estas lluvias no van a desaparecer, y la próxima vez podría ser peor, ¡qué torta!
Después de escuchar todas estas historias y ver los videos que circulan en redes sociales, me pregunto: ¿Crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para proteger a las poblaciones vulnerables ante los efectos del cambio climático, o deberíamos exigir medidas más contundentes? Déjanos tus opiniones en los comentarios, ¡queremos saber qué piensas tú!
