¡Ay, Dios mío! La pura pena nos da escuchar este cuento que llegó desde Pocosol de San Carlos. Un niño de apenas tres añitos, diminuto como un chunche, cayó a un pozo de esos profundos que dan escalofríos, y la comunidad entera quedó pegada a la espera de un milagro que nunca llegó. Pero hay que reconocerlo, un mae tuvo unas pelotas enormes al tratar de ayudar, aunque al final, el brete se fue al traste.
Según nos cuentan los vecinos, todo empezó el domingo pasado. El nene, que hacía poquito había celebrado sus terceros cumpleaños – ¡qué rápido pasa el tiempo!, se le escapó jugando mientras sus papás no estaban mirando. En cuestión de segundos, desapareció, y el pánico se apoderó de todos. Se escucharon unos gritos desgarradores que alertaron a Elvis Vargas, un vecino que vive cerquita del lugar. ¡Imagínate el susto!
Elvis, sin pensarlo dos veces, corrió a ver qué pasaba y se topó con la terrible escena: un pozo de unos treinta metros de profundidad, y el llanto desesperado de la madre. Dicen que Elvis se ofreció a bajar sin ninguna herramienta especial, nomás con sus ganas de ayudar. ¡Un acto de valentía pura! Como él mismo contó a RCP Noticias, “escuché los gritos y corrí a ver. Me dijeron que si me podía meter al pozo, yo quise echar una mano, sin saber lo que me esperaba”.
Al principio, todo parecía ir bien. Elvis logró descender varios metros, pero se encontró con un obstáculo inesperado: un charco de agua turbia que bloqueaba el camino. “Desde donde llegaba el agua, no logré pasar”, explicó con voz quebrada. “Intenté avanzar, pero no aguantaba respirar dentro del pozo… Diay, era demasiado profundo y oscuro”. El esfuerzo físico y emocional fue brutal, y finalmente, tuvo que regresar a la superficie, derrotado.
Mientras tanto, las autoridades fueron avisadas y llegaron al lugar. Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos desplegaron todas sus unidades y comenzaron una ardua labor de rescate. Durante casi seis horas, los equipos trabajaron incansablemente, buscando señales de vida del pequeño. Pero la esperanza se fue apagando poco a poco, a medida que pasaban las horas y no recibían ninguna señal alentadora. ¡Qué sal! Una tragedia que nadie quería vivir.
Finalmente, después de una búsqueda exhaustiva, encontraron al niño sin vida. La noticia cayó como una bomba sobre la comunidad de Pocosol, dejando un vacío inmenso en el corazón de sus habitantes. La familia del pequeño está devastada, y toda la provincia lamenta profundamente esta irreparable pérdida. El incidente ha puesto de manifiesto la importancia de tomar precauciones extremas para prevenir accidentes similares, especialmente en zonas rurales donde existen pozos abandonados.
Ahora, la gente habla de Elvis Vargas, el vecino héroe que se jugó la vida por un niño. Aunque no pudo lograr el resultado deseado, su gesto valiente demuestra la solidaridad y el espíritu de ayuda que caracterizan a los costarricenses. A pesar de la tristeza y el dolor, su historia sirve como un recordatorio de la importancia de estar siempre atentos a nuestro entorno y de ofrecer una mano amiga a quien lo necesite. Justamente, Elvis comentó, con mucha humildad: “Cuando entré al pozo estaba muy nervioso, diay, no teníamos las herramientas suficientes para poder salvarle la vida”.
Es una situación tan triste que te deja pensando... ¿Deberíamos exigir mayores medidas de seguridad en nuestras comunidades para evitar tragedias como esta? ¿Creen que los municipios deberían hacer inventarios de los pozos abandonados y sellarlos para proteger a los niños? ¿Ustedes cómo creen que podríamos prevenir estas situaciones y honrar la memoria de este angelito que se fue demasiado pronto?
Según nos cuentan los vecinos, todo empezó el domingo pasado. El nene, que hacía poquito había celebrado sus terceros cumpleaños – ¡qué rápido pasa el tiempo!, se le escapó jugando mientras sus papás no estaban mirando. En cuestión de segundos, desapareció, y el pánico se apoderó de todos. Se escucharon unos gritos desgarradores que alertaron a Elvis Vargas, un vecino que vive cerquita del lugar. ¡Imagínate el susto!
Elvis, sin pensarlo dos veces, corrió a ver qué pasaba y se topó con la terrible escena: un pozo de unos treinta metros de profundidad, y el llanto desesperado de la madre. Dicen que Elvis se ofreció a bajar sin ninguna herramienta especial, nomás con sus ganas de ayudar. ¡Un acto de valentía pura! Como él mismo contó a RCP Noticias, “escuché los gritos y corrí a ver. Me dijeron que si me podía meter al pozo, yo quise echar una mano, sin saber lo que me esperaba”.
Al principio, todo parecía ir bien. Elvis logró descender varios metros, pero se encontró con un obstáculo inesperado: un charco de agua turbia que bloqueaba el camino. “Desde donde llegaba el agua, no logré pasar”, explicó con voz quebrada. “Intenté avanzar, pero no aguantaba respirar dentro del pozo… Diay, era demasiado profundo y oscuro”. El esfuerzo físico y emocional fue brutal, y finalmente, tuvo que regresar a la superficie, derrotado.
Mientras tanto, las autoridades fueron avisadas y llegaron al lugar. Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos desplegaron todas sus unidades y comenzaron una ardua labor de rescate. Durante casi seis horas, los equipos trabajaron incansablemente, buscando señales de vida del pequeño. Pero la esperanza se fue apagando poco a poco, a medida que pasaban las horas y no recibían ninguna señal alentadora. ¡Qué sal! Una tragedia que nadie quería vivir.
Finalmente, después de una búsqueda exhaustiva, encontraron al niño sin vida. La noticia cayó como una bomba sobre la comunidad de Pocosol, dejando un vacío inmenso en el corazón de sus habitantes. La familia del pequeño está devastada, y toda la provincia lamenta profundamente esta irreparable pérdida. El incidente ha puesto de manifiesto la importancia de tomar precauciones extremas para prevenir accidentes similares, especialmente en zonas rurales donde existen pozos abandonados.
Ahora, la gente habla de Elvis Vargas, el vecino héroe que se jugó la vida por un niño. Aunque no pudo lograr el resultado deseado, su gesto valiente demuestra la solidaridad y el espíritu de ayuda que caracterizan a los costarricenses. A pesar de la tristeza y el dolor, su historia sirve como un recordatorio de la importancia de estar siempre atentos a nuestro entorno y de ofrecer una mano amiga a quien lo necesite. Justamente, Elvis comentó, con mucha humildad: “Cuando entré al pozo estaba muy nervioso, diay, no teníamos las herramientas suficientes para poder salvarle la vida”.
Es una situación tan triste que te deja pensando... ¿Deberíamos exigir mayores medidas de seguridad en nuestras comunidades para evitar tragedias como esta? ¿Creen que los municipios deberían hacer inventarios de los pozos abandonados y sellarlos para proteger a los niños? ¿Ustedes cómo creen que podríamos prevenir estas situaciones y honrar la memoria de este angelito que se fue demasiado pronto?