Ay, mae, esto de Venezuela sigue dando qué hablar. La ONU, con toda su pompa, vuelve a sacudir la olla, acusando al gobierno de Maduro de persecución política. Parece que ni con reelecciones cuestionables lograron calmar las aguas, sino que ahora tenemos una misión de expertos ladrando desde Nueva York sobre arrestos y atropellos. Uno se queda pensando si esto no es meterse en un brete donde nadie sale favorecido.
Según la ONU, la cosa está más que salada. Desde el 2015, han documentado alrededor de 200 detenciones, y eso es solo lo que lograron registrar, diay. La misión, liderada por Marta Valiñas, dice que la represión se intensificó en momentos clave, como la toma de posesión de Maduro, con detenciones masivas y un sistema judicial que, según ellos, está más sumiso que perro faldero al ejecutivo. Y no solo eso, ¡ahora suman otras 14 personas más detenidas desde que hicieron su último reporte!
Lo más cargoso es que la ONU insiste en que la esperanza de justicia para las víctimas está en manos de las instancias internacionales. ¿En serio? Después de tanto tiempo, ¿creemos que la comunidad internacional va a resolver nuestros problemas? Conozco gente que no cree ni en la lotería, mucho menos en que nos saquen del aprieto desde afuera. Pero bueno, dicen que hay que darle oportunidad a todos, aunque a veces uno se sienta como buscando aguja en paja.
Para ponerle un poco de contexto a esto, recuerden que en el 2019, el Consejo de Derechos Humanos creó esta misión precisamente para investigar las denuncias de abusos. Y luego vinieron esas marchas post-reelección de Maduro, con 28 muertos, casi 2 mil detenidos… Una verdadera torta, mae. De esos detenidos, solo liberaron a unos 2 mil, pero la cosa sigue tensa y llena de sospechas.
Ahora, la Corte Penal Internacional (CPI) ya tiene varios años investigando si hubo crímenes de lesa humanidad cometidos durante las protestas de 2017. Francisco Cox Vial, otro miembro de la misión de la ONU, se quejó de que “se ha tardado demasiado” en avanzar con la investigación. Yo digo que sí, pero también hay que tener cuidado de no meternos en barderas y terminar acusando a inocentes. La CPI tiene sus procesos, y nosotros debemos respetar eso, aunque uno se impaciente.
La oposición venezolana, claro, sigue insistiendo en que ganaron las elecciones de 2024 y acusan a Maduro de hacer trampa. Lo mismo de siempre, diay. Pero mientras sigamos discutiendo quién ganó y quién perdió, la gente común seguirá sufriendo las consecuencias. Y eso, mi pana, es lo que realmente duele. Porque al final, quien paga la factura somos nosotros, los que miramos este circo desde la barrera.
Este caso me recuerda a las telenovelas venezolanas, llena de intriga, traiciones y giros inesperados. Pero con la diferencia de que aquí no hay guionistas, y las vidas de las personas están en juego. Y me pregunto, ¿hasta dónde llegará la comunidad internacional para ayudar a Venezuela? ¿Será suficiente para frenar la espiral de violencia y desesperación, o simplemente seguiremos siendo espectadores de una tragedia anunciada?
Ahora dime tú, ¿creen que la intervención de organismos internacionales como la ONU realmente puede cambiar el panorama en Venezuela o estamos condenados a ver cómo se profundiza aún más la crisis política y social? ¡Déjame tus comentarios abajo!
Según la ONU, la cosa está más que salada. Desde el 2015, han documentado alrededor de 200 detenciones, y eso es solo lo que lograron registrar, diay. La misión, liderada por Marta Valiñas, dice que la represión se intensificó en momentos clave, como la toma de posesión de Maduro, con detenciones masivas y un sistema judicial que, según ellos, está más sumiso que perro faldero al ejecutivo. Y no solo eso, ¡ahora suman otras 14 personas más detenidas desde que hicieron su último reporte!
Lo más cargoso es que la ONU insiste en que la esperanza de justicia para las víctimas está en manos de las instancias internacionales. ¿En serio? Después de tanto tiempo, ¿creemos que la comunidad internacional va a resolver nuestros problemas? Conozco gente que no cree ni en la lotería, mucho menos en que nos saquen del aprieto desde afuera. Pero bueno, dicen que hay que darle oportunidad a todos, aunque a veces uno se sienta como buscando aguja en paja.
Para ponerle un poco de contexto a esto, recuerden que en el 2019, el Consejo de Derechos Humanos creó esta misión precisamente para investigar las denuncias de abusos. Y luego vinieron esas marchas post-reelección de Maduro, con 28 muertos, casi 2 mil detenidos… Una verdadera torta, mae. De esos detenidos, solo liberaron a unos 2 mil, pero la cosa sigue tensa y llena de sospechas.
Ahora, la Corte Penal Internacional (CPI) ya tiene varios años investigando si hubo crímenes de lesa humanidad cometidos durante las protestas de 2017. Francisco Cox Vial, otro miembro de la misión de la ONU, se quejó de que “se ha tardado demasiado” en avanzar con la investigación. Yo digo que sí, pero también hay que tener cuidado de no meternos en barderas y terminar acusando a inocentes. La CPI tiene sus procesos, y nosotros debemos respetar eso, aunque uno se impaciente.
La oposición venezolana, claro, sigue insistiendo en que ganaron las elecciones de 2024 y acusan a Maduro de hacer trampa. Lo mismo de siempre, diay. Pero mientras sigamos discutiendo quién ganó y quién perdió, la gente común seguirá sufriendo las consecuencias. Y eso, mi pana, es lo que realmente duele. Porque al final, quien paga la factura somos nosotros, los que miramos este circo desde la barrera.
Este caso me recuerda a las telenovelas venezolanas, llena de intriga, traiciones y giros inesperados. Pero con la diferencia de que aquí no hay guionistas, y las vidas de las personas están en juego. Y me pregunto, ¿hasta dónde llegará la comunidad internacional para ayudar a Venezuela? ¿Será suficiente para frenar la espiral de violencia y desesperación, o simplemente seguiremos siendo espectadores de una tragedia anunciada?
Ahora dime tú, ¿creen que la intervención de organismos internacionales como la ONU realmente puede cambiar el panorama en Venezuela o estamos condenados a ver cómo se profundiza aún más la crisis política y social? ¡Déjame tus comentarios abajo!
