¡Ey, pura vida, compas del Foro! Arrancaron las pruebas estandarizadas sumativas para los últimos años de secundaria, y parece que este año sí, el CSE puso la mano dura. Ya saben, la prueba que define si te graduas o tienes que darle otra vuelta a los libros. Este lunes se pusieron a sudar más de 46 mil estudiantes en todo el país, demostrando que a pesar de todo, todavía hay ganas de aprender y salir adelante, aunque algunos seguro anduvieron pensando ‘diay, qué brete’.
Como les comentaba, este año la cosa cambió un poco. El Consejo Superior de Educación (CSE) decidió que la prueba sumativa vale un 50% de la nota final. Sí, leerón bien, ¡la mitad! El otro 50% sigue siendo la nota de presentación, esas tareas, proyectos y exámenes que le dan pelea a los profes durante todo el año. Antes era diferente, pero ahora toca espigarse con la prueba, porque realmente influye, ¿me entienden?
Y hablando de preparación, recordemos que allá por abril nos dimos cuenta cómo anda el nivel general con la prueba diagnóstica. Ahí los profes vieron dónde había que ponerle más empeño a algunas materias y buscaron formas creativas de ayudar a los estudiantes. No todo es apuntarles la nariz, sino guiarlos para que agarren las herramientas necesarias. Al final, eso es lo que importa: que aprendan, no solo aprobar.
Este año hubo varios apoyos especiales para quienes lo necesitaban. Según datos oficiales, casi 5,658 estudiantes recibieron adaptaciones, desde pruebas en braille hasta tiempo extra y ampliación de letra. Eso demuestra que el Ministerio de Educación Pública (MEP) está tratando de hacer las cosas bien, buscando brindar igualdad de oportunidades para todos. Claro, siempre hay espacio para mejorar, pero el esfuerzo está ahí, y eso se agradece.
Además, la tecnología jugó un papel importante. Muchos centros educativos optaron por la versión digital de la prueba, aprovechando la conectividad y los recursos disponibles. Otros, como el Liceo de Escazú, donde arrancaron oficialmente las pruebas, siguieron apostando por el formato tradicional. ¡Lo importante es que los estudiantes puedan demostrar lo que saben, sin importar el medio!
Ahora, volviendo al tema central, muchos se preguntan si esto afectará la calidad educativa. Algunos dicen que enfocarse tanto en una sola prueba puede llevar a que los estudiantes memoricen información en lugar de comprenderla. Pero otros argumentan que es una forma de medir el progreso y exigir estándares más altos. Lo cierto es que la polémica está servida y cada quien tiene su opinión, ¿verdad, compas?
Desde mi punto de vista, creo que el cambio es positivo, siempre y cuando los profes sigan haciendo su trabajo y fomenten el pensamiento crítico. Que los estudiantes no solo sepan repetir lo que ven en los libros, sino que sean capaces de analizar, interpretar y resolver problemas. Porque al final, eso es lo que necesitan para enfrentar los desafíos del futuro. Y ojo, que también es vital apoyar a los estudiantes que tienen dificultades, porque nadie nace sabiendo, ¡y todos merecemos una oportunidad!
Así que ya lo saben, compas. Las pruebas sumativas están en marcha, la nota final depende en gran medida de este examen, y el futuro de miles de estudiantes está en juego. ¿Ustedes creen que el CSE hizo bien al darle tanto peso a la prueba sumativa? ¿Debería haber otro criterio de evaluación o quizás más énfasis en la formación integral del estudiante? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes!
Como les comentaba, este año la cosa cambió un poco. El Consejo Superior de Educación (CSE) decidió que la prueba sumativa vale un 50% de la nota final. Sí, leerón bien, ¡la mitad! El otro 50% sigue siendo la nota de presentación, esas tareas, proyectos y exámenes que le dan pelea a los profes durante todo el año. Antes era diferente, pero ahora toca espigarse con la prueba, porque realmente influye, ¿me entienden?
Y hablando de preparación, recordemos que allá por abril nos dimos cuenta cómo anda el nivel general con la prueba diagnóstica. Ahí los profes vieron dónde había que ponerle más empeño a algunas materias y buscaron formas creativas de ayudar a los estudiantes. No todo es apuntarles la nariz, sino guiarlos para que agarren las herramientas necesarias. Al final, eso es lo que importa: que aprendan, no solo aprobar.
Este año hubo varios apoyos especiales para quienes lo necesitaban. Según datos oficiales, casi 5,658 estudiantes recibieron adaptaciones, desde pruebas en braille hasta tiempo extra y ampliación de letra. Eso demuestra que el Ministerio de Educación Pública (MEP) está tratando de hacer las cosas bien, buscando brindar igualdad de oportunidades para todos. Claro, siempre hay espacio para mejorar, pero el esfuerzo está ahí, y eso se agradece.
Además, la tecnología jugó un papel importante. Muchos centros educativos optaron por la versión digital de la prueba, aprovechando la conectividad y los recursos disponibles. Otros, como el Liceo de Escazú, donde arrancaron oficialmente las pruebas, siguieron apostando por el formato tradicional. ¡Lo importante es que los estudiantes puedan demostrar lo que saben, sin importar el medio!
Ahora, volviendo al tema central, muchos se preguntan si esto afectará la calidad educativa. Algunos dicen que enfocarse tanto en una sola prueba puede llevar a que los estudiantes memoricen información en lugar de comprenderla. Pero otros argumentan que es una forma de medir el progreso y exigir estándares más altos. Lo cierto es que la polémica está servida y cada quien tiene su opinión, ¿verdad, compas?
Desde mi punto de vista, creo que el cambio es positivo, siempre y cuando los profes sigan haciendo su trabajo y fomenten el pensamiento crítico. Que los estudiantes no solo sepan repetir lo que ven en los libros, sino que sean capaces de analizar, interpretar y resolver problemas. Porque al final, eso es lo que necesitan para enfrentar los desafíos del futuro. Y ojo, que también es vital apoyar a los estudiantes que tienen dificultades, porque nadie nace sabiendo, ¡y todos merecemos una oportunidad!
Así que ya lo saben, compas. Las pruebas sumativas están en marcha, la nota final depende en gran medida de este examen, y el futuro de miles de estudiantes está en juego. ¿Ustedes creen que el CSE hizo bien al darle tanto peso a la prueba sumativa? ¿Debería haber otro criterio de evaluación o quizás más énfasis en la formación integral del estudiante? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes!