Mae, vieras qué despiche. Uno pensaría que a estas alturas del partido, y nunca mejor dicho, las cúpulas políticas tendrían su vara bien amarrada para evitar sorpresas. Pero diay, parece que en el PLN la brújula anda medio perdida. Resulta que este fin de semana, en la asamblea de Alajuela, los delegados liberacionistas se jalaron una torta monumental para la campaña de Álvaro Ramos: le dijeron "nel" a su candidato de confianza y escogieron a otro mae. Así, sin vaselina. La línea que con tanto cuidado intentó trazar el aspirante presidencial se hizo humo en cuestión de votos.
La movida fue de campeonato. El ungido por Ramos era Pablo Villalobos, un dirigente con colmillo que ya había sido asesor legislativo y que, en teoría, era ficha segura. Pero del otro lado de la cancha estaba Eder Hernández, quien, contra todo pronóstico, le ganó el pulso y se quedó con el segundo lugar de la diputación por la provincia. Cuando le preguntaron a Hernández cómo lo logró, el mae, muy diplomático, soltó que fue su "liderazgo" y su capacidad de "convencer a la dirigencia". O sea, en buen tico: le serruchó el piso al candidato oficial mientras don Álvaro miraba para otro lado. ¡Qué nivel de jugada política! Es la clásica historia del partido que dice ir en una dirección, pero la base jala para otra completamente distinta.
Lo más interesante es que, lejos de mostrarse preocupado, Hernández se la jugó de valiente. Le dijo a la prensa que no teme que esta vara provoque una ruptura en los acuerdos del partido. O sea, el mae básicamente le mandó a decir a la cúpula que tranquilos, que él no va a hacer olas. Diay, uno no sabe si es que de verdad tiene todo bajo control o si es puro optimismo de recién electo, porque una movida así, tan en contra del candidato presidencial, casi siempre deja resentimientos y facturas por cobrar. Es como llegar a una fiesta a la que no te invitaron y además cambiar la música. Obviamente, el anfitrión no va a estar muy contento.
Y como en toda buena novela política tica, la cosa no podía terminar ahí. Apenas se supo el resultado, los seguidores de Villalobos, el candidato que quedó salado, pegaron el grito al cielo. Anunciaron que van a meter un recurso de amparo ante el tribunal interno del PLN. ¿La razón? Una supuesta deuda de casi 7 millones de colones que tendría Hernández con la Caja. ¡Plop! El ahora aspirante a diputado se defendió diciendo que él se desinscribió hace como cinco años y que ni idea de esa supuesta deuda, pero que "revisaría para ponerse al día". La respuesta, para ser sinceros, suena un poco a "déjeme revisar a ver qué me encuentro", lo cual no da mucha confianza. Este chunche podría complicarle el brete y darle a sus opositores la excusa perfecta para intentar bajarlo del caballo.
Al final, más allá del enredo local, este episodio es un síntoma de algo más grande. Muestra una desconexión preocupante entre el candidato presidencial y las bases de su propio partido. Que en una provincia tan clave como Alajuela le hagan una jalada de alfombra así, tan temprano en la carrera, es un pésimo presagio. La pregunta del millón que queda en el aire es: ¿creen que esto es solo un tropezón local o la primera señal de que la campaña de Ramos tiene fracturas serias desde la base? ¿Logrará el PLN unificar el brete antes de que la casa se les venga encima? Los leo, maes.
La movida fue de campeonato. El ungido por Ramos era Pablo Villalobos, un dirigente con colmillo que ya había sido asesor legislativo y que, en teoría, era ficha segura. Pero del otro lado de la cancha estaba Eder Hernández, quien, contra todo pronóstico, le ganó el pulso y se quedó con el segundo lugar de la diputación por la provincia. Cuando le preguntaron a Hernández cómo lo logró, el mae, muy diplomático, soltó que fue su "liderazgo" y su capacidad de "convencer a la dirigencia". O sea, en buen tico: le serruchó el piso al candidato oficial mientras don Álvaro miraba para otro lado. ¡Qué nivel de jugada política! Es la clásica historia del partido que dice ir en una dirección, pero la base jala para otra completamente distinta.
Lo más interesante es que, lejos de mostrarse preocupado, Hernández se la jugó de valiente. Le dijo a la prensa que no teme que esta vara provoque una ruptura en los acuerdos del partido. O sea, el mae básicamente le mandó a decir a la cúpula que tranquilos, que él no va a hacer olas. Diay, uno no sabe si es que de verdad tiene todo bajo control o si es puro optimismo de recién electo, porque una movida así, tan en contra del candidato presidencial, casi siempre deja resentimientos y facturas por cobrar. Es como llegar a una fiesta a la que no te invitaron y además cambiar la música. Obviamente, el anfitrión no va a estar muy contento.
Y como en toda buena novela política tica, la cosa no podía terminar ahí. Apenas se supo el resultado, los seguidores de Villalobos, el candidato que quedó salado, pegaron el grito al cielo. Anunciaron que van a meter un recurso de amparo ante el tribunal interno del PLN. ¿La razón? Una supuesta deuda de casi 7 millones de colones que tendría Hernández con la Caja. ¡Plop! El ahora aspirante a diputado se defendió diciendo que él se desinscribió hace como cinco años y que ni idea de esa supuesta deuda, pero que "revisaría para ponerse al día". La respuesta, para ser sinceros, suena un poco a "déjeme revisar a ver qué me encuentro", lo cual no da mucha confianza. Este chunche podría complicarle el brete y darle a sus opositores la excusa perfecta para intentar bajarlo del caballo.
Al final, más allá del enredo local, este episodio es un síntoma de algo más grande. Muestra una desconexión preocupante entre el candidato presidencial y las bases de su propio partido. Que en una provincia tan clave como Alajuela le hagan una jalada de alfombra así, tan temprano en la carrera, es un pésimo presagio. La pregunta del millón que queda en el aire es: ¿creen que esto es solo un tropezón local o la primera señal de que la campaña de Ramos tiene fracturas serias desde la base? ¿Logrará el PLN unificar el brete antes de que la casa se les venga encima? Los leo, maes.
