¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con el panorama político candela. Resulta que Álvaro Ramos, nuestro candidato del PLN, salió con unas verdades que hicieron temblar las paredes. Parece que no le está tragando fácil la jugada al gobierno actual y se echó tremenda cantada al hablar sobre cómo ciertas acciones están poniendo en riesgo nuestra democracia. Que si las normas que protegieron la estabilidad por décadas se están volteando, qué torta de situación.
Para refrescarles la memoria, todo esto viene después de que Mario Díaz-Balart, diputado gringo del Congreso de los Estados Unidos, expresó su “preocupación” por el proceso para levantar la inmunidad del Presidente Chaves. El tipo, desde allá, ya viendo cómo estamos, pidiendo información sobre cómo le hacemos aquí. Imagínate el diay, que un congresista americano esté metiéndose en nuestros asuntos políticos, eso sí que da que pensar. Y Ramos, aprovechando el momento, lanzó su pulla.
El candidato liberacionista no se anduvo con rodeos y dijo textualmente que la democracia costarricense es sólida, pero que lo que realmente preocupa es el gobierno. Según él, este ha demostrado una increíble disposición a romper las reglas que siempre nos han funcionado bien. Un verdadero brete, porque estos temas tienen que tomarse muy a pecho y no jugar así nomás con la estabilidad del país. No es ningún juego de niños, pues.
Y ojo, que Ramos no se quedó ahí, sino que recordó que el propio Presidente Chaves llegó al poder justamente a través del mismo sistema electoral que ahora está en tela de juicio. Qué ironía, ¿verdad? Uno llega prometiendo defender la democracia y luego parece que quiere cambiarle la cara al plato. Que se le agarre el hilo, como dicen por acá.
Ahora, claro, los fanáticos del oficialismo empezaron a gritar al cielo diciendo que Ramos está intentando meter miedo y que es pura campaña política. Pero, ¿quién está metiendo miedo a quién, eh? Cuando un extranjero como Díaz-Balart expresa sus inquietudes, toca escuchar y analizarlo con calma, sin ponerse a la defensiva. Porque aunque digan que somos “solidos”, pa’ afuera no se ve tan sólido como quisiéramos.
Lo cierto es que la institucionalidad costarricense, a pesar de todo, sigue siendo una envidia mundial. Tenemos un TSE independiente, una tradición de elecciones limpias… Por eso, a veces me pregunto si estos problemas son más propios de la idiosincrasia nacional, de la tendencia a politizarnos hasta en la sopa, que de algún complot externo. De verdad, a veces me hace pensar que nos auto-saboteamos con nuestras propias discusiones.
No obstante, no podemos ignorar las señales de alarma. Si observadores internacionales expresan preocupación, tenemos que tomarlas en serio. No es cuestión de caer en paranoia, pero tampoco de hacer caso omiso. Es importante mantener la calma, analizar la situación objetivamente y recordar que la responsabilidad de proteger la democracia recae en todos nosotros. Ese es el punto clave, ¿eh?
En fin, la cosa está caliente. Con toda esta polémica, no puedo evitar preguntarme: ¿Estamos ante una crisis genuina de la democracia costarricense o es simplemente el resultado de un ambiente político polarizado y algunas malas decisiones gubernamentales? ¿Ustedes qué piensan, compañeros del foro? ¡Denle duro a la discusión!
Para refrescarles la memoria, todo esto viene después de que Mario Díaz-Balart, diputado gringo del Congreso de los Estados Unidos, expresó su “preocupación” por el proceso para levantar la inmunidad del Presidente Chaves. El tipo, desde allá, ya viendo cómo estamos, pidiendo información sobre cómo le hacemos aquí. Imagínate el diay, que un congresista americano esté metiéndose en nuestros asuntos políticos, eso sí que da que pensar. Y Ramos, aprovechando el momento, lanzó su pulla.
El candidato liberacionista no se anduvo con rodeos y dijo textualmente que la democracia costarricense es sólida, pero que lo que realmente preocupa es el gobierno. Según él, este ha demostrado una increíble disposición a romper las reglas que siempre nos han funcionado bien. Un verdadero brete, porque estos temas tienen que tomarse muy a pecho y no jugar así nomás con la estabilidad del país. No es ningún juego de niños, pues.
Y ojo, que Ramos no se quedó ahí, sino que recordó que el propio Presidente Chaves llegó al poder justamente a través del mismo sistema electoral que ahora está en tela de juicio. Qué ironía, ¿verdad? Uno llega prometiendo defender la democracia y luego parece que quiere cambiarle la cara al plato. Que se le agarre el hilo, como dicen por acá.
Ahora, claro, los fanáticos del oficialismo empezaron a gritar al cielo diciendo que Ramos está intentando meter miedo y que es pura campaña política. Pero, ¿quién está metiendo miedo a quién, eh? Cuando un extranjero como Díaz-Balart expresa sus inquietudes, toca escuchar y analizarlo con calma, sin ponerse a la defensiva. Porque aunque digan que somos “solidos”, pa’ afuera no se ve tan sólido como quisiéramos.
Lo cierto es que la institucionalidad costarricense, a pesar de todo, sigue siendo una envidia mundial. Tenemos un TSE independiente, una tradición de elecciones limpias… Por eso, a veces me pregunto si estos problemas son más propios de la idiosincrasia nacional, de la tendencia a politizarnos hasta en la sopa, que de algún complot externo. De verdad, a veces me hace pensar que nos auto-saboteamos con nuestras propias discusiones.
No obstante, no podemos ignorar las señales de alarma. Si observadores internacionales expresan preocupación, tenemos que tomarlas en serio. No es cuestión de caer en paranoia, pero tampoco de hacer caso omiso. Es importante mantener la calma, analizar la situación objetivamente y recordar que la responsabilidad de proteger la democracia recae en todos nosotros. Ese es el punto clave, ¿eh?
En fin, la cosa está caliente. Con toda esta polémica, no puedo evitar preguntarme: ¿Estamos ante una crisis genuina de la democracia costarricense o es simplemente el resultado de un ambiente político polarizado y algunas malas decisiones gubernamentales? ¿Ustedes qué piensan, compañeros del foro? ¡Denle duro a la discusión!