¡Ay, Dios mío! Esto sí que fue un brete. El rescate del guardaparques que se cayó en el Cerro Yglesias, en la Isla del Coco, se convirtió en una verdadera torta entre las lluvias, la neblina densísima y unos deslizamientos que pusieron a prueba a todos los involucrados. Doce largas horas de espera, pura angustia y preocupación, antes de que pudieran siquiera iniciar el operativo completo. Parece que el clima decidió jugarles sucio.
Como bien saben, el Parque Nacional Isla del Coco es una maravilla mundial bajo el agua, pero en tierra firme… ¡uff!, es otra cosa. Un laberinto de montañas empinadas, selva impenetrable y condiciones climáticas impredecibles. Luis Fernández, el doctor de Bomberos, nos explicó que la situación fue tan complicada que los equipos tuvieron que refugiarse casi todo el día de ayer jueves, esperando una ventana de oportunidad que parecía no llegar jamás. Que si la neblina, que si la lluvia, que si los precipicios... ¡una combinación explosiva!
La información que tenemos es que, a pesar de las dificultades, los rescatistas lograron avanzar significativamente. A las 5:00 de la mañana de hoy, una primera patrulla inició el ascenso, y para las nueve de la mañana, finalmente hicieron contacto con el grupo que acompañaba al guardaparques, quien, según parece, estaba bastante golpeado. Ahora mismo están luchando contra el reloj para sacarlo de ahí, tratando de meterle empeño y rapidez al asunto, porque cada minuto cuenta.
Lo impresionante es la coordinación que se está viendo. Tenemos a guardaparques, guardacostas, bomberos y paramédicos trabajando codo a codo, en un esfuerzo conjunto por salvar una vida. Incluso, recibieron una oferta de ayuda por parte del gobierno de Estados Unidos, pero al ver la eficiencia y preparación de nuestros profesionales, prefirieron mantenerse en alerta, listos para intervenir si fuera necesario. ¡Eso dice mucho de cómo nos preparamos!
Y hablando de preparación, parece que el equipo que partió de Bahía Wafer hacia Los Elechales, una zona cercana al Cerro Yglesias, hizo un recorrido “a cachete”. Recorrieron el camino en apenas tres horas, un récord absoluto, considerando que se esperaban entre cuatro y seis. Ahí se nota que estos muchachos le meten gallos al brete, que no se andan con rodeos. ¡Son pura fibra!
Ahora, el gran desafío es calcular el tiempo restante. Fernández nos comentó que inicialmente esperaban que la embarcación del MSP llegara a Golfito esta noche, pero esa proyección se fue al traste. Están midiendo la velocidad de avance en terreno montañoso – alrededor de 150 metros por hora – y esperan que, con equipos adicionales de rescate, puedan tener una idea más clara de cuánto les tomará recorrer los seis kilómetros restantes hasta la Base Wafer. La verdad, es un tema delicado y requieren de mucha precisión.
Respecto al estado del guardaparques, la buena noticia es que, pese a los múltiples golpes sufridos tras la caída de 40 metros, se mantiene estable. Viaja inmovilizado y acompañado por cuatro paramédicos de Bomberos, quienes están controlando su dolor, presión arterial y respiración. Lo clasificaron como paciente politraumatizado, pero hasta ahora, todo indica que puede superar esta dura experiencia. ¡Aguante, compa!
En fin, toda esta historia nos demuestra la valentía y dedicación de nuestros guardaparques, quienes arriesgan sus vidas diariamente para proteger nuestro patrimonio natural. Pero me queda una duda, maes: ¿Ustedes creen que con tanta inversión en turismo, deberíamos priorizar también mejorar la infraestructura y seguridad en áreas remotas como el Parque Nacional Isla del Coco, para evitar tragedias como esta?
Como bien saben, el Parque Nacional Isla del Coco es una maravilla mundial bajo el agua, pero en tierra firme… ¡uff!, es otra cosa. Un laberinto de montañas empinadas, selva impenetrable y condiciones climáticas impredecibles. Luis Fernández, el doctor de Bomberos, nos explicó que la situación fue tan complicada que los equipos tuvieron que refugiarse casi todo el día de ayer jueves, esperando una ventana de oportunidad que parecía no llegar jamás. Que si la neblina, que si la lluvia, que si los precipicios... ¡una combinación explosiva!
La información que tenemos es que, a pesar de las dificultades, los rescatistas lograron avanzar significativamente. A las 5:00 de la mañana de hoy, una primera patrulla inició el ascenso, y para las nueve de la mañana, finalmente hicieron contacto con el grupo que acompañaba al guardaparques, quien, según parece, estaba bastante golpeado. Ahora mismo están luchando contra el reloj para sacarlo de ahí, tratando de meterle empeño y rapidez al asunto, porque cada minuto cuenta.
Lo impresionante es la coordinación que se está viendo. Tenemos a guardaparques, guardacostas, bomberos y paramédicos trabajando codo a codo, en un esfuerzo conjunto por salvar una vida. Incluso, recibieron una oferta de ayuda por parte del gobierno de Estados Unidos, pero al ver la eficiencia y preparación de nuestros profesionales, prefirieron mantenerse en alerta, listos para intervenir si fuera necesario. ¡Eso dice mucho de cómo nos preparamos!
Y hablando de preparación, parece que el equipo que partió de Bahía Wafer hacia Los Elechales, una zona cercana al Cerro Yglesias, hizo un recorrido “a cachete”. Recorrieron el camino en apenas tres horas, un récord absoluto, considerando que se esperaban entre cuatro y seis. Ahí se nota que estos muchachos le meten gallos al brete, que no se andan con rodeos. ¡Son pura fibra!
Ahora, el gran desafío es calcular el tiempo restante. Fernández nos comentó que inicialmente esperaban que la embarcación del MSP llegara a Golfito esta noche, pero esa proyección se fue al traste. Están midiendo la velocidad de avance en terreno montañoso – alrededor de 150 metros por hora – y esperan que, con equipos adicionales de rescate, puedan tener una idea más clara de cuánto les tomará recorrer los seis kilómetros restantes hasta la Base Wafer. La verdad, es un tema delicado y requieren de mucha precisión.
Respecto al estado del guardaparques, la buena noticia es que, pese a los múltiples golpes sufridos tras la caída de 40 metros, se mantiene estable. Viaja inmovilizado y acompañado por cuatro paramédicos de Bomberos, quienes están controlando su dolor, presión arterial y respiración. Lo clasificaron como paciente politraumatizado, pero hasta ahora, todo indica que puede superar esta dura experiencia. ¡Aguante, compa!
En fin, toda esta historia nos demuestra la valentía y dedicación de nuestros guardaparques, quienes arriesgan sus vidas diariamente para proteger nuestro patrimonio natural. Pero me queda una duda, maes: ¿Ustedes creen que con tanta inversión en turismo, deberíamos priorizar también mejorar la infraestructura y seguridad en áreas remotas como el Parque Nacional Isla del Coco, para evitar tragedias como esta?
