¡Ay, Dios mío! Otra vez nos golpea la adversidad en nuestras costas. Esta semana, la Benemérita Cruz Roja tuvo que recuperar el cuerpo de un señor de unos 40 años en Playa Piñuela, allá por Puerto Cortés. El pobre diablo se fue arrastrando por una corriente repentina el lunes pasado, y hasta hoy miércoles logramos encontrarlo. Que salado, la verdad.
La situación es que esto no es nuevo, chongos. Ya vamos sumando tragedias en nuestros ríos y playas, y parece que no aprendemos la lección. Según datos oficiales de la Cruz Roja, este año ya van 95 los fallecidos por accidentes acuáticos. ¡Un número de pelos de punta! Imagínate, casi 100 vidas perdidas en nuestro amado Costa Rica, por culpa del agua… qué bronca.
Y eso no es todo, amigos. Aparte de los fallecidos, tenemos 27 personas que han necesitado atención médica urgente por este tipo de incidentes. La mayoría terminan en hospitales luchando por su vida, luego de enfrentar situaciones límite en el agua. Estos números son realmente preocupantes, sobre todo si consideramos que todavía faltan algunos meses para que termine el año, donde históricamente estas cifras suelen inflar aún más.
Si bien es cierto que este año llevamos menos fatalidades que el año pasado – en 2024 lamentablemente registramos 113 decesos – la realidad es que el riesgo sigue latente. Parece que cada fin de semana hay alguna emergencia acuática en alguna parte del país. Desde Guanacaste hasta Limón, pasando por Puntarenas, la costa entera está llena de peligros escondidos bajo la belleza de sus aguas.
Para ponerle pa’l lote, solo entre el sábado pasado y este miércoles se reportaron siete muertes más relacionadas con accidentes acuáticos. Siete familias destrozadas, siete sueños truncados... ¡qué carga! Nos queda claro que la situación está requiriendo mucha más atención y concientización por parte de todos.
La Cruz Roja, como siempre, está haciendo lo posible. Sus equipos de rescate trabajan incansablemente, arriesgando sus propias vidas para salvar a otras personas. Pero no podemos depender solamente de ellos; todos debemos asumir nuestra responsabilidad. Necesitamos educar a nuestros niños sobre los riesgos del agua, respetar las señales de advertencia y, sobre todo, nunca aventurarnos a nadar en lugares inseguros.
Esta época de lluvias agrava aún más el panorama. Las corrientes se vuelven mucho más fuertes e impredecibles, incluso en lugares donde normalmente son tranquilas. Por eso, desde ya, les pido a todos los bañistas, pescadores y practicantes de deportes acuáticos: extremen las precauciones. No se confíen, presten atención a las condiciones climáticas y, si tienen dudas, mejor quédense en casa. ¡Más vale prevenir que lamentar!
En fin, la pregunta que me quiero hacerles a ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica, es esta: ¿Qué medidas creen que deberíamos tomar como sociedad para reducir drásticamente la cantidad de accidentes acuáticos en nuestro país? ¿Es suficiente con las campañas de concienciación de la Cruz Roja, o necesitamos implementar regulaciones más estrictas en cuanto a la seguridad en las playas y ríos? Den sus opiniones, comenten, compartan sus experiencias… ¡hablemos de esto antes de que ocurra otra tragedia!
La situación es que esto no es nuevo, chongos. Ya vamos sumando tragedias en nuestros ríos y playas, y parece que no aprendemos la lección. Según datos oficiales de la Cruz Roja, este año ya van 95 los fallecidos por accidentes acuáticos. ¡Un número de pelos de punta! Imagínate, casi 100 vidas perdidas en nuestro amado Costa Rica, por culpa del agua… qué bronca.
Y eso no es todo, amigos. Aparte de los fallecidos, tenemos 27 personas que han necesitado atención médica urgente por este tipo de incidentes. La mayoría terminan en hospitales luchando por su vida, luego de enfrentar situaciones límite en el agua. Estos números son realmente preocupantes, sobre todo si consideramos que todavía faltan algunos meses para que termine el año, donde históricamente estas cifras suelen inflar aún más.
Si bien es cierto que este año llevamos menos fatalidades que el año pasado – en 2024 lamentablemente registramos 113 decesos – la realidad es que el riesgo sigue latente. Parece que cada fin de semana hay alguna emergencia acuática en alguna parte del país. Desde Guanacaste hasta Limón, pasando por Puntarenas, la costa entera está llena de peligros escondidos bajo la belleza de sus aguas.
Para ponerle pa’l lote, solo entre el sábado pasado y este miércoles se reportaron siete muertes más relacionadas con accidentes acuáticos. Siete familias destrozadas, siete sueños truncados... ¡qué carga! Nos queda claro que la situación está requiriendo mucha más atención y concientización por parte de todos.
La Cruz Roja, como siempre, está haciendo lo posible. Sus equipos de rescate trabajan incansablemente, arriesgando sus propias vidas para salvar a otras personas. Pero no podemos depender solamente de ellos; todos debemos asumir nuestra responsabilidad. Necesitamos educar a nuestros niños sobre los riesgos del agua, respetar las señales de advertencia y, sobre todo, nunca aventurarnos a nadar en lugares inseguros.
Esta época de lluvias agrava aún más el panorama. Las corrientes se vuelven mucho más fuertes e impredecibles, incluso en lugares donde normalmente son tranquilas. Por eso, desde ya, les pido a todos los bañistas, pescadores y practicantes de deportes acuáticos: extremen las precauciones. No se confíen, presten atención a las condiciones climáticas y, si tienen dudas, mejor quédense en casa. ¡Más vale prevenir que lamentar!
En fin, la pregunta que me quiero hacerles a ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica, es esta: ¿Qué medidas creen que deberíamos tomar como sociedad para reducir drásticamente la cantidad de accidentes acuáticos en nuestro país? ¿Es suficiente con las campañas de concienciación de la Cruz Roja, o necesitamos implementar regulaciones más estrictas en cuanto a la seguridad en las playas y ríos? Den sus opiniones, comenten, compartan sus experiencias… ¡hablemos de esto antes de que ocurra otra tragedia!