¡Ay, ay, ay! El PUSC anda con un brete tremendo, chavos. Entre tanto parloteo de campaña y promesas de cambio, parece que el asunto del señor Jorge Arturo Campos, imputado en el Caso Richter, les está sacando la sabana. Ya saben, el candidato presidencial Juan Carlos Hidalgo prometió tomar cartas en el asunto una vez que tuviera toda la información de la Fiscalía, pero vaya que se le está alargando la jugada.
Para refrescarles la memoria, el Caso Richter es una movida turbia donde varios funcionarios públicos, incluyendo al diputado Leslye Bojorges y la alcaldesa Gabriela Jiménez, están metidos en cositas que no deberían. Campos, que antes era solo un sospechoso, ahora figura oficialmente como sexto imputado, ¿se imaginan el fiestón?
La Fiscalía General de la República mandó la confirmación a Hidalgo hace como quince días, el once de septiembre, pero al parecer, todavía andan consultando “cosas adicionales”, dicen ellos. ¡Qué desconcierto! Uno se queda preguntándose qué tan complicado puede ser leer un documento que te dice clarito que un hombre está acusado de delitos de cohecho y tráfico de influencias, ¡una torta!
Y ni hablar del diputado Bojorges, que pa’ remate, está atacando a Hidalgo con creces. Dice que el candidato presidencial tiene motivaciones personales para quererlo sacar del partido, ¡vaya pelea de gallos! Parece que los ánimos están más calientes que un churrasco en agosto. Recordemos que Hidalgo había pedido públicamente la expulsión de Bojorges, argumentando cuestionamientos éticos que él mismo detectó.
Lo curioso de todo esto es que, en plena Asamblea Nacional del PUSC, Hidalgo obligó a todos los aspirantes a diputaciones a firmar un papel jurando renunciar a su curul si eran implicados en algún proceso penal. ¡Pero ahí sigue Campos, esperando a ver qué decide Hidalgo! Esto huele raro, diay, muy raro.
En el expediente judicial, Campos aparece como el nexo entre Bojorges y otros personajes que estarían involucrados en una red de favores y paguitos ilegales. Además, lo relacionan con Jonathan Herrera González, un autobusero investigado por lavado de dinero en el caso Madre Patria. ¡Parece novela de José Vidal! Las llamadas interceptadas entre Campos y Herrera hablan de apoyos logísticos y políticos, lo que levanta más sospechas, mijo.
Según la Fiscalía, Campos es el único imputado en el Caso Richter al que no le decomisaron el teléfono móvil. ¡Imaginen cuánta información podría haber ahí dentro! Mientras tanto, los demás teléfonos siguen bajo llave, a la espera de la orden judicial para abrirlos. Y vaya que estamos lentos, ¡qué sal!
Con todo esto, la imagen del PUSC se va al traste, chavos. Este escándalo llega justo en un momento crucial de la campaña electoral, y la indecisión de Hidalgo alimenta todas las especulaciones. ¿Será que Hidalgo está jugando a dos bandas para no perder votos o realmente está buscando hacer lo correcto? ¿Creen que el PUSC podrá superar este revés y salir fortalecido de esta situación o este caso Richter terminará sepultando sus aspiraciones presidenciales?
Para refrescarles la memoria, el Caso Richter es una movida turbia donde varios funcionarios públicos, incluyendo al diputado Leslye Bojorges y la alcaldesa Gabriela Jiménez, están metidos en cositas que no deberían. Campos, que antes era solo un sospechoso, ahora figura oficialmente como sexto imputado, ¿se imaginan el fiestón?
La Fiscalía General de la República mandó la confirmación a Hidalgo hace como quince días, el once de septiembre, pero al parecer, todavía andan consultando “cosas adicionales”, dicen ellos. ¡Qué desconcierto! Uno se queda preguntándose qué tan complicado puede ser leer un documento que te dice clarito que un hombre está acusado de delitos de cohecho y tráfico de influencias, ¡una torta!
Y ni hablar del diputado Bojorges, que pa’ remate, está atacando a Hidalgo con creces. Dice que el candidato presidencial tiene motivaciones personales para quererlo sacar del partido, ¡vaya pelea de gallos! Parece que los ánimos están más calientes que un churrasco en agosto. Recordemos que Hidalgo había pedido públicamente la expulsión de Bojorges, argumentando cuestionamientos éticos que él mismo detectó.
Lo curioso de todo esto es que, en plena Asamblea Nacional del PUSC, Hidalgo obligó a todos los aspirantes a diputaciones a firmar un papel jurando renunciar a su curul si eran implicados en algún proceso penal. ¡Pero ahí sigue Campos, esperando a ver qué decide Hidalgo! Esto huele raro, diay, muy raro.
En el expediente judicial, Campos aparece como el nexo entre Bojorges y otros personajes que estarían involucrados en una red de favores y paguitos ilegales. Además, lo relacionan con Jonathan Herrera González, un autobusero investigado por lavado de dinero en el caso Madre Patria. ¡Parece novela de José Vidal! Las llamadas interceptadas entre Campos y Herrera hablan de apoyos logísticos y políticos, lo que levanta más sospechas, mijo.
Según la Fiscalía, Campos es el único imputado en el Caso Richter al que no le decomisaron el teléfono móvil. ¡Imaginen cuánta información podría haber ahí dentro! Mientras tanto, los demás teléfonos siguen bajo llave, a la espera de la orden judicial para abrirlos. Y vaya que estamos lentos, ¡qué sal!
Con todo esto, la imagen del PUSC se va al traste, chavos. Este escándalo llega justo en un momento crucial de la campaña electoral, y la indecisión de Hidalgo alimenta todas las especulaciones. ¿Será que Hidalgo está jugando a dos bandas para no perder votos o realmente está buscando hacer lo correcto? ¿Creen que el PUSC podrá superar este revés y salir fortalecido de esta situación o este caso Richter terminará sepultando sus aspiraciones presidenciales?