¡Ay, Dios mío! La cruda realidad golpeó con fuerza a la comunidad de Piedades Sur, en San Ramón. Un deslizamiento de tierra dejó a una familia nicaragüense sumida en el dolor más profundo, perdiendo a tres de sus seres queridos. La cosa quedó bien fea, pues además, varios miembros de la familia resultaron ilesos, aunque con el alma hecha pedazos.
Según nos cuentan los vecinos y confirmaron las autoridades, todo empezó con las intensas lluvias del fin de semana pasado. El barro cedió, tragándose la vivienda donde vivía la familia Miranda Romero. La emergencia se reportó alrededor de las once y media de la noche del sábado, activando a Cruz Roja, Bomberos y la Fuerza Pública. Fue un operativo caótico, tratando de rescatar a los atrapados entre el lodo y los escombros, ¡qué torta!
Entre los afectados, encontramos a Edith Miranda Romero, la pequeña abanderada de la Escuela La Palma Occidente, cuyo sueño se truncó de manera tan inesperada. Su hermana, apenas con 19 años, y su tía, de 42, lograron sobrevivir milagrosamente. También resultó ileso un amigo de la familia, un tipo que andaba de visita y no tenía parentesco directo con ellos. Imagínate el susto que se llevaron todos, ¡tremendo brete!
María de los Ángeles Mora, la directora de la escuela, nos contó que los sobrevivientes están siendo atendidos por vecinos de la comunidad, quienes les han brindado refugio en una lechería cercana. “Están ahorita cuiditos, pero la preocupación más grande es cómo se van a repatriar los cuerpos a Nicaragua”, nos comentó Doña María, visiblemente afectada. La familia, como muchos otros migrantes, vive en condiciones precarias y necesita urgentemente ayuda para poder cumplir con este trámite tan doloroso.
La Escuela La Palma Occidente ha lanzado un llamado a la solidaridad, buscando el apoyo de toda la comunidad para cubrir los gastos de repatriación. “Esta es una familia de muy bajos recursos, necesitan toda la ayuda posible. Ya estamos coordinando con la Asociación de Desarrollo Comunal para organizar una colecta”, indicaron desde el centro educativo. Se habilitó el número del SINPE 6125-3756 a nombre de María del Rocío Pérez Cubero, y a partir del lunes estarán recibiendo donaciones directamente en la escuela. ¡Vamos a echarle corazón para ayudar a esta gente!
Las autoridades confirman que, lamentablemente, recuperaron tres cuerpos entre los escombros. Tres vidas segadas por la furia de la naturaleza, dejando un vacío irreparable en sus seres queridos. Las labores de rescate fueron complicadas debido a la inestabilidad del terreno, y la maquinaria pesada tuvo que trabajar contrarreloj para remover el lodo y buscar posibles sobrevivientes. Fue una escena desgarradora, con gritos de auxilio y lágrimas incontenibles... ¡qué sal!
Este tipo de tragedias nos recuerdan la importancia de estar preparados ante fenómenos naturales extremos, especialmente en zonas vulnerables como Piedades Sur. Es fundamental fortalecer las medidas preventivas, mejorar la infraestructura y educar a la población sobre los riesgos que enfrentamos. Además, es imperativo brindar apoyo a las comunidades afectadas, tanto en términos materiales como emocionales. Muchos se preguntan si esto era inevitable, si se podría haber hecho algo diferente….
Ante esta terrible situación, me pregunto: ¿Qué acciones podemos tomar, como ciudadanos costarricenses, para prevenir futuras tragedias causadas por deslizamientos de tierra y apoyar a las familias damnificadas? ¿Es suficiente la respuesta gubernamental actual o necesitamos exigir mayor inversión en prevención y asistencia?
Según nos cuentan los vecinos y confirmaron las autoridades, todo empezó con las intensas lluvias del fin de semana pasado. El barro cedió, tragándose la vivienda donde vivía la familia Miranda Romero. La emergencia se reportó alrededor de las once y media de la noche del sábado, activando a Cruz Roja, Bomberos y la Fuerza Pública. Fue un operativo caótico, tratando de rescatar a los atrapados entre el lodo y los escombros, ¡qué torta!
Entre los afectados, encontramos a Edith Miranda Romero, la pequeña abanderada de la Escuela La Palma Occidente, cuyo sueño se truncó de manera tan inesperada. Su hermana, apenas con 19 años, y su tía, de 42, lograron sobrevivir milagrosamente. También resultó ileso un amigo de la familia, un tipo que andaba de visita y no tenía parentesco directo con ellos. Imagínate el susto que se llevaron todos, ¡tremendo brete!
María de los Ángeles Mora, la directora de la escuela, nos contó que los sobrevivientes están siendo atendidos por vecinos de la comunidad, quienes les han brindado refugio en una lechería cercana. “Están ahorita cuiditos, pero la preocupación más grande es cómo se van a repatriar los cuerpos a Nicaragua”, nos comentó Doña María, visiblemente afectada. La familia, como muchos otros migrantes, vive en condiciones precarias y necesita urgentemente ayuda para poder cumplir con este trámite tan doloroso.
La Escuela La Palma Occidente ha lanzado un llamado a la solidaridad, buscando el apoyo de toda la comunidad para cubrir los gastos de repatriación. “Esta es una familia de muy bajos recursos, necesitan toda la ayuda posible. Ya estamos coordinando con la Asociación de Desarrollo Comunal para organizar una colecta”, indicaron desde el centro educativo. Se habilitó el número del SINPE 6125-3756 a nombre de María del Rocío Pérez Cubero, y a partir del lunes estarán recibiendo donaciones directamente en la escuela. ¡Vamos a echarle corazón para ayudar a esta gente!
Las autoridades confirman que, lamentablemente, recuperaron tres cuerpos entre los escombros. Tres vidas segadas por la furia de la naturaleza, dejando un vacío irreparable en sus seres queridos. Las labores de rescate fueron complicadas debido a la inestabilidad del terreno, y la maquinaria pesada tuvo que trabajar contrarreloj para remover el lodo y buscar posibles sobrevivientes. Fue una escena desgarradora, con gritos de auxilio y lágrimas incontenibles... ¡qué sal!
Este tipo de tragedias nos recuerdan la importancia de estar preparados ante fenómenos naturales extremos, especialmente en zonas vulnerables como Piedades Sur. Es fundamental fortalecer las medidas preventivas, mejorar la infraestructura y educar a la población sobre los riesgos que enfrentamos. Además, es imperativo brindar apoyo a las comunidades afectadas, tanto en términos materiales como emocionales. Muchos se preguntan si esto era inevitable, si se podría haber hecho algo diferente….
Ante esta terrible situación, me pregunto: ¿Qué acciones podemos tomar, como ciudadanos costarricenses, para prevenir futuras tragedias causadas por deslizamientos de tierra y apoyar a las familias damnificadas? ¿Es suficiente la respuesta gubernamental actual o necesitamos exigir mayor inversión en prevención y asistencia?