¡Ay, Dios mío! El turismo, la espina dorsal de nuestra economía, anda más apurado que chancho en venta. La Cámara Nacional de Turismo (Canatur) le pegó un coscorrón al Banco Central de Costa Rica (BCCR), exigiendo a gritos una bajada sustancial de la Tasa de Política Monetaria (TPM). Parece que la cosa se nos va al traste si no hacemos algo rápido, mae.
La verdad, la situación no pinta nada bonita. Ya llevamos diez meses seguidos viendo cómo la visitación extranjera se desploma. Cerca de 49 mil turistas menos este año comparado con el año pasado, ¿se imaginan eso? Eso significa que muchísimos negocios, especialmente los más pequeños y los que andan en zonas rurales y costeras, están sufriendo para sobrevivir. Están con el agua al cuello, diay.
Según Canatur, la apreciación del colón, esa moneda que a veces parece tener vida propia, y estos intereses tan altos, están haciendo que los precios de nuestros servicios turísticos sean prohibitivos para los extranjeros. ¡Literalmente, nos estamos ahogando en nuestro propio éxito! Un hotelito en Santa Teresa, por ejemplo, ahora cuesta más que uno en Cancún. ¡Qué sal!
Pero no es solo la depreciación del dólar, también influyen cosas internas, como la inflación que sigue dando vueltas en terrenos negativos, lejos del rango que el mismo Banco Central se había puesto como meta. Además, el crecimiento de la economía no está siendo precisamente explosivo; necesita un empujoncito, vamos. Y pa’ colmo, la Reserva Federal de Estados Unidos ya bajó sus tasas de interés... ¡nos están dejando atrás!
La carta que Canatur le envió al BCCR argumenta, con razón, que mantener estas altas tasas de interés es como echarle gasolina al fuego. Apuestan porque no hay presiones fuertes en el costo de vida, y que necesitamos incentivar la economía interna para que siga creciendo. Parece bastante lógico, ¿verdad? Pero al final, las decisiones nunca son simples, como dicen por ahí.
La raíz del problema parece ir más allá de un simple ajuste de la TPM. Hay factores externos e internos en juego, desde la inestabilidad geopolítica mundial hasta la competencia feroz que tenemos con otros destinos turísticos. Necesitamos un plan integral, un cambio de chip, para poder recuperar la competitividad. Y claro, con una comunicación transparente y efectiva entre el gobierno, el sector privado y los trabajadores del turismo.
Ahora bien, ¿qué pasará si el Banco Central no cede ante las peticiones de Canatur? Muchos temen que la situación empeore, que más negocios cierren sus puertas y que miles de familias pierdan su fuente de ingresos. Estamos hablando de un impacto social muy serio, y eso nadie lo puede ignorar. La inversión extranjera podría frenarse, y toda la reactivación económica que tanto anhelamos quedaría en el limbo. Ojalá no lleguemos a ese punto, pues sería qué torta.
En fin, la pelota está en el tejado del Banco Central. ¿Serán capaces de escuchar a los actores del sector turístico y tomar medidas urgentes para evitar una crisis mayor? ¿Creen que una bajada significativa de la Tasa de Política Monetaria es la solución correcta para impulsar nuevamente el turismo en Costa Rica, o hay otras opciones que deberíamos considerar?
La verdad, la situación no pinta nada bonita. Ya llevamos diez meses seguidos viendo cómo la visitación extranjera se desploma. Cerca de 49 mil turistas menos este año comparado con el año pasado, ¿se imaginan eso? Eso significa que muchísimos negocios, especialmente los más pequeños y los que andan en zonas rurales y costeras, están sufriendo para sobrevivir. Están con el agua al cuello, diay.
Según Canatur, la apreciación del colón, esa moneda que a veces parece tener vida propia, y estos intereses tan altos, están haciendo que los precios de nuestros servicios turísticos sean prohibitivos para los extranjeros. ¡Literalmente, nos estamos ahogando en nuestro propio éxito! Un hotelito en Santa Teresa, por ejemplo, ahora cuesta más que uno en Cancún. ¡Qué sal!
Pero no es solo la depreciación del dólar, también influyen cosas internas, como la inflación que sigue dando vueltas en terrenos negativos, lejos del rango que el mismo Banco Central se había puesto como meta. Además, el crecimiento de la economía no está siendo precisamente explosivo; necesita un empujoncito, vamos. Y pa’ colmo, la Reserva Federal de Estados Unidos ya bajó sus tasas de interés... ¡nos están dejando atrás!
La carta que Canatur le envió al BCCR argumenta, con razón, que mantener estas altas tasas de interés es como echarle gasolina al fuego. Apuestan porque no hay presiones fuertes en el costo de vida, y que necesitamos incentivar la economía interna para que siga creciendo. Parece bastante lógico, ¿verdad? Pero al final, las decisiones nunca son simples, como dicen por ahí.
La raíz del problema parece ir más allá de un simple ajuste de la TPM. Hay factores externos e internos en juego, desde la inestabilidad geopolítica mundial hasta la competencia feroz que tenemos con otros destinos turísticos. Necesitamos un plan integral, un cambio de chip, para poder recuperar la competitividad. Y claro, con una comunicación transparente y efectiva entre el gobierno, el sector privado y los trabajadores del turismo.
Ahora bien, ¿qué pasará si el Banco Central no cede ante las peticiones de Canatur? Muchos temen que la situación empeore, que más negocios cierren sus puertas y que miles de familias pierdan su fuente de ingresos. Estamos hablando de un impacto social muy serio, y eso nadie lo puede ignorar. La inversión extranjera podría frenarse, y toda la reactivación económica que tanto anhelamos quedaría en el limbo. Ojalá no lleguemos a ese punto, pues sería qué torta.
En fin, la pelota está en el tejado del Banco Central. ¿Serán capaces de escuchar a los actores del sector turístico y tomar medidas urgentes para evitar una crisis mayor? ¿Creen que una bajada significativa de la Tasa de Política Monetaria es la solución correcta para impulsar nuevamente el turismo en Costa Rica, o hay otras opciones que deberíamos considerar?