¡Aguafiestas! Después de tanto quilombo con temas políticos y economía, acá tenemos una nota que le da un respiro al corazón. El Inder, ese que a veces olvidamos que existe, puso manos a la obra y tiró la casa por la ventana – bueno, casi – para darle una alegría a los pescadores artesanales de toda la costa pacífica. Se trata de más de tres mil setecientos millones de colones, ¡una verdadera chimba!
Y no es que le estén echando la talla a cualquier lado, no ma’. Esta plata se repartió en proyectos bien concretos, pensando en solucionar problemas reales que llevan años afectando a las familias que dependen del mar. Imagínate, motores nuevos, un embarcadero que necesitaba urgente y hasta una fábrica de hielo para que el pescado no se eche a perder. Esto sí que es trabajar, güipies.
Para empezar, fueron 102 motores fuera de borda los que llegaron a las manos de los pescadores. Eso suena a poco, pero créeme, un motor viejo y averiado puede arruinarle el día a cualquiera. Con estos motores nuevos, que dicen ser más eficientes y amigables con el medio ambiente, ahora podrán salir a faenar tranquilos, sin que el motor les dé un susto en medio del viaje. ¡Eso sí que vale la pena!
Pero eso no es todo, porque también le dieron luz verde a la construcción del primer embarcadero en Costa de Pájaros. Ese lugar siempre ha sido un cuello de botella para el traslado de gente y productos, así que tener un embarcadero decente va a facilitar mucho la vida a todos. Además, ya están tramitando la licitación para la fábrica de hielo en Quepos y Parrita, otro problema histórico para los pescadores de esa zona. ¡Se ven cosas buenas, diay!
Y hablando de mejoras, también se armaron asociaciones y se apoyó a varios grupos de pescadores de diferentes comunidades. Desde Costa de Pájaros hasta Isla Chira, pasando por Quepos y Tárcoles, cada asociación recibió una partida de dinero para invertir en su desarrollo. ¡Es como si le estuvieran poniendo gasolina al motor de la pesca artesanal!
Ana Ruth Esquivel Medrano, presidenta de la Federación de Pescadores Artesanales en Pequeña Escala del Golfo de Nicoya, no se anduvo con rodeos y dijo que esos motores nuevos son una bendición. Según ella, los motores viejos fallaban todo el tiempo y ahora, con la nueva tecnología, ahorrarán combustible y aumentarán sus ventas. ¡Un alivio para el bolsillo, chunches!
Ricardo Quesada, el presidente ejecutivo del Inder, también soltó algunas frases bonitas, recalcando que el Inder está comprometido con las comunidades costeras y que quieren llevar desarrollo a quienes más lo necesitan. Dijo que este tipo de iniciativas demuestran que el desarrollo rural justo y sostenible sí es posible, y que aunque todavía queda mucho por hacer, se están dando pasos firmes en la dirección correcta. ¡Esperemos que siga así, mae!
En fin, todo esto suena bastante positivo, pero me pregunto… ¿Será suficiente esta inversión para realmente transformar la realidad de los pescadores artesanales a largo plazo? ¿O simplemente estamos viendo una solución temporal a un problema estructural? ¿Creen que el Inder debería enfocarse en otras áreas del desarrollo rural, o seguir apostando por el sector pesquero?
Y no es que le estén echando la talla a cualquier lado, no ma’. Esta plata se repartió en proyectos bien concretos, pensando en solucionar problemas reales que llevan años afectando a las familias que dependen del mar. Imagínate, motores nuevos, un embarcadero que necesitaba urgente y hasta una fábrica de hielo para que el pescado no se eche a perder. Esto sí que es trabajar, güipies.
Para empezar, fueron 102 motores fuera de borda los que llegaron a las manos de los pescadores. Eso suena a poco, pero créeme, un motor viejo y averiado puede arruinarle el día a cualquiera. Con estos motores nuevos, que dicen ser más eficientes y amigables con el medio ambiente, ahora podrán salir a faenar tranquilos, sin que el motor les dé un susto en medio del viaje. ¡Eso sí que vale la pena!
Pero eso no es todo, porque también le dieron luz verde a la construcción del primer embarcadero en Costa de Pájaros. Ese lugar siempre ha sido un cuello de botella para el traslado de gente y productos, así que tener un embarcadero decente va a facilitar mucho la vida a todos. Además, ya están tramitando la licitación para la fábrica de hielo en Quepos y Parrita, otro problema histórico para los pescadores de esa zona. ¡Se ven cosas buenas, diay!
Y hablando de mejoras, también se armaron asociaciones y se apoyó a varios grupos de pescadores de diferentes comunidades. Desde Costa de Pájaros hasta Isla Chira, pasando por Quepos y Tárcoles, cada asociación recibió una partida de dinero para invertir en su desarrollo. ¡Es como si le estuvieran poniendo gasolina al motor de la pesca artesanal!
Ana Ruth Esquivel Medrano, presidenta de la Federación de Pescadores Artesanales en Pequeña Escala del Golfo de Nicoya, no se anduvo con rodeos y dijo que esos motores nuevos son una bendición. Según ella, los motores viejos fallaban todo el tiempo y ahora, con la nueva tecnología, ahorrarán combustible y aumentarán sus ventas. ¡Un alivio para el bolsillo, chunches!
Ricardo Quesada, el presidente ejecutivo del Inder, también soltó algunas frases bonitas, recalcando que el Inder está comprometido con las comunidades costeras y que quieren llevar desarrollo a quienes más lo necesitan. Dijo que este tipo de iniciativas demuestran que el desarrollo rural justo y sostenible sí es posible, y que aunque todavía queda mucho por hacer, se están dando pasos firmes en la dirección correcta. ¡Esperemos que siga así, mae!
En fin, todo esto suena bastante positivo, pero me pregunto… ¿Será suficiente esta inversión para realmente transformar la realidad de los pescadores artesanales a largo plazo? ¿O simplemente estamos viendo una solución temporal a un problema estructural? ¿Creen que el Inder debería enfocarse en otras áreas del desarrollo rural, o seguir apostando por el sector pesquero?
