Costa Rica se durmió en sus laureles, y ahora es el país de América Latina donde la pobreza aumentó más entre los años 2008 y 2009.
Mientras que en la mayoría de los países latinoamericanos caen los índices de pobreza e indigencia, Costa Rica comparte con México y Ecuador el feo privilegio de verlos aumentar.
El informe "Panorama social de América Latina 2010" de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), presentado en Santiago de Chile por la Secretaria Ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, proyecta que la pobreza y la indigencia disminuirán 1,0 y 0,4 puntos porcentuales en relación a 2009, cuando la región sufrió el mayor impacto de la crisis financiera internacional.
Pero en Costa Rica la pobreza aumentó de 16,4% a 18,9%, de acuerdo con datos de Cepal, que coinciden con los del Instituto Nacional de Estadística y Censos costarricense.
Estos datos son una severa advertencia para las clases dirigentes de un país que todavía se distingue entre sus vecinos centroamericanos -e incluso entre los latinoamericanos- por la relativa superioridad de la calidad de vida de su población, respaldada hasta ahora por una economía vigorosa con fundación en el diferencial educativo que exhiben sus habitantes en relación a sus vecinos. El índice de pobreza es el mejor indicador de una economía, y su aumento de 2,5% en Costa Rica, mientras que en la mayoría de los países de la región disminuye, señala problemas estructurales que urge corregir.
Roguemos porque esas clases dirigentes, políticos, empresarios, sindicatos, despierten de la comodidad que les brinda el atrincheramiento en sus respectivas corporaciones, para advertir que el sueño de una Costa Rica integrada al mundo desarrollado está aún muy lejano, y que solamente el trabajo serio guiado por los intereses del país y no solamente por los sectoriales, será el factor que impedirá que la brecha con el primer mundo continúe aumentando.