¡Ay, Dios mío! Aquí vamos de nuevo con Trump moviendo piezas en el tablero político. Resulta que ahora, para conseguir una visa H-1B en Estados Unidos – esa que le permite trabajar a gente de afuera, especialmente en el mundo de la tecnología – vas a tener que desembolsar unos jugosos $100,000 al año. ¡Un verdadero despilfarro si me preguntas!
¿Se imaginan la bronca que esto va a causar? Porque no es solo el cobro, sino que también lanzaron una “Gold Card” pa’ los millonarios. Un pase exprés pa' residentes con un millón de dólares invertidos en el país. Básicamente, abren la puerta a los que tienen lana y cierran la llave a los que necesitan el brete para progresar.
Esto afecta directamente a muchísima gente, mi pana. Pura data: unos 700,000 personas en Estados Unidos ya tienen esta visa, y la mayoría vienen de India. Esto significa que muchos ingenieros, científicos, doctores… la creme de la creme, digamos, van a tener que buscar otro lado pa' echarle ganas. Empresas medianas, que dependen de este talento externo pa’ competir, van a sufrir un montón.
El argumento del gobierno, pues qué te digo… el clásico: proteger al trabajador estadounidense. Dicen que las empresas van a tener que invertir en formar gente local en lugar de irse por la vía fácil de traer profesionales del extranjero. El secretario de comercio anda diciendo que esto va a impulsar las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Suena lindo, pero nos queda viendo cómo se desarrolla la vaina.
Pero ojo, porque no todos están contentos con esta movida. Muchos en la industria tecnológica, incluso gente como Elon Musk, dicen que la H-1B es esencial pa’ atraer cerebros de alto nivel. Argumentan que estos profesionales no quitan trabajos a los americanos, sino que aportan innovación y hacen crecer la economía. Parece que hay un choque de ideas bien duro en el horizonte.
Y ahí viene la otra cara de la moneda: la Gold Card. Pa' quién es esto, diay? Pa' los que tienen guita, obviamente. Una residencia permanente, casi seguro con camino a la ciudadanía, solo por invertir un millón de dólares. Ni hablar de dos millones si tienes un patrocinador empresarial. Calculan que con esto van a recaudar más de cien mil millones de dólares... ¡Imagínate qué atracón de plata!
Ahora, surgen muchas preguntas. ¿Es legal que Trump pueda poner precios así sin pasar por el Congreso? ¿Cómo afectará esto la competitividad de sectores clave como la tecnología y la salud? Lo que sí es claro es que esta medida va a profundizar esa brecha entre los que tienen y los que no. Van a ver más migración elitista, favoreciendo al capital, antes que al talento, mi pana.
Total, la historia parece estar escrita. Se cambian las reglas del juego pa’ miles de profesionales en el mundo, incluyendo muchos ticos que soñaban con darle una oportunidad a sus familias en Estados Unidos. Ahora, dime tú: ¿Crees que esta medida realmente beneficiará a la economía estadounidense o simplemente cerrará puertas a talentos valiosos? ¿Debería Costa Rica buscar estrategias para atraer a esos profesionales que ya no pueden entrar a Estados Unidos?
¿Se imaginan la bronca que esto va a causar? Porque no es solo el cobro, sino que también lanzaron una “Gold Card” pa’ los millonarios. Un pase exprés pa' residentes con un millón de dólares invertidos en el país. Básicamente, abren la puerta a los que tienen lana y cierran la llave a los que necesitan el brete para progresar.
Esto afecta directamente a muchísima gente, mi pana. Pura data: unos 700,000 personas en Estados Unidos ya tienen esta visa, y la mayoría vienen de India. Esto significa que muchos ingenieros, científicos, doctores… la creme de la creme, digamos, van a tener que buscar otro lado pa' echarle ganas. Empresas medianas, que dependen de este talento externo pa’ competir, van a sufrir un montón.
El argumento del gobierno, pues qué te digo… el clásico: proteger al trabajador estadounidense. Dicen que las empresas van a tener que invertir en formar gente local en lugar de irse por la vía fácil de traer profesionales del extranjero. El secretario de comercio anda diciendo que esto va a impulsar las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Suena lindo, pero nos queda viendo cómo se desarrolla la vaina.
Pero ojo, porque no todos están contentos con esta movida. Muchos en la industria tecnológica, incluso gente como Elon Musk, dicen que la H-1B es esencial pa’ atraer cerebros de alto nivel. Argumentan que estos profesionales no quitan trabajos a los americanos, sino que aportan innovación y hacen crecer la economía. Parece que hay un choque de ideas bien duro en el horizonte.
Y ahí viene la otra cara de la moneda: la Gold Card. Pa' quién es esto, diay? Pa' los que tienen guita, obviamente. Una residencia permanente, casi seguro con camino a la ciudadanía, solo por invertir un millón de dólares. Ni hablar de dos millones si tienes un patrocinador empresarial. Calculan que con esto van a recaudar más de cien mil millones de dólares... ¡Imagínate qué atracón de plata!
Ahora, surgen muchas preguntas. ¿Es legal que Trump pueda poner precios así sin pasar por el Congreso? ¿Cómo afectará esto la competitividad de sectores clave como la tecnología y la salud? Lo que sí es claro es que esta medida va a profundizar esa brecha entre los que tienen y los que no. Van a ver más migración elitista, favoreciendo al capital, antes que al talento, mi pana.
Total, la historia parece estar escrita. Se cambian las reglas del juego pa’ miles de profesionales en el mundo, incluyendo muchos ticos que soñaban con darle una oportunidad a sus familias en Estados Unidos. Ahora, dime tú: ¿Crees que esta medida realmente beneficiará a la economía estadounidense o simplemente cerrará puertas a talentos valiosos? ¿Debería Costa Rica buscar estrategias para atraer a esos profesionales que ya no pueden entrar a Estados Unidos?
