Pues fíjate que esto duele, diay. MisterChip, el español que sabe más de fútbol que muchos entrenadores acá, soltó la bomba en su canal de YouTube: nos comimos un sapo tremendo con esta eliminación de Costa Rica y Honduras del Mundial. No es que nadie esperaba milagros, pero la forma en que nos íbamos al traste... ¡tremenda torta!
El señor Alexis María, como le gusta llamarse, quedó visiblemente impactado viendo esos últimos minutos donde parecíamos tener la pelota atascada en el zapato. Dijo que hubo un partido, el Costa Rica-Honduras, que fue un ejercicio de impotencia total. Como si estuviéramos viendo una novela turca, esperando a que apareciera un milagro que nunca llegó.
Vamos a ponerle pausa al café y analizarlo con calma. Con el partido de Guatemala ya zafado, y con ellos necesitando a gritos un gol para meterse al repechaje, nosotros necesitábamos dos, o mínimo uno con el marcador en tres cero. Honduras, aferrándose al empate, también iba buscando desesperadamente la red. Pero en lugar de echarle ganas, parecía que nos habíamos puesto en modo avión. Seis o siete minutos, suficiente tiempo para mover el brete, y nada. Absolutamente nada.
Y ahí fue cuando MisterChip explotó. "¡Qué decepción más grande!”, exclamó. Lo describió como un desastre absoluto, un ejercicio de impotencia y, ojo, de incapacidad. Dos selecciones que históricamente han sido las faros de fútbol centroamericano, ahora se quedan fuera por no hacer su trabajo. Me da qué pensar eso, ¿no?
Honduras, claro, venía golpeada por la derrota en Nicaragua, que terminó por sentenciar su destino. Pero la eliminatoria de Costa Rica... ¡qué barbaridad! Una selección que había estado presente en varias Copas Mundiales, que hasta habíamos dado sorpresas, ahora se va con las manos vacías. ¿Será que el problema es el planteamiento táctico, la falta de actitud, o simplemente la mala suerte? Porque vaya sal nos cayó.
El hombre, que lleva años siguiendo de cerca este circo de la Concacaf, expresó su sorpresa por la manera en que Costa Rica jugó toda la eliminatoria. Parece que el buen juego se fue de vacaciones y dejó plantado al país entero. El empate contra Honduras, lejos de salvarnos, sirvió para sellar un fracaso histórico. Al final, no hubo magia, ni correcaminos, solo pura realidad cruda y dura.
Ahora, algunos van a decir que es culpa del entrenador, otros que los jugadores no dieron lo mejor de sí mismos, y otros tantos que la Federación necesita una limpieza profunda. Tal vez todos tengan razón, diay. Pero lo cierto es que estamos magreados. Nos tocó cargar con la chincha de ver cómo otra vez, nos vamos sin la posibilidad de representar a nuestro país en el máximo torneo de fútbol a nivel mundial. No digo que no haya talento, pero parece que no sabemos cómo aprovecharlo.
Con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que la solución pasa por un cambio radical en la filosofía del fútbol nacional, o sería suficiente con un nuevo técnico y unos cuantos jugadores nuevos para darle vuelta a esta tortilla? Vamos a encender la conversación en el foro, porque esto amerita un buen debate, mae.
El señor Alexis María, como le gusta llamarse, quedó visiblemente impactado viendo esos últimos minutos donde parecíamos tener la pelota atascada en el zapato. Dijo que hubo un partido, el Costa Rica-Honduras, que fue un ejercicio de impotencia total. Como si estuviéramos viendo una novela turca, esperando a que apareciera un milagro que nunca llegó.
Vamos a ponerle pausa al café y analizarlo con calma. Con el partido de Guatemala ya zafado, y con ellos necesitando a gritos un gol para meterse al repechaje, nosotros necesitábamos dos, o mínimo uno con el marcador en tres cero. Honduras, aferrándose al empate, también iba buscando desesperadamente la red. Pero en lugar de echarle ganas, parecía que nos habíamos puesto en modo avión. Seis o siete minutos, suficiente tiempo para mover el brete, y nada. Absolutamente nada.
Y ahí fue cuando MisterChip explotó. "¡Qué decepción más grande!”, exclamó. Lo describió como un desastre absoluto, un ejercicio de impotencia y, ojo, de incapacidad. Dos selecciones que históricamente han sido las faros de fútbol centroamericano, ahora se quedan fuera por no hacer su trabajo. Me da qué pensar eso, ¿no?
Honduras, claro, venía golpeada por la derrota en Nicaragua, que terminó por sentenciar su destino. Pero la eliminatoria de Costa Rica... ¡qué barbaridad! Una selección que había estado presente en varias Copas Mundiales, que hasta habíamos dado sorpresas, ahora se va con las manos vacías. ¿Será que el problema es el planteamiento táctico, la falta de actitud, o simplemente la mala suerte? Porque vaya sal nos cayó.
El hombre, que lleva años siguiendo de cerca este circo de la Concacaf, expresó su sorpresa por la manera en que Costa Rica jugó toda la eliminatoria. Parece que el buen juego se fue de vacaciones y dejó plantado al país entero. El empate contra Honduras, lejos de salvarnos, sirvió para sellar un fracaso histórico. Al final, no hubo magia, ni correcaminos, solo pura realidad cruda y dura.
Ahora, algunos van a decir que es culpa del entrenador, otros que los jugadores no dieron lo mejor de sí mismos, y otros tantos que la Federación necesita una limpieza profunda. Tal vez todos tengan razón, diay. Pero lo cierto es que estamos magreados. Nos tocó cargar con la chincha de ver cómo otra vez, nos vamos sin la posibilidad de representar a nuestro país en el máximo torneo de fútbol a nivel mundial. No digo que no haya talento, pero parece que no sabemos cómo aprovecharlo.
Con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que la solución pasa por un cambio radical en la filosofía del fútbol nacional, o sería suficiente con un nuevo técnico y unos cuantos jugadores nuevos para darle vuelta a esta tortilla? Vamos a encender la conversación en el foro, porque esto amerita un buen debate, mae.