¡Ay, Dios mío! Esto sí que es una bronca. Un bajío así en pleno domingo, justo cuando la gente estaba relajándose… Resulta que una panga se zafó en aguas de Puerto Jiménez y ahora andamos con el corazón en la garganta buscando a un pobre tipo que desapareció. Cuatro milagrosamente ilesos y otro, perdido en medio del mar. ¡Qué sal!
La cosa pasó temprano, pasaditas las seis de la mañana, cuando llegó la alerta al 9-1-1. Una embarcación volteada cerca de Punta Manzanillo, eso fue lo primero que dijeron. Inmediatamente, la Cruz Roja mandó refuerzos y el Guardacostas puso toda la carne al asador. Parece que la marea estaba picada, con olas fuertes y viento Surazo, eso complica la búsqueda, mae.
Según nos cuentan los pescadores de la zona, la panga era utilizada para tours turísticos, llevaba a gringos a ver ballenas jorobadas y otras cositas lindas. Pero hoy no había turistas, iban solamente cinco ticos, todos trabajadores de la zona, dicen. La identidad del desaparecido es Juan Pérez Vargas, unos treinta tacos, casado y padre de dos niños. Imagínate el susto que tienen sus familiares, ¡una verdadera torta!
Las labores de rescate no dan tregua. Helicópteros sobrevuelan la zona, lanchas patrullan sin parar y hasta barcos de pesca particulares se unieron a la búsqueda. Dicen que la visibilidad es baja debido a la neblina y al oleaje, lo cual dificulta muchísimo encontrarlo. El Servicio Nacional de Guardacostas está utilizando tecnología de punta, drones con cámaras térmicas y todo el rollo, pero la verdad es que el tiempo apremia. Cada hora que pasa, disminuyen las esperanzas de encontrarlo con vida.
Y hablando de esperanzas, los cuatro sobrevivientes están siendo atendidos psicológicamente. El shock debe haber sido terrible, verte frente a frente con la muerte así... Les dieron agua, comida, y los están tranquilizando, pero seguramente todavía están temblando, pensando en lo que pasó. Uno de ellos me comentó que sintió cómo el agua le entraba a toda velocidad y que luchó por agarrarse a un pedazo de madera flotante. ¡Menudo brete!
La comunidad de Puerto Jiménez está consternada. Todos se conocen aquí, es un pueblo chico y la desgracia de uno es la desgracia de todos. Hay muchísima solidaridad y preocupación por Juanito, como lo llaman cariñosamente. La gente ha ido llevando comida y agua a los equipos de rescate, ofreciendo ayuda donde pueden. Se nota que esto los ha tocado hondo, ver a alguien desaparecer así, en plena luz del día. No es fácil digerirlo.
Ahora bien, hay algunas interrogantes que quedan en el aire. ¿Qué causó exactamente el naufragio? ¿Fue un problema mecánico con la panga? ¿Una falla humana? ¿O simplemente la furia del mar? Las investigaciones apenas comienzan, pero espero que lleguen al fondo del asunto y se tomen medidas para evitar que algo así vuelva a suceder. Porque esto, además de doloroso, es prevenible, chunche. Hay que exigir que las embarcaciones estén en perfectas condiciones y que los capitanes sean altamente capacitados, diay.
En fin, seguimos esperando noticias del hallazgo de Juan Pérez. Ojalá pronto podamos tener buenas noticias y darle paz a su familia. Mientras tanto, sigamos rezando y enviándole toda nuestra energía positiva. ¿Ustedes qué piensan? Con tanta tragedia que vemos en las noticias, ¿creen que estamos perdiendo el miedo al mar o que estas tragedias nos hacen más conscientes de la fragilidad de la vida?
La cosa pasó temprano, pasaditas las seis de la mañana, cuando llegó la alerta al 9-1-1. Una embarcación volteada cerca de Punta Manzanillo, eso fue lo primero que dijeron. Inmediatamente, la Cruz Roja mandó refuerzos y el Guardacostas puso toda la carne al asador. Parece que la marea estaba picada, con olas fuertes y viento Surazo, eso complica la búsqueda, mae.
Según nos cuentan los pescadores de la zona, la panga era utilizada para tours turísticos, llevaba a gringos a ver ballenas jorobadas y otras cositas lindas. Pero hoy no había turistas, iban solamente cinco ticos, todos trabajadores de la zona, dicen. La identidad del desaparecido es Juan Pérez Vargas, unos treinta tacos, casado y padre de dos niños. Imagínate el susto que tienen sus familiares, ¡una verdadera torta!
Las labores de rescate no dan tregua. Helicópteros sobrevuelan la zona, lanchas patrullan sin parar y hasta barcos de pesca particulares se unieron a la búsqueda. Dicen que la visibilidad es baja debido a la neblina y al oleaje, lo cual dificulta muchísimo encontrarlo. El Servicio Nacional de Guardacostas está utilizando tecnología de punta, drones con cámaras térmicas y todo el rollo, pero la verdad es que el tiempo apremia. Cada hora que pasa, disminuyen las esperanzas de encontrarlo con vida.
Y hablando de esperanzas, los cuatro sobrevivientes están siendo atendidos psicológicamente. El shock debe haber sido terrible, verte frente a frente con la muerte así... Les dieron agua, comida, y los están tranquilizando, pero seguramente todavía están temblando, pensando en lo que pasó. Uno de ellos me comentó que sintió cómo el agua le entraba a toda velocidad y que luchó por agarrarse a un pedazo de madera flotante. ¡Menudo brete!
La comunidad de Puerto Jiménez está consternada. Todos se conocen aquí, es un pueblo chico y la desgracia de uno es la desgracia de todos. Hay muchísima solidaridad y preocupación por Juanito, como lo llaman cariñosamente. La gente ha ido llevando comida y agua a los equipos de rescate, ofreciendo ayuda donde pueden. Se nota que esto los ha tocado hondo, ver a alguien desaparecer así, en plena luz del día. No es fácil digerirlo.
Ahora bien, hay algunas interrogantes que quedan en el aire. ¿Qué causó exactamente el naufragio? ¿Fue un problema mecánico con la panga? ¿Una falla humana? ¿O simplemente la furia del mar? Las investigaciones apenas comienzan, pero espero que lleguen al fondo del asunto y se tomen medidas para evitar que algo así vuelva a suceder. Porque esto, además de doloroso, es prevenible, chunche. Hay que exigir que las embarcaciones estén en perfectas condiciones y que los capitanes sean altamente capacitados, diay.
En fin, seguimos esperando noticias del hallazgo de Juan Pérez. Ojalá pronto podamos tener buenas noticias y darle paz a su familia. Mientras tanto, sigamos rezando y enviándole toda nuestra energía positiva. ¿Ustedes qué piensan? Con tanta tragedia que vemos en las noticias, ¿creen que estamos perdiendo el miedo al mar o que estas tragedias nos hacen más conscientes de la fragilidad de la vida?
