¡Ay, Dios mío! Este caso del Randall Gamboa está echando humo por todos lados. La Cancillería dice que van a echarle mano a la cosa, reclamarle a los gringos por el tratamiento que le dieron al pobre hombre, pero la familia, mándale saludos, está más que mosca con tanta promesa. Parece que los políticos siempre dicen cosas bonitas cuando hay bronca, ¿verdad?
Como les cuento, el Randall fue agarrado por los de Migraciones allá en Texas, hace unos cuantos mesez. Al principio, todo normal, contactando a la familia, todo bien. Pero luego, pufff, silencio. Desaparecido, como si se lo hubieran tragado enteros. Imagínate el susto que se pegaron sus panas y allegaditos.
Después de batallar, lo deportaron a Costa Rica el otro mes, pero ¡ni les digo! Llegó pa’ acá como trapo, prácticamente. Con daño cerebral, flaco como espagueti y con una enfermedad rara que se llama rabdomiólisis. Los doctores estaban preocupadísimos desde un inicio, diciendo que estaba en una situación muy delicada. Un verdadero despiche.
El ministro Tinoco, ahora, se está rifando explicando que revisó el papeleo del consulado y que ya están subiendo el nivel de comunicación con el Departamento de Estado de Estados Unidos. Dice que van a enviar una nota verbal, que es como una carta formal, para que le expliquen qué demonios pasó con el Randall. Uno quiere creerle, pero con tanta rodeadura... ¡qué sal!
Pero la hermana del Randall, Greidy, no se anda con vueltas. Ella dice “ver para creer”. Está harta de promesas vacías y quiere respuestas concretas. Tiene razón, ¿quién de nosotros no estaría igual si fuera nuestro brother en esa situación? Lo que ella pide es simple: saber qué le hicieron al Randall, porque esa historia de que se enfermó solito no le cuadra a nadie. El tipo era trabajador, activo, ¿cómo pasa de estar bien a estar en coma?
Y hablando de coma, parece que las cosas no andan bien con la salud del Randall. Los médicos ya le pusieron ‘orden de no resucitar’, ¿se imaginan el golpe que eso le dio a la familia? Quiere decir que si se le detiene el corazón, no van a intentar reanimarlo porque dicen que lo empeoraría. Qué carga, señores. Una pesadilla completa.
Ahora, claro, las redes sociales están explotando. Hay gente furiosa exigiendo justicia para el Randall y criticando duramente tanto al gobierno de Costa Rica como al de Estados Unidos. Algunos dicen que deberíamos romper relaciones diplomáticas con los gringos, otros que deberían extraditar a los responsables. Un quilombo tremendo, como debe ser en estas situaciones. La vara se puso dura, brete.
En fin, la familia del Randall sigue luchando y esperando una señal de esperanza. Esperamos que las autoridades hagan lo posible para esclarecer este caso y darle una respuesta digna a esta tragedia. ¿Ustedes creen que realmente el gobierno logrará obtener respuestas honestas de Estados Unidos, o será otra oportunidad perdida para defender a nuestros compatriotas en el extranjero?
Como les cuento, el Randall fue agarrado por los de Migraciones allá en Texas, hace unos cuantos mesez. Al principio, todo normal, contactando a la familia, todo bien. Pero luego, pufff, silencio. Desaparecido, como si se lo hubieran tragado enteros. Imagínate el susto que se pegaron sus panas y allegaditos.
Después de batallar, lo deportaron a Costa Rica el otro mes, pero ¡ni les digo! Llegó pa’ acá como trapo, prácticamente. Con daño cerebral, flaco como espagueti y con una enfermedad rara que se llama rabdomiólisis. Los doctores estaban preocupadísimos desde un inicio, diciendo que estaba en una situación muy delicada. Un verdadero despiche.
El ministro Tinoco, ahora, se está rifando explicando que revisó el papeleo del consulado y que ya están subiendo el nivel de comunicación con el Departamento de Estado de Estados Unidos. Dice que van a enviar una nota verbal, que es como una carta formal, para que le expliquen qué demonios pasó con el Randall. Uno quiere creerle, pero con tanta rodeadura... ¡qué sal!
Pero la hermana del Randall, Greidy, no se anda con vueltas. Ella dice “ver para creer”. Está harta de promesas vacías y quiere respuestas concretas. Tiene razón, ¿quién de nosotros no estaría igual si fuera nuestro brother en esa situación? Lo que ella pide es simple: saber qué le hicieron al Randall, porque esa historia de que se enfermó solito no le cuadra a nadie. El tipo era trabajador, activo, ¿cómo pasa de estar bien a estar en coma?
Y hablando de coma, parece que las cosas no andan bien con la salud del Randall. Los médicos ya le pusieron ‘orden de no resucitar’, ¿se imaginan el golpe que eso le dio a la familia? Quiere decir que si se le detiene el corazón, no van a intentar reanimarlo porque dicen que lo empeoraría. Qué carga, señores. Una pesadilla completa.
Ahora, claro, las redes sociales están explotando. Hay gente furiosa exigiendo justicia para el Randall y criticando duramente tanto al gobierno de Costa Rica como al de Estados Unidos. Algunos dicen que deberíamos romper relaciones diplomáticas con los gringos, otros que deberían extraditar a los responsables. Un quilombo tremendo, como debe ser en estas situaciones. La vara se puso dura, brete.
En fin, la familia del Randall sigue luchando y esperando una señal de esperanza. Esperamos que las autoridades hagan lo posible para esclarecer este caso y darle una respuesta digna a esta tragedia. ¿Ustedes creen que realmente el gobierno logrará obtener respuestas honestas de Estados Unidos, o será otra oportunidad perdida para defender a nuestros compatriotas en el extranjero?