¡Ay, mae! Se nos fue Doña Karen Olsen Beck, una figura clave en la historia reciente de nuestro país. Confirmamos con pesar su fallecimiento este jueves a los 95 años; una edad respetable, claro, pero la pérdida duele igual, especialmente porque hablamos de alguien que dejó una huella imborrable.
Para los más jóvenes que quizás no recuerden todos los detalles, Karen Olsen Beck fue la esposa del legendario Don Pepe Figueres Ferrer, el fundador de la Segunda República. También mamá de Don José Figueres Olsen, quien tuvo sus propios capítulos presidenciales. Pero ella, a pesar de estar detrás de bambalinas, siempre demostró ser mucho más que ‘la esposa del presidente’ o ‘la madre del presidente’. Fue una mujer de convicciones fuertes, dedicada a causas sociales desde muy temprana edad.
Nació allá lejanito en Nueva York, en 1930, pero juró amor eterno a Costa Rica. Estudió arquitectura, ¡imagínate!, pero luego se encaminó hacia el servicio social y la sociología. Con eso quedó claro que su verdadera vocación era ayudar al prójimo. Obtuvo licenciaturas y hasta un máster en sociología, además de haber cursado estudios predoctorales; una vida llena de aprendizaje y compromiso intelectual, vamos.
Doña Karen no solo influyó en la política nacional como damas de honor durante los mandatos de sus esposos, sino que también trabajó activamente en proyectos sociales. Su labor abarcó desde programas de asistencia comunitaria hasta iniciativas de promoción de la educación y la salud, siempre con el sello distintivo de su dedicación y visión humanista. Recuerdo verla de pequeña en actos públicos, siempre elegante, pero sobre todo con una mirada cálida y genuina preocupada por el bienestar de la gente.
Su familia, integrada por sus cuatro hijos –José María, Karen Christiana, Mariano y Kirsten– es un testimonio vivo de su legado personal y familiar. Sus hijos han seguido sus pasos en distintos ámbitos, contribuyendo al desarrollo del país cada quien a su manera. El Presidente José María, como bien sabemos, tuvo dos periodos en el poder, marcando una época. Ahora, más que nunca, debemos recordar y honrar la memoria de esta gran matriarca.
Las reacciones no se hicieron esperar. De todas partes llovieron mensajes de condolencias y reconocimiento a su trayectoria. Desde el PLN hasta otros partidos políticos, todos coincidieron en destacar su humildad, inteligencia y entrega al servicio público. Incluso figuras de la sociedad civil, amigos y admiradores, expresaron su profundo dolor por su partida. En estos momentos, la nación entera se viste de luto, recordando los valiosos aportes de Doña Karen Olsen Beck a nuestra querida Costa Rica. Realmente, ¡qué pena!
Más allá de los homenajes oficiales y los discursos protocolarios, doña Karen representaba una generación de mujeres que lucharon incansablemente por construir un país más justo y equitativo. Un ejemplo de cómo se puede ejercer el liderazgo desde la sencillez y la pasión por servir a los demás. Su legado es inspiración para las nuevas generaciones, quienes deben tomar como modelo su compromiso con la patria y su profunda preocupación por el bienestar de todos los costarricenses. Este brete es duro para tanta gente, nadie niega eso.
Ahora, pensando en todo esto... considerando su larga trayectoria, su influencia en la política y su dedicación al servicio social, ¿creen ustedes que la historia le ha dado el lugar que merece a Karen Olsen Beck, o aún hay espacio para reevaluar su impacto en la construcción de Costa Rica? Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan mis compas sobre esta importante figura que hoy despedimos con cariño y respeto.
Para los más jóvenes que quizás no recuerden todos los detalles, Karen Olsen Beck fue la esposa del legendario Don Pepe Figueres Ferrer, el fundador de la Segunda República. También mamá de Don José Figueres Olsen, quien tuvo sus propios capítulos presidenciales. Pero ella, a pesar de estar detrás de bambalinas, siempre demostró ser mucho más que ‘la esposa del presidente’ o ‘la madre del presidente’. Fue una mujer de convicciones fuertes, dedicada a causas sociales desde muy temprana edad.
Nació allá lejanito en Nueva York, en 1930, pero juró amor eterno a Costa Rica. Estudió arquitectura, ¡imagínate!, pero luego se encaminó hacia el servicio social y la sociología. Con eso quedó claro que su verdadera vocación era ayudar al prójimo. Obtuvo licenciaturas y hasta un máster en sociología, además de haber cursado estudios predoctorales; una vida llena de aprendizaje y compromiso intelectual, vamos.
Doña Karen no solo influyó en la política nacional como damas de honor durante los mandatos de sus esposos, sino que también trabajó activamente en proyectos sociales. Su labor abarcó desde programas de asistencia comunitaria hasta iniciativas de promoción de la educación y la salud, siempre con el sello distintivo de su dedicación y visión humanista. Recuerdo verla de pequeña en actos públicos, siempre elegante, pero sobre todo con una mirada cálida y genuina preocupada por el bienestar de la gente.
Su familia, integrada por sus cuatro hijos –José María, Karen Christiana, Mariano y Kirsten– es un testimonio vivo de su legado personal y familiar. Sus hijos han seguido sus pasos en distintos ámbitos, contribuyendo al desarrollo del país cada quien a su manera. El Presidente José María, como bien sabemos, tuvo dos periodos en el poder, marcando una época. Ahora, más que nunca, debemos recordar y honrar la memoria de esta gran matriarca.
Las reacciones no se hicieron esperar. De todas partes llovieron mensajes de condolencias y reconocimiento a su trayectoria. Desde el PLN hasta otros partidos políticos, todos coincidieron en destacar su humildad, inteligencia y entrega al servicio público. Incluso figuras de la sociedad civil, amigos y admiradores, expresaron su profundo dolor por su partida. En estos momentos, la nación entera se viste de luto, recordando los valiosos aportes de Doña Karen Olsen Beck a nuestra querida Costa Rica. Realmente, ¡qué pena!
Más allá de los homenajes oficiales y los discursos protocolarios, doña Karen representaba una generación de mujeres que lucharon incansablemente por construir un país más justo y equitativo. Un ejemplo de cómo se puede ejercer el liderazgo desde la sencillez y la pasión por servir a los demás. Su legado es inspiración para las nuevas generaciones, quienes deben tomar como modelo su compromiso con la patria y su profunda preocupación por el bienestar de todos los costarricenses. Este brete es duro para tanta gente, nadie niega eso.
Ahora, pensando en todo esto... considerando su larga trayectoria, su influencia en la política y su dedicación al servicio social, ¿creen ustedes que la historia le ha dado el lugar que merece a Karen Olsen Beck, o aún hay espacio para reevaluar su impacto en la construcción de Costa Rica? Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan mis compas sobre esta importante figura que hoy despedimos con cariño y respeto.