¡Ay, Dios mío, qué bronca! Aquí en Costa Rica siempre nos sacamos sobresaltos, y este caso de Quepos es de pelar los pelos. Una pareja de europeos, tranquilos viviendo acá, aparecen muertos en medio de su propia finca…¡Qué sal!
Resulta que Manuela Daxer, austriaca, y Rüdiger Schickhaus, alemán, eran dueños de un terrenito chivísimo en Quepos, Puntarenas. Parece que lo tenían como su rancho, sabanero, donde iban a relajarse y escapar del frío de allá afuera. Pero ahora, la tranquilidad se fue al garete.
La Policía Judicial (OIJ), esos siempre pilas, recibieron un tip bien confiable la noche del lunes pasado. Un vecino, chévere él, les avisó que algo raro pasaba en la casa. Cuando llegaron los judiciales, pura bruma, ni rastro de la pareja. Empezaron a buscar y, ¡bam!, encontraron un montículo sospechoso cerca de la casa, con un olor espeluznante. Ahí descubrieron los cuerpos, pobre diós…
Según Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, los encontraron atados y metidos en bolsas, así que ya se puede decir que esto no fue un accidente. Y para rematar, había rastros de sangre por toda la casa, especialmente en la cocina, que parece que alguien le dio una limpiadita apresurada, tratando de borrar la evidencia... ¿Quién hace eso?
La parejita, como mencioné, eran originarios de Austria y Alemania, respectivamente. Su última visita a Costa Rica fue en agosto pasado, recién llegados para disfrutar unos meses de sol y relax. Al parecer, ellos vivían tranquilos, sin meterse en bretes. Sus familiares, desconsolados, confirman que no hay nadie más de la familia por acá ahorita.
Pero aquí viene lo curioso, maes. Resulta que la finca, ese paraíso tropical con sus arbolitos frutales, arroyuelos y hasta un establo, estaba en venta desde hacía tan solo dos meses. Un anuncio detalla que era un terreno de 50 mil varas cuadradas, con una casa modernísima de 550 metros cuadrados, aires acondicionados, fibra óptica… ¡Todo lujo! Parece que ahí entró el ojo gordo, o alguien vio oportunidad en la propiedad.
Ahora, la principal teoría es que esto pudo ser un asalto que salió terriblemente mal. Se está investigando a fondo si los criminales conocían a la pareja, si sabían que estaban en Costa Rica, y por supuesto, quién los contrató para hacer semejante barbaridad. El hecho de que la casa estuviera en venta y el intento de limpiar la escena del crimen sugieren que hubo premeditación, que no fue un robo cualquiera. La verdad, da qué pensar...
Este caso ha conmocionado a toda la comunidad de Quepos y a todo el país, mi gente. Nos preguntamos cómo podemos proteger a nuestros visitantes y evitar que estos horrores ocurran en nuestro suelo tico. ¿Ustedes creen que el gobierno debería tomar medidas más estrictas en cuanto a la seguridad turística, o que la responsabilidad recae principalmente en la prevención individual? ¡Den su opinión en el foro, quiero saber qué piensan!
Resulta que Manuela Daxer, austriaca, y Rüdiger Schickhaus, alemán, eran dueños de un terrenito chivísimo en Quepos, Puntarenas. Parece que lo tenían como su rancho, sabanero, donde iban a relajarse y escapar del frío de allá afuera. Pero ahora, la tranquilidad se fue al garete.
La Policía Judicial (OIJ), esos siempre pilas, recibieron un tip bien confiable la noche del lunes pasado. Un vecino, chévere él, les avisó que algo raro pasaba en la casa. Cuando llegaron los judiciales, pura bruma, ni rastro de la pareja. Empezaron a buscar y, ¡bam!, encontraron un montículo sospechoso cerca de la casa, con un olor espeluznante. Ahí descubrieron los cuerpos, pobre diós…
Según Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, los encontraron atados y metidos en bolsas, así que ya se puede decir que esto no fue un accidente. Y para rematar, había rastros de sangre por toda la casa, especialmente en la cocina, que parece que alguien le dio una limpiadita apresurada, tratando de borrar la evidencia... ¿Quién hace eso?
La parejita, como mencioné, eran originarios de Austria y Alemania, respectivamente. Su última visita a Costa Rica fue en agosto pasado, recién llegados para disfrutar unos meses de sol y relax. Al parecer, ellos vivían tranquilos, sin meterse en bretes. Sus familiares, desconsolados, confirman que no hay nadie más de la familia por acá ahorita.
Pero aquí viene lo curioso, maes. Resulta que la finca, ese paraíso tropical con sus arbolitos frutales, arroyuelos y hasta un establo, estaba en venta desde hacía tan solo dos meses. Un anuncio detalla que era un terreno de 50 mil varas cuadradas, con una casa modernísima de 550 metros cuadrados, aires acondicionados, fibra óptica… ¡Todo lujo! Parece que ahí entró el ojo gordo, o alguien vio oportunidad en la propiedad.
Ahora, la principal teoría es que esto pudo ser un asalto que salió terriblemente mal. Se está investigando a fondo si los criminales conocían a la pareja, si sabían que estaban en Costa Rica, y por supuesto, quién los contrató para hacer semejante barbaridad. El hecho de que la casa estuviera en venta y el intento de limpiar la escena del crimen sugieren que hubo premeditación, que no fue un robo cualquiera. La verdad, da qué pensar...
Este caso ha conmocionado a toda la comunidad de Quepos y a todo el país, mi gente. Nos preguntamos cómo podemos proteger a nuestros visitantes y evitar que estos horrores ocurran en nuestro suelo tico. ¿Ustedes creen que el gobierno debería tomar medidas más estrictas en cuanto a la seguridad turística, o que la responsabilidad recae principalmente en la prevención individual? ¡Den su opinión en el foro, quiero saber qué piensan!