Diay, gente, ¿vieron la última movida en el ajedrez político que se está armando para el 2026? Porque si parpadean, se lo pierden. Este fin de semana, en la Asamblea Nacional del PLN, soltaron la bomba para la Vieja Metrópoli: la doctora Janice Sandí Morales, actual presidenta de la Unión Médica Nacional, será la que encabece la papeleta de diputados por Cartago. Mae, la vara es que esto tiene más capas que una cebolla y vale la pena sentarse a desarmar el chunche con calma.
A primera vista, para Liberación Nacional, la jugada parece maestra. Fichan a una figura de alto perfil, una mujer profesional que lidera uno de los gremios más poderosos y vocales del país. Sandí no es una improvisada; tiene visibilidad mediática y un discurso articulado, lo cual es oro puro en campaña. Pero acá es donde el asunto se pone interesante y, para algunos, un poco incómodo. Hay que hacer memoria: para las elecciones de 2018, la misma Janice Sandí intentó llegar a Cuesta de Moras, pero con la bandera del Partido Republicano Social Cristiano. O sea, no estamos hablando de un cambio de camiseta cualquiera; es un salto ideológico que a más de un verdiblanco de hueso colorado le debe estar causando un cortocircuito.
Entonces, la pregunta cae por su propio peso: ¿esto es renovación o es puro pragmatismo electoral? Para un partido como el PLN, que lleva años con un discurso de que necesita "caras nuevas" y "oxigenarse", presentar como ficha principal en una provincia clave a alguien que hasta hace poco militaba en otra acera... es, por lo menos, una decisión audaz. No me malinterpreten, todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión, pero en política, estas piruetas se miran con lupa. ¿Es Sandí una conversión genuina a la socialdemocracia o simplemente vio en el PLN el vehículo con más gasolina para llegar a su destino? Solo ella sabe la respuesta, pero el electorado cartaginés va a tener que decidir si se cree el cuento.
Más allá del transfuguismo, está el factor gremial. Tener a la cabeza de la Unión Médica en la papeleta es un arma de doble filo. Por un lado, le garantiza al PLN un canal directo con un sector que sabe hacer bulla y defender sus intereses. El brete de Sandí ha sido precisamente ese: pelear por las condiciones de los médicos. Pero por otro lado, ¿legislará para todos los costarricenses o para su gremio? Esa es una duda legítima que sus adversarios van a explotar hasta el cansancio. La gente está harta de diputados que llegan a calentar la silla para favorecer a su grupito, y Sandí va a tener que sudar la gota gorda para convencer a la gente de que su agenda va más allá del Colegio de Médicos y Cirujanos.
Al final, esta candidatura es el retrato perfecto de la política tica actual: una mezcla de pragmatismo, búsqueda de figuras mediáticas y alianzas que hace unos años hubieran sido impensables. Es el tercer plato fuerte que anuncia el PLN, después de sus apuestas en Guanacaste y San José, y deja claro que están dispuestos a lo que sea con tal de armar una fracción que pese. La pelota ahora queda en la cancha de los votantes brumosos. Ustedes qué dicen, maes: ¿es un golazo de media cancha del PLN que les asegura un curul fijo, o están reciclando figuras a ver qué pega? ¿Le darían el voto a la doctora ahora que viste de verdiblanco? ¡Abro debate!
A primera vista, para Liberación Nacional, la jugada parece maestra. Fichan a una figura de alto perfil, una mujer profesional que lidera uno de los gremios más poderosos y vocales del país. Sandí no es una improvisada; tiene visibilidad mediática y un discurso articulado, lo cual es oro puro en campaña. Pero acá es donde el asunto se pone interesante y, para algunos, un poco incómodo. Hay que hacer memoria: para las elecciones de 2018, la misma Janice Sandí intentó llegar a Cuesta de Moras, pero con la bandera del Partido Republicano Social Cristiano. O sea, no estamos hablando de un cambio de camiseta cualquiera; es un salto ideológico que a más de un verdiblanco de hueso colorado le debe estar causando un cortocircuito.
Entonces, la pregunta cae por su propio peso: ¿esto es renovación o es puro pragmatismo electoral? Para un partido como el PLN, que lleva años con un discurso de que necesita "caras nuevas" y "oxigenarse", presentar como ficha principal en una provincia clave a alguien que hasta hace poco militaba en otra acera... es, por lo menos, una decisión audaz. No me malinterpreten, todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión, pero en política, estas piruetas se miran con lupa. ¿Es Sandí una conversión genuina a la socialdemocracia o simplemente vio en el PLN el vehículo con más gasolina para llegar a su destino? Solo ella sabe la respuesta, pero el electorado cartaginés va a tener que decidir si se cree el cuento.
Más allá del transfuguismo, está el factor gremial. Tener a la cabeza de la Unión Médica en la papeleta es un arma de doble filo. Por un lado, le garantiza al PLN un canal directo con un sector que sabe hacer bulla y defender sus intereses. El brete de Sandí ha sido precisamente ese: pelear por las condiciones de los médicos. Pero por otro lado, ¿legislará para todos los costarricenses o para su gremio? Esa es una duda legítima que sus adversarios van a explotar hasta el cansancio. La gente está harta de diputados que llegan a calentar la silla para favorecer a su grupito, y Sandí va a tener que sudar la gota gorda para convencer a la gente de que su agenda va más allá del Colegio de Médicos y Cirujanos.
Al final, esta candidatura es el retrato perfecto de la política tica actual: una mezcla de pragmatismo, búsqueda de figuras mediáticas y alianzas que hace unos años hubieran sido impensables. Es el tercer plato fuerte que anuncia el PLN, después de sus apuestas en Guanacaste y San José, y deja claro que están dispuestos a lo que sea con tal de armar una fracción que pese. La pelota ahora queda en la cancha de los votantes brumosos. Ustedes qué dicen, maes: ¿es un golazo de media cancha del PLN que les asegura un curul fijo, o están reciclando figuras a ver qué pega? ¿Le darían el voto a la doctora ahora que viste de verdiblanco? ¡Abro debate!