¡Ay, mi gente! Resulta que nuestros diputados, esos mismos que a veces parece que viven en otro planeta, van a hacer una sesión solemne en el recién inaugurado hospital Monseñor Sanabria en Puntarenas. Un aplauso pa’ ellos por visitar la provincia, aunque algunos ya se preguntan si es pura foto o si realmente van a ponerle empeño a solucionar los broncas que tiene el sur.
La idea es rendir homenaje a Juan Rafael Mora Porras y al General José María Cañas, figuras históricas importantes, claro. Pero ahí viene el juguito: la sesión está programada para las 1:30 p.m., y dicen que habrá un debate “reglado”. Eso quiere decir, unos discursos preparados, más que un intercambio honesto de ideas, ¿verdad?
Y ojo porque, según rumores, no va a haber espacio para discutir proyectos de ley. El reglamento lo prohíbe, así que, en vez de buscar soluciones a los problemas reales de Puntarenas, se limitarán a hablar por hablar. Uno se queda pensando qué tanto vale la pena ir con todo ese aparato si al final no se logra nada concreto.
Porque, miren, la realidad es dura allá abajo. La inseguridad anda que da miedo, la pobreza aprieta y el desempleo sigue siendo una losa gigante. Gente buena trabajando duro, pero sin oportunidades dignas. Y mientras tanto, los diputados andan dando vueltas... ¡Qué torta!
Ahora sí, la polémica se encendió cuando salió a la luz el costo de las giras de los diputados. Pilar Cisneros, una diputada bien recta, ha dicho que cada viaje le sale al país unos siete millones de colones. Siete millones, ¡diay! Imaginen cuántas cosas se podrían hacer con ese dinero en hospitales, escuelas o programas sociales...
Pero ahí apareció el diputado Francisco Nicolás, defendiendo a capa y espada a sus compañeros. Dijo que “Puntarenas cuesta más de siete millones”. Bueno, don Francisco, eso nadie lo niega, pero la cuestión es saber si están haciendo lo suficiente para ayudar a resolver los problemas de la provincia, ¿entiende?
Recuerdo que hace poco fueron a Limón, y no lograron tener quórum. ¡Una vergüenza! Congresistas faltando a citas importantes mientras la gente necesita ayuda urgente. Parece que hay prioridades revueltas. Y luego nos extrañamos cuando el país va a remolochos… ¡Qué sal!
En fin, vamos a esperar a ver qué sale de esta sesión en Puntarenas. Esperemos que no sea solo una visita protocolaria y que los diputados realmente escuchen a la gente y hagan algo por mejorar la calidad de vida de los puntarenenses. Me pregunto, ¿creen ustedes que este tipo de sesiones fuera de San José sirven de algo o simplemente son un gasto innecesario y una oportunidad para hacerse unas fotos bonitas?
La idea es rendir homenaje a Juan Rafael Mora Porras y al General José María Cañas, figuras históricas importantes, claro. Pero ahí viene el juguito: la sesión está programada para las 1:30 p.m., y dicen que habrá un debate “reglado”. Eso quiere decir, unos discursos preparados, más que un intercambio honesto de ideas, ¿verdad?
Y ojo porque, según rumores, no va a haber espacio para discutir proyectos de ley. El reglamento lo prohíbe, así que, en vez de buscar soluciones a los problemas reales de Puntarenas, se limitarán a hablar por hablar. Uno se queda pensando qué tanto vale la pena ir con todo ese aparato si al final no se logra nada concreto.
Porque, miren, la realidad es dura allá abajo. La inseguridad anda que da miedo, la pobreza aprieta y el desempleo sigue siendo una losa gigante. Gente buena trabajando duro, pero sin oportunidades dignas. Y mientras tanto, los diputados andan dando vueltas... ¡Qué torta!
Ahora sí, la polémica se encendió cuando salió a la luz el costo de las giras de los diputados. Pilar Cisneros, una diputada bien recta, ha dicho que cada viaje le sale al país unos siete millones de colones. Siete millones, ¡diay! Imaginen cuántas cosas se podrían hacer con ese dinero en hospitales, escuelas o programas sociales...
Pero ahí apareció el diputado Francisco Nicolás, defendiendo a capa y espada a sus compañeros. Dijo que “Puntarenas cuesta más de siete millones”. Bueno, don Francisco, eso nadie lo niega, pero la cuestión es saber si están haciendo lo suficiente para ayudar a resolver los problemas de la provincia, ¿entiende?
Recuerdo que hace poco fueron a Limón, y no lograron tener quórum. ¡Una vergüenza! Congresistas faltando a citas importantes mientras la gente necesita ayuda urgente. Parece que hay prioridades revueltas. Y luego nos extrañamos cuando el país va a remolochos… ¡Qué sal!
En fin, vamos a esperar a ver qué sale de esta sesión en Puntarenas. Esperemos que no sea solo una visita protocolaria y que los diputados realmente escuchen a la gente y hagan algo por mejorar la calidad de vida de los puntarenenses. Me pregunto, ¿creen ustedes que este tipo de sesiones fuera de San José sirven de algo o simplemente son un gasto innecesario y una oportunidad para hacerse unas fotos bonitas?