¡Ay, Dios mío! La noticia cayó como un balde de agua fría ayer: falleció Doña Karen Olsen Beck, exprimera dama y figura clave en la política nacional. Un mazazo, vamos, para toda la república. No importa si estás verde o maduro, todos conocíamos a Doña Karen; su paso por el Palacio Nacional dejó huella, y su trabajo en la fundación Figueres Ferrer siempre destacó. Se va una mujer de lucha y convicciones, eso nadie puede negarlo.
Para entender bien quién era Doña Karen, hay que remontarse a los años 80, cuando conoció al entonces presidente José María Figueres Olsen. Su relación, llena de altibajos como cualquier matrimonio, dio frutos políticos importantes. Además de su rol como Primera Dama, donde demostró ser mucho más que una acompañante protocolaria, también se desempeñó como diputada y lideró iniciativas sociales que tocaron fibras sensibles en muchos hogares costarricenses. Por si fuera poco, puso empeño en temas de desarme y paz, mostrando una visión global.
Las reacciones no tardaron en llegar. Desde diferentes corrientes políticas, líderes y ciudadanos expresaron sus condolencias a la familia, especialmente a Don José María y sus hijos. Montserrat Ruiz, diputada del PLN, fue una de las primeras en emitir un comunicado oficial, resaltando su trayectoria y legado. La verdad, es que se veía venir, ya que hace tiempo se sabía que Doña Karen estaba delicada de salud, pero así es la vida, ¿qué le vamos a hacer?
Pero no solo hubo mensajes formales. Activistas como Nicole Mesén compartieron mensajes más personales en sus redes, recordando momentos de encuentro y admiración. Danny Vargas, otro diputado, también envió sus condolencias, reconociendo la importancia de Doña Karen en la escena pública. Lo que demuestra que, a pesar de las diferencias ideológicas, existía respeto mutuo hacia ella. La política a veces da para mucho, pero en estos momentos toca poner de lado esas cosas y simplemente mostrar solidaridad.
Y sí, claro, las críticas no podían faltar. Algunos recordaron controversias pasadas, otras situaciones que generaron ruido en su momento. Pero aquí, en el Foro de Costa Rica, no nos vamos a prestar a esos juegos sucios. Doña Karen ya no está, y lo importante ahora es recordar su labor positiva, su compromiso con la sociedad y su entrega a causas nobles. Dejarle el cargo a otros y analizarla como parte de nuestra historia es lo que debemos hacer.
En retrospectiva, Doña Karen representaba una época en la política costarricense, una época donde las mujeres comenzaban a tomar roles protagónicos y a desafiar estereotipos. Fue pionera en muchos aspectos, abriendo camino para futuras generaciones de mujeres que aspiran a ocupar cargos públicos y a marcar la diferencia en la sociedad. Su voz resonará por mucho tiempo, tanto en la esfera política como en el ámbito social.
El funeral y los actos póstumos aún están siendo organizados por la familia, y seguramente veremos a muchas personalidades presentes para despedirla. Imaginen, a la gente de todas las tendencias políticas juntas, rendiendo homenaje a una mujer que dedicó gran parte de su vida al servicio público. Algo que hoy en día parece casi imposible, pero que sirve para recordar que, al final de cuentas, somos todos compatriotas, unidos por un mismo destino. ¡Qué lindo sería ver más cosas así en nuestro país!
Definitivamente, la partida de Doña Karen deja un vacío enorme en la política costarricense y en la memoria colectiva de todos nosotros. Ahora, me pregunto, ¿cree usted que la muerte de Doña Karen servirá para fomentar un diálogo más constructivo y respetuoso entre los actores políticos, o la polarización seguirá siendo la norma en nuestro país?
Para entender bien quién era Doña Karen, hay que remontarse a los años 80, cuando conoció al entonces presidente José María Figueres Olsen. Su relación, llena de altibajos como cualquier matrimonio, dio frutos políticos importantes. Además de su rol como Primera Dama, donde demostró ser mucho más que una acompañante protocolaria, también se desempeñó como diputada y lideró iniciativas sociales que tocaron fibras sensibles en muchos hogares costarricenses. Por si fuera poco, puso empeño en temas de desarme y paz, mostrando una visión global.
Las reacciones no tardaron en llegar. Desde diferentes corrientes políticas, líderes y ciudadanos expresaron sus condolencias a la familia, especialmente a Don José María y sus hijos. Montserrat Ruiz, diputada del PLN, fue una de las primeras en emitir un comunicado oficial, resaltando su trayectoria y legado. La verdad, es que se veía venir, ya que hace tiempo se sabía que Doña Karen estaba delicada de salud, pero así es la vida, ¿qué le vamos a hacer?
Pero no solo hubo mensajes formales. Activistas como Nicole Mesén compartieron mensajes más personales en sus redes, recordando momentos de encuentro y admiración. Danny Vargas, otro diputado, también envió sus condolencias, reconociendo la importancia de Doña Karen en la escena pública. Lo que demuestra que, a pesar de las diferencias ideológicas, existía respeto mutuo hacia ella. La política a veces da para mucho, pero en estos momentos toca poner de lado esas cosas y simplemente mostrar solidaridad.
Y sí, claro, las críticas no podían faltar. Algunos recordaron controversias pasadas, otras situaciones que generaron ruido en su momento. Pero aquí, en el Foro de Costa Rica, no nos vamos a prestar a esos juegos sucios. Doña Karen ya no está, y lo importante ahora es recordar su labor positiva, su compromiso con la sociedad y su entrega a causas nobles. Dejarle el cargo a otros y analizarla como parte de nuestra historia es lo que debemos hacer.
En retrospectiva, Doña Karen representaba una época en la política costarricense, una época donde las mujeres comenzaban a tomar roles protagónicos y a desafiar estereotipos. Fue pionera en muchos aspectos, abriendo camino para futuras generaciones de mujeres que aspiran a ocupar cargos públicos y a marcar la diferencia en la sociedad. Su voz resonará por mucho tiempo, tanto en la esfera política como en el ámbito social.
El funeral y los actos póstumos aún están siendo organizados por la familia, y seguramente veremos a muchas personalidades presentes para despedirla. Imaginen, a la gente de todas las tendencias políticas juntas, rendiendo homenaje a una mujer que dedicó gran parte de su vida al servicio público. Algo que hoy en día parece casi imposible, pero que sirve para recordar que, al final de cuentas, somos todos compatriotas, unidos por un mismo destino. ¡Qué lindo sería ver más cosas así en nuestro país!
Definitivamente, la partida de Doña Karen deja un vacío enorme en la política costarricense y en la memoria colectiva de todos nosotros. Ahora, me pregunto, ¿cree usted que la muerte de Doña Karen servirá para fomentar un diálogo más constructivo y respetuoso entre los actores políticos, o la polarización seguirá siendo la norma en nuestro país?