A veces, entre tanta noticia medio agüevada y uno que otro despiche político, llega una que le saca a uno una sonrisa de oreja a oreja. Y diay, mae, esta es una de esas. Hablemos de lo que pasó en Limón hace unos días, cuando la misión “Promesa Continua 2025” trajo de vuelta a aguas ticas al buque hospital USNS Comfort. No, no es una película de ciencia ficción, es una colaboración real entre la Caja y el gobierno de Estados Unidos que le cambió la vida, literalmente, a más de 1,500 personas.
Para los que no están enterados, el USNS Comfort es un chunche de otro nivel. Imagínense un hospital flotante de primer mundo, con quirófanos, especialistas y tecnología de punta, que atraca en el puerto para dar una mano. ¡Qué carga de vara! La logística se montó tanto en el barco como en tierra, en la terminal de cruceros de Japdeva, para atender a un mar de gente que llevaba tiempo esperando por una consulta o un procedimiento. Fue un brete monumental, coordinado por el Comando Sur de EE.UU. y nuestra propia CCSS.
Ahora, póngale atención a los números, porque no son cualquier cosa. Se atendieron exactamente 1,567 personas. ¡Mil quinientas sesenta y siete! En las consultas generales, los doctores vieron de todo: adultos con broncas osteomusculares (el clásico dolor de espalda que no se quita), problemas digestivos y de la piel. En los más pequeños, lo que más sonó fueron los males respiratorios, alergias y las típicas afecciones dermatológicas. El resultado: más de 1,500 limonenses con atención médica de primera, y todo a cachete, sin soltar un cinco.
Pero el plato fuerte, la verdadera joya de la corona, fueron las 48 cirugías. Estamos hablando de operaciones que para muchos eran un sueño lejano. Se hicieron cirugías de cataratas que le devolvieron la vista a la gente, se operaron hernias en chiquitos que ahora podrán correr y jugar sin dolor, y hasta se quitaron lipomas y cicatrices que afectaban la calidad de vida de muchos. El doctor Pablo Rodríguez, que fue el médico en jefe por parte de la Caja en todo este movimiento, lo resumió perfecto: “Es una alegría observar a los pacientes libres de malestares”. Y tiene toda la razón, mae. Esto va más allá de un procedimiento; es devolverle la dignidad y la tranquilidad a una persona.
Claro, no podemos tapar el sol con un dedo. Esto no es la solución definitiva a las listas de espera de la Caja ni a los desafíos estructurales de la salud pública en las zonas costeras. Nadie está diciendo eso. Pero es un respiro gigantesco, un empujón increíblemente valioso para cientos de familias limonenses. Es la prueba de que cuando hay voluntad y se unen fuerzas, se pueden lograr cosas asombrosas. Es un recordatorio de que la cooperación puede traer beneficios directos y tangibles a nuestra gente, justo donde más se necesita.
Al final del día, esta vara fue un éxito rotundo. ¡Qué tuanis ver este tipo de colaboraciones funcionando tan bien y dejando una huella tan positiva! Ver las fotos de la gente saliendo del barco o de la terminal, con sus medicamentos en mano y una cara de alivio, es de esas cosas que le renuevan a uno la fe en que se pueden hacer las cosas bien. Un aplauso de pie para todo el personal médico, tanto tico como estadounidense, que se fajó en esta misión.
Ahora les paso la bola a ustedes, maes. Más allá de esta misión, ¿qué otras iniciativas creen ustedes que podrían ayudar a aliviar la presión sobre el sistema de salud en zonas como Limón? ¿Es la colaboración internacional una vía que deberíamos explorar más a menudo? ¡Los leo en los comentarios!
Para los que no están enterados, el USNS Comfort es un chunche de otro nivel. Imagínense un hospital flotante de primer mundo, con quirófanos, especialistas y tecnología de punta, que atraca en el puerto para dar una mano. ¡Qué carga de vara! La logística se montó tanto en el barco como en tierra, en la terminal de cruceros de Japdeva, para atender a un mar de gente que llevaba tiempo esperando por una consulta o un procedimiento. Fue un brete monumental, coordinado por el Comando Sur de EE.UU. y nuestra propia CCSS.
Ahora, póngale atención a los números, porque no son cualquier cosa. Se atendieron exactamente 1,567 personas. ¡Mil quinientas sesenta y siete! En las consultas generales, los doctores vieron de todo: adultos con broncas osteomusculares (el clásico dolor de espalda que no se quita), problemas digestivos y de la piel. En los más pequeños, lo que más sonó fueron los males respiratorios, alergias y las típicas afecciones dermatológicas. El resultado: más de 1,500 limonenses con atención médica de primera, y todo a cachete, sin soltar un cinco.
Pero el plato fuerte, la verdadera joya de la corona, fueron las 48 cirugías. Estamos hablando de operaciones que para muchos eran un sueño lejano. Se hicieron cirugías de cataratas que le devolvieron la vista a la gente, se operaron hernias en chiquitos que ahora podrán correr y jugar sin dolor, y hasta se quitaron lipomas y cicatrices que afectaban la calidad de vida de muchos. El doctor Pablo Rodríguez, que fue el médico en jefe por parte de la Caja en todo este movimiento, lo resumió perfecto: “Es una alegría observar a los pacientes libres de malestares”. Y tiene toda la razón, mae. Esto va más allá de un procedimiento; es devolverle la dignidad y la tranquilidad a una persona.
Claro, no podemos tapar el sol con un dedo. Esto no es la solución definitiva a las listas de espera de la Caja ni a los desafíos estructurales de la salud pública en las zonas costeras. Nadie está diciendo eso. Pero es un respiro gigantesco, un empujón increíblemente valioso para cientos de familias limonenses. Es la prueba de que cuando hay voluntad y se unen fuerzas, se pueden lograr cosas asombrosas. Es un recordatorio de que la cooperación puede traer beneficios directos y tangibles a nuestra gente, justo donde más se necesita.
Al final del día, esta vara fue un éxito rotundo. ¡Qué tuanis ver este tipo de colaboraciones funcionando tan bien y dejando una huella tan positiva! Ver las fotos de la gente saliendo del barco o de la terminal, con sus medicamentos en mano y una cara de alivio, es de esas cosas que le renuevan a uno la fe en que se pueden hacer las cosas bien. Un aplauso de pie para todo el personal médico, tanto tico como estadounidense, que se fajó en esta misión.
Ahora les paso la bola a ustedes, maes. Más allá de esta misión, ¿qué otras iniciativas creen ustedes que podrían ayudar a aliviar la presión sobre el sistema de salud en zonas como Limón? ¿Es la colaboración internacional una vía que deberíamos explorar más a menudo? ¡Los leo en los comentarios!