¡Ay, mi casa! Después de tanto chisme y anuncios que parecían humo, parece que sí vamos viendo movimiento con el tren eléctrico para el Gran Área Metropolitana (GAM). Incofer y el Presidente presentaron el nuevo plan, dejando atrás las fantasías de la administración anterior y prometiendo un proyecto más aterrizado, aunque algunos todavía andamos con la mosca detrás de la oreja.
La vara es que este proyecto, bautizado como TIBI –porque en lengua Ngäbe significa ciempiés, ¡imagínate!– busca conectar San José, Heredia, Alajuela y Cartago. La idea suena chiva, porque sinceramente, movernos entre estas zonas es un brete, especialmente en hora pico. Pero la pregunta siempre es: ¿será que esta vez sí cumplen o nos van a dejar otra vez con la boca abierta?
Lo primero que rescatar es que ahora solo habrá dos rutas, a diferencia de las cuatro que se habían manejado anteriormente. Esto, según dicen desde Incofer, ayuda a bajar el costo a unos $800 millones, una cifra considerablemente menor a lo que se había proyectado antes. Eso sí, el financiamiento sigue dependiendo del BCIE, así que ahí toca cruzar los dedos para que no haya ningún imprevisto y el banco le dé el visto bueno.
Álvaro Bermúdez, el jefe de Incofer, fue claro: “Nos propusimos optimizar este proyecto con una visión clara: entregar a los costarricenses una propuesta sólida, alineada con las necesidades reales de la población y sin endeudar innecesariamente al país”. Suena lindo en papel, pero la gente ya anda escéptica, como bien dijo antes. Hemos escuchado tantas promesas que uno ya no sabe qué creer.
Por supuesto, ahora el proyecto tiene que pasar por la Asamblea Legislativa para obtener la aprobación del financiamiento. Ahí es donde la cosa se pone interesante, porque sabemos cómo pueden ser los legisladores a veces… ¡una torta! Que esperemos que tengan la madurez suficiente para ver los beneficios potenciales de este proyecto para todos los costarricenses, y no meterle palo por politiquerías.
Álvaro Alfaro, representante del BCIE, también puso énfasis en la importancia del respaldo técnico, político y financiero. Dijo que “hoy el tren si vino”, pero también advirtió que aún hay mucho camino por recorrer. Ya saben, así es la vida, siempre hay obstáculos en el camino. Pero mientras haya esperanza, tenemos que seguir remando.
Muchos analistas señalan que la reducción de rutas podría ser una estrategia para facilitar la aprobación en la Asamblea y evitar debates prolongados. Tal vez quieran ir directo al grano y conseguir el financiamiento lo más rápido posible, pero eso también puede significar que se hayan sacrificado algunas áreas importantes para simplificar el proceso. Veremos qué pasa, porque este es un tema que definitivamente vale la pena estar pendientes.
En fin, el proyecto del tren eléctrico ha resucitado, aunque con un nombre curioso y una ruta más acotada. Ahora la pelota está en el tejado de la Asamblea Legislativa. ¿Creen ustedes que este tren finalmente llegará a buen puerto, o estamos ante otro anuncio que se irá al traste? Compartan sus opiniones y experiencias en los comentarios!
La vara es que este proyecto, bautizado como TIBI –porque en lengua Ngäbe significa ciempiés, ¡imagínate!– busca conectar San José, Heredia, Alajuela y Cartago. La idea suena chiva, porque sinceramente, movernos entre estas zonas es un brete, especialmente en hora pico. Pero la pregunta siempre es: ¿será que esta vez sí cumplen o nos van a dejar otra vez con la boca abierta?
Lo primero que rescatar es que ahora solo habrá dos rutas, a diferencia de las cuatro que se habían manejado anteriormente. Esto, según dicen desde Incofer, ayuda a bajar el costo a unos $800 millones, una cifra considerablemente menor a lo que se había proyectado antes. Eso sí, el financiamiento sigue dependiendo del BCIE, así que ahí toca cruzar los dedos para que no haya ningún imprevisto y el banco le dé el visto bueno.
Álvaro Bermúdez, el jefe de Incofer, fue claro: “Nos propusimos optimizar este proyecto con una visión clara: entregar a los costarricenses una propuesta sólida, alineada con las necesidades reales de la población y sin endeudar innecesariamente al país”. Suena lindo en papel, pero la gente ya anda escéptica, como bien dijo antes. Hemos escuchado tantas promesas que uno ya no sabe qué creer.
Por supuesto, ahora el proyecto tiene que pasar por la Asamblea Legislativa para obtener la aprobación del financiamiento. Ahí es donde la cosa se pone interesante, porque sabemos cómo pueden ser los legisladores a veces… ¡una torta! Que esperemos que tengan la madurez suficiente para ver los beneficios potenciales de este proyecto para todos los costarricenses, y no meterle palo por politiquerías.
Álvaro Alfaro, representante del BCIE, también puso énfasis en la importancia del respaldo técnico, político y financiero. Dijo que “hoy el tren si vino”, pero también advirtió que aún hay mucho camino por recorrer. Ya saben, así es la vida, siempre hay obstáculos en el camino. Pero mientras haya esperanza, tenemos que seguir remando.
Muchos analistas señalan que la reducción de rutas podría ser una estrategia para facilitar la aprobación en la Asamblea y evitar debates prolongados. Tal vez quieran ir directo al grano y conseguir el financiamiento lo más rápido posible, pero eso también puede significar que se hayan sacrificado algunas áreas importantes para simplificar el proceso. Veremos qué pasa, porque este es un tema que definitivamente vale la pena estar pendientes.
En fin, el proyecto del tren eléctrico ha resucitado, aunque con un nombre curioso y una ruta más acotada. Ahora la pelota está en el tejado de la Asamblea Legislativa. ¿Creen ustedes que este tren finalmente llegará a buen puerto, o estamos ante otro anuncio que se irá al traste? Compartan sus opiniones y experiencias en los comentarios!