Maes, seamos honestos. Para cualquiera que viva en Cartago o tenga que ir seguido, hablar del cruce de La Lima era sinónimo de un dolor de cabeza asegurado. Era el punto negro, el embudo, ese lugar donde los minutos se convertían en horas y la paciencia se iba al traste. Por años hemos escuchado promesas, visto planos y aguantado presas infernales mientras se construía la salvación. Y diay, parece que el día finalmente llegó. Este domingo habilitaron el famoso túnel y, la verdad, ¡qué tuanis que por fin se vea una luz al final de... bueno, del túnel!
Vamos a la vara en sí. No es un chunche cualquiera. Estamos hablando de casi medio kilómetro (435 metros para los exigentes) de túnel que pasa por debajo de la ruta 2. La idea es simple pero potente: conectar de forma directa a la gente que viene de El Guarco y necesita agarrar pista para San José, sin tener que meterse en la rotonda del apocalipsis que se armaba ahí. Además, como para que la fiesta estuviera completa, abrieron también una rampa nueva que cruza el río Taras, dándole otra vía de escape al tráfico que va entrando a la Vieja Metrópoli. En el papel, es una jugada maestra para empezar a desenredar ese nudo vial.
Claro, como en todo brete grande en este país, no podemos tirar la casa por la ventana todavía. Esto es un primer gran paso, pero no es el final de la historia. El mismo MOPT nos recuerda que la obra no está al 100%. Todavía falta terminar las rotondas de La Lima y la de la Zona Franca, además de un puente clave a la salida de Cartago. Faltan detalles importantes como la iluminación completa, las calles marginales y un montón de señalización. O sea, celebramos la apertura, pero con un ojo puesto en que terminen todo el brete, porque si no, esta solución podría convertirse en otro cuello de botella más adelante. No sería la primera vez que nos pasa.
Lo que sí hay que reconocer es la escala del proyecto completo. Esta vara de los intercambios de Taras y La Lima es un monstruo de obra pública que, si se termina como está planeado, de verdad podría cambiarle la cara a la entrada de Cartago. Agilizar los viajes diarios para miles de personas que van y vienen del brete, mejorar la seguridad vial y modernizar una infraestructura que se había quedado pegada en los años 80. Cuando uno ve el plan completo, con todos los pasos a desnivel y las conexiones, tiene que admitir que es ¡qué carga de proyecto! La ambición está ahí, ahora solo falta que la ejecución no falle en la recta final.
Al final del día, esta es una de esas noticias que generan un optimismo cauteloso. Es un avance real y tangible que miles de conductores van a agradecer desde ya. Es un recordatorio de que, con buena planificación, sí se pueden solucionar los despistes viales que nos ahogan. Pero la prueba de fuego viene ahora, con el uso diario y la presión de que se terminen las fases que faltan. La pregunta queda en el aire y es para ustedes, la gente que de verdad lo vive todos los días. ¿Será este túnel el verdadero inicio del fin de las presas en Cartago? ¿O simplemente movimos el problema unos metros más allá?
Maes, los que ya pasaron por ahí, ¿qué les pareció? ¿De verdad se siente la diferencia o es puro show? ¿Creen que cuando terminen toda la vara el alivio será total? ¡Cuenten todo en los comentarios!
Vamos a la vara en sí. No es un chunche cualquiera. Estamos hablando de casi medio kilómetro (435 metros para los exigentes) de túnel que pasa por debajo de la ruta 2. La idea es simple pero potente: conectar de forma directa a la gente que viene de El Guarco y necesita agarrar pista para San José, sin tener que meterse en la rotonda del apocalipsis que se armaba ahí. Además, como para que la fiesta estuviera completa, abrieron también una rampa nueva que cruza el río Taras, dándole otra vía de escape al tráfico que va entrando a la Vieja Metrópoli. En el papel, es una jugada maestra para empezar a desenredar ese nudo vial.
Claro, como en todo brete grande en este país, no podemos tirar la casa por la ventana todavía. Esto es un primer gran paso, pero no es el final de la historia. El mismo MOPT nos recuerda que la obra no está al 100%. Todavía falta terminar las rotondas de La Lima y la de la Zona Franca, además de un puente clave a la salida de Cartago. Faltan detalles importantes como la iluminación completa, las calles marginales y un montón de señalización. O sea, celebramos la apertura, pero con un ojo puesto en que terminen todo el brete, porque si no, esta solución podría convertirse en otro cuello de botella más adelante. No sería la primera vez que nos pasa.
Lo que sí hay que reconocer es la escala del proyecto completo. Esta vara de los intercambios de Taras y La Lima es un monstruo de obra pública que, si se termina como está planeado, de verdad podría cambiarle la cara a la entrada de Cartago. Agilizar los viajes diarios para miles de personas que van y vienen del brete, mejorar la seguridad vial y modernizar una infraestructura que se había quedado pegada en los años 80. Cuando uno ve el plan completo, con todos los pasos a desnivel y las conexiones, tiene que admitir que es ¡qué carga de proyecto! La ambición está ahí, ahora solo falta que la ejecución no falle en la recta final.
Al final del día, esta es una de esas noticias que generan un optimismo cauteloso. Es un avance real y tangible que miles de conductores van a agradecer desde ya. Es un recordatorio de que, con buena planificación, sí se pueden solucionar los despistes viales que nos ahogan. Pero la prueba de fuego viene ahora, con el uso diario y la presión de que se terminen las fases que faltan. La pregunta queda en el aire y es para ustedes, la gente que de verdad lo vive todos los días. ¿Será este túnel el verdadero inicio del fin de las presas en Cartago? ¿O simplemente movimos el problema unos metros más allá?
Maes, los que ya pasaron por ahí, ¿qué les pareció? ¿De verdad se siente la diferencia o es puro show? ¿Creen que cuando terminen toda la vara el alivio será total? ¡Cuenten todo en los comentarios!