El caudal del PAC nunca ha sido muy amplio, y como he escuchado en otras oportunidades, su suceso político se debe más que todo a aspectos coyunturales, tanto en el 2002 como en el 2006. Prueba de esto son los pobres resultados obtenidos en elecciones para alcalde y en general para todas las que no sean las presidenciales, es decir, el alcance del PAC a nivel de estructuras de gobiernos locales es bastante limitado.
Con esto, considero que el PAC no está preparado para gobernar a nivel nacional ya que su coordinación con gobiernos locales y con estructuras de poder fuera del Valle Central se va a ver muy limitada por las razones arriba expuestas. Además, al ser un partido cuyo único estandarte "ideológico" al nacer fue la ética en la función pública, creo que esto lo pone en una indigencia ideológica que le imposibilita atraer corrientes de pensamiento coherentes que le den un trasfondo o un plan a futuro de lo que sería el país posterior a un gobierno o gobiernos sucesivos del PAC; es decir, muchas de sus propuestas son interesantes y podrían calzar dentro del marco de un partido socialdemócrata de centro-izquierda, sin embargo, el PAC carece de los principios orientadores y la coherencia ideológica del PLN de antaño, por lo que su acercamiento con sectores obreros y campesinos por un lado, y con el sector empresarial por otro se hace sumamente difícil y un gobierno suyo también se vería huérfano del poder "real" que tienen estos sectores por lo que su labor en ese aspecto también sería un poco utópica, al contrario de lo que hizo el PLN de los 50s y 60s, que con muchísimas dificultades pero con gran capacidad de negociación logró poner de acuerdo a sectores incluso más contrapuestos que los que existen hoy en día, y al margen también de una guerra fría que imposibilitaba todavía más estos acercamientos.
En conclusión, me parece que es difícil visualizar un PAC más allá de la oposición, y por lo tanto creo que habemos muchos electores que en estas elecciones quedaríamos huérfanos, toda vez que los otros partidos(los tradicionales) que se podrían considerar de centro o centro-izquierda están sumamente penetrados por la corrupción y la alienación que trae la politiquería, reduciendo a los mismos a simples maquinarias electorales sin ninguna orientación ideológica y llenos de pegabanderas aspirantes a puestos públicos que carecen de la formación que se requiere para dirigir las instituciones públicas a las que eventualmente llegarían.