¡Qué tema más polémico!
Entiendo la intensión de las personas del kinder en cuestión, y, en principio, me parece válida la idea.
Pero...
Creo que la clave para lograr lo que ellos pretenden es afirmar las conductas deseadas, como el respeto y la aceptación (prefiero "aceptación" que "tolerancia", porque la tolerancia a veces se convierte en alcahuetería), en vez de negar las no deseadas, como la discriminación sexual, que es lo que argumentan como base del proyecto. Ahora, hay muchas maneras de afirmar esos valores, y creo que eliminar las diferencias de género, sólo porque son construcciones sociales, le resta fuerza al proyecto en vez de sumársela. Más bien, en medio de las diferencias (que siempre las habrá) es donde se pone en práctica el respeto y la aceptación, y el intercambio sano de ideas, como lo hacemos en este foro.
Al fin de cuentas, cuando esos niños salgan de ahí, irán a una escuela (o colegio, o universidad o a la vida laboral), donde las diferencias de género prevalecen. Irán a tiendas donde hay ropa para hombres separada de la ropa para mujeres, se involucrarán en actividades socialmente establecidas para los hombres o para mujeres, según el caso, por el simple hecho que ahí están sus amigos/as. Saldrán a un mundo que no funciona como esa guardería, y deberán manejarlo, y quizás el entrenamiento que les están dando ahí resulte contraproducente.
En mi opinión, eliminar las diferencias de género es una tontera, porque, si bien no estoy de acuerdo con todo lo que se le atribuye como rol a los hombres o mujeres, tampoco me parece que todo sea malo, como para despreciarlo por completo. Si bien las diferencias de género son construcciones sociales, no por eso son malas. Hay algunas que definitivamente no apruebo, pero hay otras que sí, y que practico, y que me hacen parte de esta sociedad. Si las despreciara todas, tendría que irme a vivir solo.
Si a un hijo mío varón (futuro, aún no tengo hijos) le gustara jugar de casita, yo, en principio, no lo detendría, pero si sigue sólo jugando de casita, y producto de ello no tiene amigos, o sus amigos de burlan de él, yo trataría de motivarlo a jugar también de otras maneras, que en vez de aislarlo lo incorporen a su grupo, y le permitan crecer en otras áreas. No creo que por jugar de casita termine siendo homosexual, como tampoco creo que mejenguear todos los días garantice que no lo será. Creo que en la formación de la identidad sexual de un hijo intervienen muchos factores, que se dan a lo largo de varios años, pero que deben estar orientados y a la vista de los padres.
Finalmente, ¡qué contradicción!:
en lugar de utilizar sus nombres reales y siguen un método educativo bastante rígido.
declara Lotta Rajalin, quien añade que en «Egalia se les da a todos la maravillosa oportunidad de ser lo que quieran».