¡Aguanta! La polémica sigue candela con el caso del PANI y Álvaro Ramos, el candidato verdiblanco. El Presidente Chaves salió al frente negando tajantemente cualquier persecución política, pero la cosa está más caliente que gallina pochada en fogón leña. A ver qué onda con esto, porque ya nos estamos metiendo en terrenos resbalosos.
Como les recordamos, todo empezó con un video viral donde la hija de ocho añitos de Ramos daba un discurso político, llamando dictador al Presidente. Un movida que encendió todas las alarmas, desde luego, y puso al PANI en alerta máxima. Claro, la crítica no era al contenido del mensaje, sino a la exposición pública de una menor en un acto político, lo cual, legalmente hablando, es bastante turbio.
El Patronato Nacional de la Infancia, cumpliendo con su deber, abrió una investigación para determinar si la imagen de la niña fue puesta en riesgo, especialmente considerando la avalancha de comentarios negativos y, digamos, algunos ataques directos que llovieron en redes sociales. Se habla de bullying, de exponerla a situaciones incómodas, y eso, amigos, no es ningún juego. ¿Cómo esperábamos que una nena asimilará toda esa presión?
Ahora, el Presidente Chaves minimiza la situación, argumentando que el PANI simplemente está haciendo su trabajo y que no hay “arbitrariedad ni persecución política”. Dice que el proceso está en marcha y que no se trata de inventar cosas. Pero, diay, mucha gente no se lo traga así tan fácil. Las acusaciones de instrumentalización de las instituciones estatales han volado como cohete.
Lo que más da risa –o preocupación– es cómo la niña parecía tener un discurso aprendido de memoria. El Presidente lo comentó con su salsa: “Es una adorable niña, pero se aprendió un discurso; es obvio que no fue improvisado.” ¡Pucha!, eso sí que es meterse con palos en hormiguero. Don Álvaro insiste en que fue espontáneo, pero bueno, cada quien cree lo que quiera, ¿no creen?
Más allá de las idas y venidas políticas, lo importante aquí es recordar que estamos hablando de una menor de edad. No importa quién sea su papá o a qué partido pertenezca, proteger a los niños es responsabilidad de todos. Pedirle a los medios que dejen de circular el video y dejarla tranquila, como hizo la familia de Ramos, es un paso en la dirección correcta.
Claro, la reacción política ha sido rápida y contundente. Otros candidatos saltaron a la arena acusando al gobierno de usar al PANI como herramienta de ataque. La polarización está a flor de piel, y estos casos solo sirven para avivar más el fuego. Al final, parece que todo gira en torno a intereses políticos, dejando de lado el bienestar de la menor.
Entonces, ¿qué opinan ustedes? ¿Creen que el PANI está actuando correctamente investigando este caso o realmente estamos viendo una persecución política disfrazada de protección infantil? ¿Deberían priorizarse las investigaciones o darles espacio a los padres a manejar la situación con sus hijos?
Como les recordamos, todo empezó con un video viral donde la hija de ocho añitos de Ramos daba un discurso político, llamando dictador al Presidente. Un movida que encendió todas las alarmas, desde luego, y puso al PANI en alerta máxima. Claro, la crítica no era al contenido del mensaje, sino a la exposición pública de una menor en un acto político, lo cual, legalmente hablando, es bastante turbio.
El Patronato Nacional de la Infancia, cumpliendo con su deber, abrió una investigación para determinar si la imagen de la niña fue puesta en riesgo, especialmente considerando la avalancha de comentarios negativos y, digamos, algunos ataques directos que llovieron en redes sociales. Se habla de bullying, de exponerla a situaciones incómodas, y eso, amigos, no es ningún juego. ¿Cómo esperábamos que una nena asimilará toda esa presión?
Ahora, el Presidente Chaves minimiza la situación, argumentando que el PANI simplemente está haciendo su trabajo y que no hay “arbitrariedad ni persecución política”. Dice que el proceso está en marcha y que no se trata de inventar cosas. Pero, diay, mucha gente no se lo traga así tan fácil. Las acusaciones de instrumentalización de las instituciones estatales han volado como cohete.
Lo que más da risa –o preocupación– es cómo la niña parecía tener un discurso aprendido de memoria. El Presidente lo comentó con su salsa: “Es una adorable niña, pero se aprendió un discurso; es obvio que no fue improvisado.” ¡Pucha!, eso sí que es meterse con palos en hormiguero. Don Álvaro insiste en que fue espontáneo, pero bueno, cada quien cree lo que quiera, ¿no creen?
Más allá de las idas y venidas políticas, lo importante aquí es recordar que estamos hablando de una menor de edad. No importa quién sea su papá o a qué partido pertenezca, proteger a los niños es responsabilidad de todos. Pedirle a los medios que dejen de circular el video y dejarla tranquila, como hizo la familia de Ramos, es un paso en la dirección correcta.
Claro, la reacción política ha sido rápida y contundente. Otros candidatos saltaron a la arena acusando al gobierno de usar al PANI como herramienta de ataque. La polarización está a flor de piel, y estos casos solo sirven para avivar más el fuego. Al final, parece que todo gira en torno a intereses políticos, dejando de lado el bienestar de la menor.
Entonces, ¿qué opinan ustedes? ¿Creen que el PANI está actuando correctamente investigando este caso o realmente estamos viendo una persecución política disfrazada de protección infantil? ¿Deberían priorizarse las investigaciones o darles espacio a los padres a manejar la situación con sus hijos?
