Maes, hablemos de esa vara que nos afecta a todos pero que a veces suena a chino mandarín: el presupuesto nacional. Diay, resulta que ya soltaron los numeritos para el 2026 y, para no perder la costumbre, el tema ya está que arde. El monto total es de ¢12,8 billones (sí, con ‘b’ de ‘bastante plata’), pero antes de que alguien se emocione, la diputada Paulina Ramírez, que de estos temas sabe un toque, ya salió a poner los puntos sobre las íes. Y la verdad, dejó a más de uno pensando si nos están vendiendo el mismo cuento de siempre, pero con una portada más nueva.
El despiche empieza aquí: Ramírez, junto con Rodrigo Arias, dicen que van a pelear para que más de esa millonada se vaya a educación, salud y, sobre todo, seguridad. ¡Y ya era hora! Porque con la crisis de seguridad que nos tenemos, donde lamentamos muertos casi todos los días, es una torta monumental que esa no sea la prioridad número uno. La diputada lo dijo clarito: “todos exigimos mayor seguridad”. Lo que uno se pregunta es por qué hay que ‘pelear’ por algo tan obvio. ¿No se supone que ese es el brete principal del Gobierno? Cuidarnos. La vara es que prometer no empobrece, y ya hemos visto cómo en años anteriores estas áreas se quedan con las migajas mientras la tajada grande del queque se va para otro lado.
Pero aquí es donde el asunto se pone más denso. Ramírez sacó un trapito sucio que a más de uno se le había olvidado: el año pasado sobraron más de ¢586 mil millones que estaban destinados a pagar la deuda. Ojo, ¡sobraron! Según ella, esto demuestra que el Ejecutivo hizo “proyecciones infladas”. En tico simple y sencillo: pidieron más plata de la que necesitaban para pagar una cuenta, y ese vuelto, que pudo haberse invertido en patrullas, en arreglar la escuela de su barrio o en comprar medicinas para la Caja, simplemente se quedó en el aire. ¡Qué sal! Es como hacer una colecta para arreglar el techo y que sobre plata, pero en lugar de usarla para tapar las otras goteras, la guardés en una gaveta. No tiene ningún sentido.
Y si eso no fuera suficiente para que a uno se le vuele la piedra, está el famoso tema de los eurobonos. ¿Se acuerdan de toda esa bulla? Nos vendieron la idea de que con esos $3.000 millones y otros créditos íbamos a tener un respiro, que por fin habría campo para invertir en infraestructura y que el país iba a estar a cachete. La promesa era construir escuelas, arreglar carreteras y meterle plata a programas sociales. Pero, ¿qué vemos hoy? La misma historia de siempre: presupuestos limitados y una presión fiscal que nos tiene a todos con la soga al cuello. La plata llegó, pero parece que se esfumó en el camino, porque en la calle la realidad es otra vara completamente distinta.
Al final, la película es esta: el presupuesto del 2026 es un 3,2% más grande que el del año pasado, pero casi el 40% de ese chunche (unos ¢4,9 billones) se va a financiar con más deuda. O sea, seguimos pidiendo prestado para pagar las cuentas. Y mientras los políticos se tiran la bola en el Congreso, uno aquí afuera se sigue comiendo las presas, sigue viendo las escuelas en mal estado y sigue con miedo de salir a la calle. La pregunta del millón, maes, y quiero leerlos en esto: ¿Creen que este año sí van a poner la plata donde de verdad se necesita? ¿O es puro show mediático y vamos a terminar el 2026 hablando exactamente del mismo problema? ¡Suelten la sopa en los comentarios!
El despiche empieza aquí: Ramírez, junto con Rodrigo Arias, dicen que van a pelear para que más de esa millonada se vaya a educación, salud y, sobre todo, seguridad. ¡Y ya era hora! Porque con la crisis de seguridad que nos tenemos, donde lamentamos muertos casi todos los días, es una torta monumental que esa no sea la prioridad número uno. La diputada lo dijo clarito: “todos exigimos mayor seguridad”. Lo que uno se pregunta es por qué hay que ‘pelear’ por algo tan obvio. ¿No se supone que ese es el brete principal del Gobierno? Cuidarnos. La vara es que prometer no empobrece, y ya hemos visto cómo en años anteriores estas áreas se quedan con las migajas mientras la tajada grande del queque se va para otro lado.
Pero aquí es donde el asunto se pone más denso. Ramírez sacó un trapito sucio que a más de uno se le había olvidado: el año pasado sobraron más de ¢586 mil millones que estaban destinados a pagar la deuda. Ojo, ¡sobraron! Según ella, esto demuestra que el Ejecutivo hizo “proyecciones infladas”. En tico simple y sencillo: pidieron más plata de la que necesitaban para pagar una cuenta, y ese vuelto, que pudo haberse invertido en patrullas, en arreglar la escuela de su barrio o en comprar medicinas para la Caja, simplemente se quedó en el aire. ¡Qué sal! Es como hacer una colecta para arreglar el techo y que sobre plata, pero en lugar de usarla para tapar las otras goteras, la guardés en una gaveta. No tiene ningún sentido.
Y si eso no fuera suficiente para que a uno se le vuele la piedra, está el famoso tema de los eurobonos. ¿Se acuerdan de toda esa bulla? Nos vendieron la idea de que con esos $3.000 millones y otros créditos íbamos a tener un respiro, que por fin habría campo para invertir en infraestructura y que el país iba a estar a cachete. La promesa era construir escuelas, arreglar carreteras y meterle plata a programas sociales. Pero, ¿qué vemos hoy? La misma historia de siempre: presupuestos limitados y una presión fiscal que nos tiene a todos con la soga al cuello. La plata llegó, pero parece que se esfumó en el camino, porque en la calle la realidad es otra vara completamente distinta.
Al final, la película es esta: el presupuesto del 2026 es un 3,2% más grande que el del año pasado, pero casi el 40% de ese chunche (unos ¢4,9 billones) se va a financiar con más deuda. O sea, seguimos pidiendo prestado para pagar las cuentas. Y mientras los políticos se tiran la bola en el Congreso, uno aquí afuera se sigue comiendo las presas, sigue viendo las escuelas en mal estado y sigue con miedo de salir a la calle. La pregunta del millón, maes, y quiero leerlos en esto: ¿Creen que este año sí van a poner la plata donde de verdad se necesita? ¿O es puro show mediático y vamos a terminar el 2026 hablando exactamente del mismo problema? ¡Suelten la sopa en los comentarios!