¡Aguante! Parece que las cosas van cambiando por acá. Costa Rica acaba de meterle un buen portazo a la timidez financiera y abrió sus puertas a inversionistas internacionales en el mercado de deuda pública. Esto nunca había pasado, así que sí, esto es histórico, muchachos.
Durante años, hemos tenido que apañuscarnos con nuestros propios recursos pa’ cubrir los gastos del país, lo cual, ya saben, no siempre ha sido fácil. Pero ahora, gracias al Programa de Creadores de Mercado (PCM) del Ministerio de Hacienda, tenemos visita de primos ricos desde Panamá y Guatemala, ¡y eso le da un aire fresco a la economía!
¿Y qué significa esto en cristiano? Pues básicamente, que vamos a tener más plata circulando, las operaciones de compraventa de títulos del gobierno serán más ágiles y eficientes, y podríamos hasta ver una bajada en el costo del endeudamiento estatal. Vamos, pura bendición si se maneja bien, diay.
Mariano Ruiz, el gerente general de BN Valores, puso las cartas sobre la mesa diciendo que esto no solo nos pone en el mapa de los inversionistas de la región, sino que también demuestra que nuestro mercado tiene madera de competir a nivel internacional. Eso suena prometedor, aunque hay que irlo viendo con calma, ¿eh?
Todo este interés viene porque parece que estamos haciendo las cosas bien por acá. Se redujo el déficit fiscal (algo que muchos esperaban), y nuestra calificación de riesgo soberano mejoró. Se nota que alguien anda apretando tuercas en Casa Amarilla, y no precisamente para hacer licor casero.
Ahora, algunos expertos dicen que esto va a ayudar a bajar la curva de rendimiento de los títulos de deuda, lo cual sería bueno tanto para el Estado como para empresas privadas. Un poco más de dinamismo en la economía nunca le hace daño a nadie, y más aún cuando estamos batallando contra la inflación y otros problemas económicos. Más plata en circulación puede ayudar a reactivar el brete.
Pero ojo, señores. No todo es miel sobre hojuelas. Abrirnos al capital extranjero implica riesgos. Hay que estar atentos a cómo se comporta el mercado internacional y asegurarnos de que las condiciones siguen siendo favorables. De lo contrario, podríamos terminar jalándonos una torta en el futuro.
En fin, parece que la cosa pinta interesante, pero todavía queda mucho por ver. Entonces, díganme, ¿creen que esta apertura al capital extranjero es el respiro que necesita la economía costarricense, o simplemente una ilusión pasajera? ¿Les preocupa que dependamos demasiado de inversionistas externos?
Durante años, hemos tenido que apañuscarnos con nuestros propios recursos pa’ cubrir los gastos del país, lo cual, ya saben, no siempre ha sido fácil. Pero ahora, gracias al Programa de Creadores de Mercado (PCM) del Ministerio de Hacienda, tenemos visita de primos ricos desde Panamá y Guatemala, ¡y eso le da un aire fresco a la economía!
¿Y qué significa esto en cristiano? Pues básicamente, que vamos a tener más plata circulando, las operaciones de compraventa de títulos del gobierno serán más ágiles y eficientes, y podríamos hasta ver una bajada en el costo del endeudamiento estatal. Vamos, pura bendición si se maneja bien, diay.
Mariano Ruiz, el gerente general de BN Valores, puso las cartas sobre la mesa diciendo que esto no solo nos pone en el mapa de los inversionistas de la región, sino que también demuestra que nuestro mercado tiene madera de competir a nivel internacional. Eso suena prometedor, aunque hay que irlo viendo con calma, ¿eh?
Todo este interés viene porque parece que estamos haciendo las cosas bien por acá. Se redujo el déficit fiscal (algo que muchos esperaban), y nuestra calificación de riesgo soberano mejoró. Se nota que alguien anda apretando tuercas en Casa Amarilla, y no precisamente para hacer licor casero.
Ahora, algunos expertos dicen que esto va a ayudar a bajar la curva de rendimiento de los títulos de deuda, lo cual sería bueno tanto para el Estado como para empresas privadas. Un poco más de dinamismo en la economía nunca le hace daño a nadie, y más aún cuando estamos batallando contra la inflación y otros problemas económicos. Más plata en circulación puede ayudar a reactivar el brete.
Pero ojo, señores. No todo es miel sobre hojuelas. Abrirnos al capital extranjero implica riesgos. Hay que estar atentos a cómo se comporta el mercado internacional y asegurarnos de que las condiciones siguen siendo favorables. De lo contrario, podríamos terminar jalándonos una torta en el futuro.
En fin, parece que la cosa pinta interesante, pero todavía queda mucho por ver. Entonces, díganme, ¿creen que esta apertura al capital extranjero es el respiro que necesita la economía costarricense, o simplemente una ilusión pasajera? ¿Les preocupa que dependamos demasiado de inversionistas externos?