¡Aguante la olla! Parece que nos estamos tragando puré de pato en materia de ciberseguridad. Mientras el mundo va a toda marcha con los pagos digitales y los aplicativos, nosotros andamos rezagados, permitiendo que los ciberdelincuentes se lucren a nuestro costa. Expertos de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) encendieron las alarmas este fin de semana, avisando que la situación se está poniendo bien fea.
La verdad es que ya ni qué decir, el panorama es preocupante. En lo que va del año, hemos recibido una avalancha de denuncias por estafas online, fraudes y delitos digitales que dan escalofríos. Y lo peor de todo es que la gente parece que todavía no le prende el foco a este asunto. Se siguen cayendo en trampas como moscas, creyendo en promesas falsas y compartiendo datos personales a diestra y siniestra.
Lo que más preocupa a los investigadores de la UNED no es solamente la pérdida de dineros, sino el riesgo de que nuestros queridos vecinos, amigos y familiares sean utilizados para fines mucho más oscuros. Hablamos de casos de trata de personas, pornografía infantil y otras lindezas que te dejan helado. Por eso, dicen, es fundamental abordar esto como una política de Estado, involucrando a todos los sectores de la sociedad.
Rodrigo Campos, el jefe de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades de la UNED, soltó la bomba: “No podemos seguir pensando que esto es cosa de ‘nerds’ o ‘hackers’. Esto nos afecta a todos, desde el niño pequeño hasta el abuelito que apenas aprendió a usar el celular”. Él enfatizó que la clave está en invertir en educación y prevención, porque andar apagando incendios después de que ocurren es solo taparle el roto con parche.
Rolando Rojas, quien cuida la tecnología de la UNED, añadió que los ciberatacantes ya no son unos aficionados con poca maña. Ahora tenemos que lidiar con organizaciones criminales altamente sofisticadas, con acceso a herramientas y recursos que nos superan con creces. “Es como si estuvieras peleando contra un ejército con un palillo”, resumió con frustración.
Pero, ¡ojo!, no todo está perdido. Los expertos nos dieron algunos consejos básicos para protegernos: usar contraseñas fuertes y activar la autenticación doble, mantener los dispositivos siempre actualizados, desconfiar de los correos y enlaces sospechosos, y, sobre todo, hablar con los niños y adolescentes sobre los peligros de internet. ¡Que no les llame la atención a los chavales!
Y hablando de eso, me acuerdo de mi tía Marta, que casi se cree una estafa de un supuesto banco que le prometían un préstamo con intereses ridículos. Menos mal que mi primo le echó un ojo y le salvó el pellejo. ¡Qué susto se llevó! Casos así son más comunes de lo que pensamos, y reflejan la necesidad urgente de crear conciencia en la población.
Así que, vamos a ponernos las pilas, pura vida. Costa Rica no puede quedarse atrás en esta carrera por la seguridad digital. Pero dime tú, ¿crees que las escuelas deberían incluir clases obligatorias de ciberseguridad en el currículo escolar para que los jóvenes entiendan los riesgos y sepan cómo protegerse? ¡Déjame tu opinión en el foro!
La verdad es que ya ni qué decir, el panorama es preocupante. En lo que va del año, hemos recibido una avalancha de denuncias por estafas online, fraudes y delitos digitales que dan escalofríos. Y lo peor de todo es que la gente parece que todavía no le prende el foco a este asunto. Se siguen cayendo en trampas como moscas, creyendo en promesas falsas y compartiendo datos personales a diestra y siniestra.
Lo que más preocupa a los investigadores de la UNED no es solamente la pérdida de dineros, sino el riesgo de que nuestros queridos vecinos, amigos y familiares sean utilizados para fines mucho más oscuros. Hablamos de casos de trata de personas, pornografía infantil y otras lindezas que te dejan helado. Por eso, dicen, es fundamental abordar esto como una política de Estado, involucrando a todos los sectores de la sociedad.
Rodrigo Campos, el jefe de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades de la UNED, soltó la bomba: “No podemos seguir pensando que esto es cosa de ‘nerds’ o ‘hackers’. Esto nos afecta a todos, desde el niño pequeño hasta el abuelito que apenas aprendió a usar el celular”. Él enfatizó que la clave está en invertir en educación y prevención, porque andar apagando incendios después de que ocurren es solo taparle el roto con parche.
Rolando Rojas, quien cuida la tecnología de la UNED, añadió que los ciberatacantes ya no son unos aficionados con poca maña. Ahora tenemos que lidiar con organizaciones criminales altamente sofisticadas, con acceso a herramientas y recursos que nos superan con creces. “Es como si estuvieras peleando contra un ejército con un palillo”, resumió con frustración.
Pero, ¡ojo!, no todo está perdido. Los expertos nos dieron algunos consejos básicos para protegernos: usar contraseñas fuertes y activar la autenticación doble, mantener los dispositivos siempre actualizados, desconfiar de los correos y enlaces sospechosos, y, sobre todo, hablar con los niños y adolescentes sobre los peligros de internet. ¡Que no les llame la atención a los chavales!
Y hablando de eso, me acuerdo de mi tía Marta, que casi se cree una estafa de un supuesto banco que le prometían un préstamo con intereses ridículos. Menos mal que mi primo le echó un ojo y le salvó el pellejo. ¡Qué susto se llevó! Casos así son más comunes de lo que pensamos, y reflejan la necesidad urgente de crear conciencia en la población.
Así que, vamos a ponernos las pilas, pura vida. Costa Rica no puede quedarse atrás en esta carrera por la seguridad digital. Pero dime tú, ¿crees que las escuelas deberían incluir clases obligatorias de ciberseguridad en el currículo escolar para que los jóvenes entiendan los riesgos y sepan cómo protegerse? ¡Déjame tu opinión en el foro!