¡Aguante! Así está la cosa en la carrera presidencial. Ariel Robles, el candidato del Frente Amplio, anda chambeando duro, buscando conectar con la gente a huevo. Anunció que va a ir a tocar puertas – ¡casi 250 mil casas!, ¿se imaginan el brete que eso implica? – con la esperanza de llevarse el voto de to’os, desde los más moches hasta los más chéveres.
La verdad, esto de las visitas casa por casa suena a estrategia bien pensada. Ya saben cómo andamos, con la inseguridad pegándole duro y el tema del trabajo siendo un dolor de cabeza para muchos. Robles quiere mostrarle a la gente que sí les escucha, que no solo se queda en las capitalinas. Parece que están tratando de contrarrestar la idea de que el Frente Amplio solamente se preocupa por los jóvenes y las zonas urbanas; quieren demostrar que tienen algo que ofrecerle a toda Costa Rica, diay.
Lo interesante es cómo están manejando la comunicación. Ese spot con la nieta mandándole el video a la abuela… ¡qué chiva! Le da un toque humano, familiar. Te recuerda que hay diferentes generaciones con distintas preocupaciones, y que nadie debe quedar fuera de la conversación. Además, la consigna “La Costa Rica que merecemos” suena potente, aunque hay que ver si realmente cumplen con lo que prometen, porque ya hemos visto muchas promesas caerse a plomo.
Y hablando de promesas, Robles no se anduvo con rodeos. Dijo que van a atacar frontalmente la inseguridad, mejorar el empleo y darle una sacudida a la educación y la salud. Cosas que todos queremos, claro, pero ahora viene lo difícil: demostrar cómo piensan hacerlo. Porque decir una cosa y hacerla son dos mundos distintos, ¿verdad?
Este plan de visitar tantas casas también tiene su lado práctico. Imaginen la cantidad de información que pueden recopilar hablando directamente con la gente. No es lo mismo tener encuestas y estudios, que sentarte a conversar con un vecino y escuchar sus inquietudes de primera mano. Podrían detectar problemas que ni siquiera aparecen en las estadísticas, esos huecos que pasan desapercibidos y que afectan la vida diaria de los costarricenses.
Algunos expertos dicen que esta estrategia es arriesgada, que implica mover un montón de recursos y tiempo. Otros creen que es una jugada maestra para conectar con el electorado indeciso, especialmente aquellos que se sienten olvidados por los políticos tradicionales. Al fin y al cabo, mucha gente ya está cansada de los discursos vacíos y busca un candidato que esté dispuesto a bajarse a la calle y escucharlos. Veremos si funciona, porque estos comicios vienen cargadísimos de expectativas y nerviosismo.
Es importante recordar que las elecciones son en cuatro meses. Se siente la presión, se siente que el ambiente político está que arde. Hay que estar atentos a lo que dice cada candidato, analizar sus propuestas y, sobre todo, informarnos bien antes de tomar una decisión. Que no nos ganen los fake news ni las campañas sucias. Tenemos que votar con conciencia y pensando en el futuro de nuestro país, mi pana.
Ahora, dime tú: ¿crees que esta estrategia de Robles de ir a tocar puerta en puerta realmente puede marcar la diferencia en las elecciones, o es simplemente otra campaña de marketing más? ¿Se conecta la gente con este tipo de acercamiento personal, o prefieren que los candidatos se queden en los mítines y las redes sociales? ¡Déjanos tus comentarios y partamos el debate!
La verdad, esto de las visitas casa por casa suena a estrategia bien pensada. Ya saben cómo andamos, con la inseguridad pegándole duro y el tema del trabajo siendo un dolor de cabeza para muchos. Robles quiere mostrarle a la gente que sí les escucha, que no solo se queda en las capitalinas. Parece que están tratando de contrarrestar la idea de que el Frente Amplio solamente se preocupa por los jóvenes y las zonas urbanas; quieren demostrar que tienen algo que ofrecerle a toda Costa Rica, diay.
Lo interesante es cómo están manejando la comunicación. Ese spot con la nieta mandándole el video a la abuela… ¡qué chiva! Le da un toque humano, familiar. Te recuerda que hay diferentes generaciones con distintas preocupaciones, y que nadie debe quedar fuera de la conversación. Además, la consigna “La Costa Rica que merecemos” suena potente, aunque hay que ver si realmente cumplen con lo que prometen, porque ya hemos visto muchas promesas caerse a plomo.
Y hablando de promesas, Robles no se anduvo con rodeos. Dijo que van a atacar frontalmente la inseguridad, mejorar el empleo y darle una sacudida a la educación y la salud. Cosas que todos queremos, claro, pero ahora viene lo difícil: demostrar cómo piensan hacerlo. Porque decir una cosa y hacerla son dos mundos distintos, ¿verdad?
Este plan de visitar tantas casas también tiene su lado práctico. Imaginen la cantidad de información que pueden recopilar hablando directamente con la gente. No es lo mismo tener encuestas y estudios, que sentarte a conversar con un vecino y escuchar sus inquietudes de primera mano. Podrían detectar problemas que ni siquiera aparecen en las estadísticas, esos huecos que pasan desapercibidos y que afectan la vida diaria de los costarricenses.
Algunos expertos dicen que esta estrategia es arriesgada, que implica mover un montón de recursos y tiempo. Otros creen que es una jugada maestra para conectar con el electorado indeciso, especialmente aquellos que se sienten olvidados por los políticos tradicionales. Al fin y al cabo, mucha gente ya está cansada de los discursos vacíos y busca un candidato que esté dispuesto a bajarse a la calle y escucharlos. Veremos si funciona, porque estos comicios vienen cargadísimos de expectativas y nerviosismo.
Es importante recordar que las elecciones son en cuatro meses. Se siente la presión, se siente que el ambiente político está que arde. Hay que estar atentos a lo que dice cada candidato, analizar sus propuestas y, sobre todo, informarnos bien antes de tomar una decisión. Que no nos ganen los fake news ni las campañas sucias. Tenemos que votar con conciencia y pensando en el futuro de nuestro país, mi pana.
Ahora, dime tú: ¿crees que esta estrategia de Robles de ir a tocar puerta en puerta realmente puede marcar la diferencia en las elecciones, o es simplemente otra campaña de marketing más? ¿Se conecta la gente con este tipo de acercamiento personal, o prefieren que los candidatos se queden en los mítines y las redes sociales? ¡Déjanos tus comentarios y partamos el debate!
