¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un mamarrón. Una banda criminal organizada, con modus operandi bien tramado, ha sido desarticulada por el OIJ en varias zonas de Puntarenas. Resulta que estaban estafando a gente por medio de perfiles falsos en Skokka, una página de citas online. Y no hablando de unos pocos, ¡no! Se estima que más de 50 personas cayeron en sus redes, dejando unas pérdidas que superan los ¢50 millones. ¡Qué torta!
Según Randall Zúñiga, jefe del OIJ, la operación era liderada por una señora con apellido Rojas y sus tres hijos, un trio sacudidor de entre 19 y 24 años. Este combo sabía muy bien cómo pescar sus víctimas. Creaban perfiles falsos, usando fotos de mujeres que ni siquiera existían, y luego atraían a la gente con promesas vacías de encuentros románticos o casuales. Puro humo, diay.
El brete se ponía aún peor cuando la víctima ya había entrado en confianza y empezaba a conversar por WhatsApp. Ahí, los estafadores alargaban la conversación, dando vueltas y evitando cualquier tipo de compromiso real. Después, aparecía otra persona, haciéndose pasar por alguien del equipo de Skokka, diciendo que la “señora” falsa le debía comisiones por haber perdido el tiempo a otros usuarios. Y claro, si no pagabas… ¡amenazas directas a tu vida y a la de tu familia! ¡Cómo para no asustarse!
Las sumas que exigían iban desde los ¢500.000 hasta los ¢2.000.000, lo cual da una idea del nivel de desesperación que lograban crear en sus víctimas. Mucha de esta plata, según el OIJ, terminaba siendo enviada por remesas a República Dominicana, lugar donde podría estar radicado el verdadero cerebro detrás de toda esta maraña. Uno se queda pensando, ¿qué necesidad tan grande tienen algunos de aprovecharse de la vulnerabilidad ajena?
Los operativos del OIJ se llevaron a cabo simultáneamente en Barranca, Chacarita, El Progreso y El Roble, en Puntarenas. En total, capturaron a 13 personas, todas ellas ahora a disposición del Ministerio Público para que definan su situación legal. Esperemos que les caigan las penas más altas, porque esto es un abuso flagrante. Imaginen el daño emocional que causaron a estas personas, además de las pérdidas económicas. ¡Qué pena!
Lo que me preocupa es la facilidad con la que estos tipos pudieron operar. Claramente, Skokka necesita revisar sus protocolos de seguridad y verificación de perfiles, para evitar que esto vuelva a suceder. No se puede permitir que plataformas de este tipo sean utilizadas como herramienta para el fraude y la extorsión. Hay que proteger a la gente, especialmente a aquellos que buscan compañía o simplemente quieren conocer gente nueva.
Este caso nos recuerda la importancia de ser cautelosos en internet. No todos los perfiles son lo que parecen, y hay que estar alerta ante cualquier solicitud de dinero o información personal. Siempre es bueno consultar con amigos o familiares antes de tomar cualquier decisión importante en línea. Y si te sientes amenazado, denuncia inmediatamente a las autoridades. ¡No te quedes callado!
Ahora, dime tú, ¿crees que las plataformas de citas online deberían implementar medidas más estrictas para verificar la identidad de sus usuarios, o prefieres mantener la libertad y asumir el riesgo? ¿Y qué deberíamos hacer como sociedad para prevenir este tipo de delitos cibernéticos que van en aumento?
Según Randall Zúñiga, jefe del OIJ, la operación era liderada por una señora con apellido Rojas y sus tres hijos, un trio sacudidor de entre 19 y 24 años. Este combo sabía muy bien cómo pescar sus víctimas. Creaban perfiles falsos, usando fotos de mujeres que ni siquiera existían, y luego atraían a la gente con promesas vacías de encuentros románticos o casuales. Puro humo, diay.
El brete se ponía aún peor cuando la víctima ya había entrado en confianza y empezaba a conversar por WhatsApp. Ahí, los estafadores alargaban la conversación, dando vueltas y evitando cualquier tipo de compromiso real. Después, aparecía otra persona, haciéndose pasar por alguien del equipo de Skokka, diciendo que la “señora” falsa le debía comisiones por haber perdido el tiempo a otros usuarios. Y claro, si no pagabas… ¡amenazas directas a tu vida y a la de tu familia! ¡Cómo para no asustarse!
Las sumas que exigían iban desde los ¢500.000 hasta los ¢2.000.000, lo cual da una idea del nivel de desesperación que lograban crear en sus víctimas. Mucha de esta plata, según el OIJ, terminaba siendo enviada por remesas a República Dominicana, lugar donde podría estar radicado el verdadero cerebro detrás de toda esta maraña. Uno se queda pensando, ¿qué necesidad tan grande tienen algunos de aprovecharse de la vulnerabilidad ajena?
Los operativos del OIJ se llevaron a cabo simultáneamente en Barranca, Chacarita, El Progreso y El Roble, en Puntarenas. En total, capturaron a 13 personas, todas ellas ahora a disposición del Ministerio Público para que definan su situación legal. Esperemos que les caigan las penas más altas, porque esto es un abuso flagrante. Imaginen el daño emocional que causaron a estas personas, además de las pérdidas económicas. ¡Qué pena!
Lo que me preocupa es la facilidad con la que estos tipos pudieron operar. Claramente, Skokka necesita revisar sus protocolos de seguridad y verificación de perfiles, para evitar que esto vuelva a suceder. No se puede permitir que plataformas de este tipo sean utilizadas como herramienta para el fraude y la extorsión. Hay que proteger a la gente, especialmente a aquellos que buscan compañía o simplemente quieren conocer gente nueva.
Este caso nos recuerda la importancia de ser cautelosos en internet. No todos los perfiles son lo que parecen, y hay que estar alerta ante cualquier solicitud de dinero o información personal. Siempre es bueno consultar con amigos o familiares antes de tomar cualquier decisión importante en línea. Y si te sientes amenazado, denuncia inmediatamente a las autoridades. ¡No te quedes callado!
Ahora, dime tú, ¿crees que las plataformas de citas online deberían implementar medidas más estrictas para verificar la identidad de sus usuarios, o prefieres mantener la libertad y asumir el riesgo? ¿Y qué deberíamos hacer como sociedad para prevenir este tipo de delitos cibernéticos que van en aumento?