¡Ay, Dios mío! Aquí tenemos tremenda vaina con la Universidad de Costa Rica. Resulta que, a pesar de que le metieron más lana al presupuesto, ahora tienen menos estudiantes con beca socioeconómica. ¡Qué sorpresa, eh! Me cayó el jaw ahí mismo cuando vi los números, porque uno piensa que si hay más plata, pues a ayudar más gente, ¿no?
La UCR ha ido recortando la cantidad de becas desde 2022 hasta 2024. Según datos oficiales, vamos perdiendo alrededor de 1610 estudiantes becados en estos tres añitos. Eso significa que de tener 25,498 jóvenes aprovechándose de estas oportunidades en 2022, llegamos a solo 23,888 en 2024. ¡Una diferencia consideráble, mae!
Ahora bien, la rectoría, esos galleros, dicen que no es un recorte directo. Dicen que es todo un ‘fortalecimiento’ del sistema de becas. A ver, explíquenme eso, porque yo no lo pillo. Básicamente, argumentan que la demanda cambia de un año a otro, que revisan los requisitos y que ahora las becas son más completas, cubriendo más cosas que antes. Suena lindo en teoría, pero los hechos hablan por sí solos: menos gente recibiendo ayuda.
Y esto pasa en medio de un aumento considerable en el presupuesto. Entre 2019 y 2024, le inyectaron unos ¡ocho mil ochocientos setenta y tres millones quinientos ochenta mil colones! ¡Eso es una fortuna, chunches! De 28 mil millones a casi 37 mil millones. Además, el FEEs también se infló, pasando de 284 mil millones en 2022 a 291 mil millones en 2024. Así que, señor rector, con toda esa banda, ¿dónde quedó la promesa de apoyar más estudiantes?
Lo que sí resaltan es que están enfocados en ayudar a los estudiantes de las sedes regionales, lejos del ojo grande de la Gran Área Metropolitana. Ahí sí parece que les va bien, con más del 70% de los alumnos becados en esas zonas. Por ejemplo, en Golfito superan el 90% y en Guápiles, Turrialba, Limón y Siquirres pasan del 80%. Pero, ni modo, eso no compensa la pérdida general de becas, ¿verdad?
Además, la UCR presume de tener el sistema de becas “más robusto del país”. Claro, robusto en papeles, porque en la calle la cosa es diferente. Ofrecen residencias, comida, lentes, tratamiento dental, hasta computadoras. ¡Se rifan con los beneficios! Pero todo eso no sirve de nada si al final te quedas sin la beca, ¿o me equivoco?
Esta vaya nos pone a pensar varias cosas. ¿Realmente están fortaleciendo el sistema de becas o simplemente están jugando con los números para quedar bien? ¿Son correctos los nuevos requisitos y procesos de selección? ¿Están privilegiando a ciertas zonas sobre otras? Hay muchas preguntas dando vueltas en mi cabeza, y seguramente en la de ustedes también. A ver, siéntanse libres de comentar qué piensan al respecto.
Entonces, mi pana, dime tú... Con tanto dinero y tantos beneficios ofrecidos, ¿crees que realmente la UCR está cumpliendo con su responsabilidad de garantizar el acceso a la educación superior para todos los costarricenses, o estamos viendo una estrategia publicitaria más que un genuino esfuerzo solidario? ¿Será que el verdadero problema radica en la forma en que se gestionan los fondos destinados a las becas?
La UCR ha ido recortando la cantidad de becas desde 2022 hasta 2024. Según datos oficiales, vamos perdiendo alrededor de 1610 estudiantes becados en estos tres añitos. Eso significa que de tener 25,498 jóvenes aprovechándose de estas oportunidades en 2022, llegamos a solo 23,888 en 2024. ¡Una diferencia consideráble, mae!
Ahora bien, la rectoría, esos galleros, dicen que no es un recorte directo. Dicen que es todo un ‘fortalecimiento’ del sistema de becas. A ver, explíquenme eso, porque yo no lo pillo. Básicamente, argumentan que la demanda cambia de un año a otro, que revisan los requisitos y que ahora las becas son más completas, cubriendo más cosas que antes. Suena lindo en teoría, pero los hechos hablan por sí solos: menos gente recibiendo ayuda.
Y esto pasa en medio de un aumento considerable en el presupuesto. Entre 2019 y 2024, le inyectaron unos ¡ocho mil ochocientos setenta y tres millones quinientos ochenta mil colones! ¡Eso es una fortuna, chunches! De 28 mil millones a casi 37 mil millones. Además, el FEEs también se infló, pasando de 284 mil millones en 2022 a 291 mil millones en 2024. Así que, señor rector, con toda esa banda, ¿dónde quedó la promesa de apoyar más estudiantes?
Lo que sí resaltan es que están enfocados en ayudar a los estudiantes de las sedes regionales, lejos del ojo grande de la Gran Área Metropolitana. Ahí sí parece que les va bien, con más del 70% de los alumnos becados en esas zonas. Por ejemplo, en Golfito superan el 90% y en Guápiles, Turrialba, Limón y Siquirres pasan del 80%. Pero, ni modo, eso no compensa la pérdida general de becas, ¿verdad?
Además, la UCR presume de tener el sistema de becas “más robusto del país”. Claro, robusto en papeles, porque en la calle la cosa es diferente. Ofrecen residencias, comida, lentes, tratamiento dental, hasta computadoras. ¡Se rifan con los beneficios! Pero todo eso no sirve de nada si al final te quedas sin la beca, ¿o me equivoco?
Esta vaya nos pone a pensar varias cosas. ¿Realmente están fortaleciendo el sistema de becas o simplemente están jugando con los números para quedar bien? ¿Son correctos los nuevos requisitos y procesos de selección? ¿Están privilegiando a ciertas zonas sobre otras? Hay muchas preguntas dando vueltas en mi cabeza, y seguramente en la de ustedes también. A ver, siéntanse libres de comentar qué piensan al respecto.
Entonces, mi pana, dime tú... Con tanto dinero y tantos beneficios ofrecidos, ¿crees que realmente la UCR está cumpliendo con su responsabilidad de garantizar el acceso a la educación superior para todos los costarricenses, o estamos viendo una estrategia publicitaria más que un genuino esfuerzo solidario? ¿Será que el verdadero problema radica en la forma en que se gestionan los fondos destinados a las becas?