¡Pura vida, compas del Foro! Les cuento una movida que te llega al alma. Un señor de Matina de Limón, Marcos Mora, vivió un verdadero milagro gracias a una operación súper compleja. Este mae, que cargaba con un linfedema de casi 40 kilos, ahora anda caminando y soñando con retomar su brete. ¡Una verdadera historia para inspirarnos!
La situación de Marcos era desesperante. Había llegado a pesar 268 kilos, prácticamente esclavo de su cuarto, como él mismo lo describía. Por ocho meses apenas se relacionaba con el mundo exterior a través del teléfono. El linfedema le había quitado la movilidad y le había afectado gravemente su calidad de vida. Pero, gracias a la perseverancia y al apoyo de su familia, logró embarcarse en un camino de transformación.
Todo comenzó con un arduo proceso de pérdida de peso. Se esforzó muchísimo para bajar hasta los 181 kilos, un logro monumental que le permitió acceder a la cirugía que necesitaba. La intervención, realizada en la Clínica Bíblica, fue liderada por un equipo de cuatro doctores, incluyendo al reconocido Dr. Jorge Esmeral del Centro Laparoscópico de Costa Rica. Según cuenta Marcos, estos profesionales fueron verdaderos ángeles en su vida.
Y qué decir de la generosidad de la clínica y los médicos, que brindaron atención totalmente gratuita a Marcos. ¡Esto sí que es gente buena! La cirugía consistió en cortar el tejido linfedematoso, requiriendo más de 50 puntos en su pierna derecha. Después de 15 días de postoperatorios, el avance es notable: ya se levanta de la cama, camina entre 10 y 25 metros sin necesidad de ayuda, y su espíritu está renovado.
Las declaraciones de Marcos son conmovedoras. “Ya no soy esclavo de mi cuarto, me siento feliz de salir del cuarto, de poder compartir con mi familia, de salir al patio,” nos dice con visible emoción. Además, manifiesta sentirse “super bien psicológicamente”, con una actitud positiva y el deseo ferviente de construir una vida tranquila, llena de paseos y nuevas oportunidades. ¡Ese positivismo es contagioso, mae!
Pero la historia no termina aquí. Ruth González, madre de Marcos, está eufórica por el cambio radical en su hijo, tanto físico como emocional. Asegura que Marcos se defiende solo y ya sueña con ayudar a su padre trabajando con él. ¡Qué ganas de aportar y sentirse útil! Su padre, Don Marcos Mora, expresa su alegría al ver a su hijo moverse con mayor autonomía después de cinco largos años confinado a la cama.
El siguiente capítulo de esta increíble historia implica una cirugía de manga gástrica, prevista para dentro de dos meses (dependiendo de su evolución). Esta intervención busca reducir su peso en 80 a 100 kilos, según estimaciones del Dr. Esmeral. Una vez más, la ciencia y la medicina unen fuerzas para brindar esperanza a quienes la necesitan. Es un ejemplo de cómo la determinación humana, combinada con el apoyo médico adecuado, puede superar cualquier adversidad.
Este caso nos recuerda la importancia de la salud, la resiliencia y el valor de la familia. ¡Ver a Marcos transformarse es un regalo para todos nosotros! Entonces, compas, dime: ¿qué te inspira más de la historia de Marcos y qué tipo de apoyo crees que sería crucial para que continúe prosperando en su nueva vida?
La situación de Marcos era desesperante. Había llegado a pesar 268 kilos, prácticamente esclavo de su cuarto, como él mismo lo describía. Por ocho meses apenas se relacionaba con el mundo exterior a través del teléfono. El linfedema le había quitado la movilidad y le había afectado gravemente su calidad de vida. Pero, gracias a la perseverancia y al apoyo de su familia, logró embarcarse en un camino de transformación.
Todo comenzó con un arduo proceso de pérdida de peso. Se esforzó muchísimo para bajar hasta los 181 kilos, un logro monumental que le permitió acceder a la cirugía que necesitaba. La intervención, realizada en la Clínica Bíblica, fue liderada por un equipo de cuatro doctores, incluyendo al reconocido Dr. Jorge Esmeral del Centro Laparoscópico de Costa Rica. Según cuenta Marcos, estos profesionales fueron verdaderos ángeles en su vida.
Y qué decir de la generosidad de la clínica y los médicos, que brindaron atención totalmente gratuita a Marcos. ¡Esto sí que es gente buena! La cirugía consistió en cortar el tejido linfedematoso, requiriendo más de 50 puntos en su pierna derecha. Después de 15 días de postoperatorios, el avance es notable: ya se levanta de la cama, camina entre 10 y 25 metros sin necesidad de ayuda, y su espíritu está renovado.
Las declaraciones de Marcos son conmovedoras. “Ya no soy esclavo de mi cuarto, me siento feliz de salir del cuarto, de poder compartir con mi familia, de salir al patio,” nos dice con visible emoción. Además, manifiesta sentirse “super bien psicológicamente”, con una actitud positiva y el deseo ferviente de construir una vida tranquila, llena de paseos y nuevas oportunidades. ¡Ese positivismo es contagioso, mae!
Pero la historia no termina aquí. Ruth González, madre de Marcos, está eufórica por el cambio radical en su hijo, tanto físico como emocional. Asegura que Marcos se defiende solo y ya sueña con ayudar a su padre trabajando con él. ¡Qué ganas de aportar y sentirse útil! Su padre, Don Marcos Mora, expresa su alegría al ver a su hijo moverse con mayor autonomía después de cinco largos años confinado a la cama.
El siguiente capítulo de esta increíble historia implica una cirugía de manga gástrica, prevista para dentro de dos meses (dependiendo de su evolución). Esta intervención busca reducir su peso en 80 a 100 kilos, según estimaciones del Dr. Esmeral. Una vez más, la ciencia y la medicina unen fuerzas para brindar esperanza a quienes la necesitan. Es un ejemplo de cómo la determinación humana, combinada con el apoyo médico adecuado, puede superar cualquier adversidad.
Este caso nos recuerda la importancia de la salud, la resiliencia y el valor de la familia. ¡Ver a Marcos transformarse es un regalo para todos nosotros! Entonces, compas, dime: ¿qué te inspira más de la historia de Marcos y qué tipo de apoyo crees que sería crucial para que continúe prosperando en su nueva vida?