¡Ay, Dios mío, qué brete nos cayó encima!
La bomba explotó este lunes: Randall Zúñiga, el jefe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), está metido en un buen lío. Lo acusan de violación, ¡y eso sí que es agarrarle con los pantalones abajo!
Según la Fiscalía, la denuncia llegó hace poco y se refiere a un supuesto incidente ocurrido allá por enero, en la zona de Corredores. De momento, los detalles son escasos, pero la Fiscalía Adjunta de Género ya le puso lupa al caso y anda revisando todos los documentos y testimonios para ver qué onda.
Lo que sí quedó claro es que Zúñiga no va a tener facilidades ni tampoco algún tipo de ‘protección’ por andar de jerarca. El Ministerio Público fue bien enfático en decir que la investigación va a seguir el curso normal, sin privilegios para nadie, y que hay fiscales especializados listos para destrabar el asunto. Eso quiere decir, mae, que Zúñiga tendrá que responder ante la justicia como cualquier otro ciudadano.
Por supuesto, el señor Zúñiga no se ha quedado calladito. Lanzó un video donde niega rotundamente los cargos, diciendo que los rechaza “completamente en el acto”. Se puso a disposición del sistema judicial y pidió que se respete la presunción de inocencia, que es lo justo, aunque la vara esté alta, con tanta acusación tan seria. Pero vaya, no es para echarle flores todavía, porque hasta demostrarse lo contrario, todo vale.
Ahora, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿cómo afectará esto a la credibilidad del OIJ?
El OIJ es la institución encargada de investigar delitos, y si su propio director está siendo acusado de un delito grave, pues lógicamente eso afecta la confianza que la gente tiene en el organismo. Algunos analistas políticos ya empiezan a especular sobre posibles consecuencias políticas, especialmente teniendo en cuenta que estamos a pocos meses de las elecciones presidenciales y que la seguridad ciudadana es uno de los temas más candentes. La oposición seguro aprovechará esta oportunidad para meterle presión al gobierno y exigir responsabilidades.
En fin, ¡qué caja de Pandora se abrió! Este caso promete dar mucho de qué hablar en los próximos días. Desde ya, la opinión pública está dividida entre quienes creen que Zúñiga debe renunciar inmediatamente y quienes defienden su derecho a defenderse. Pero, hablando sinceramente, ¿creen ustedes que un funcionario público acusado de este tipo de delito debería mantenerse en su puesto mientras se desarrolla la investigación? ¿O la simple acusación es suficiente para pedirle la renuncia?
La bomba explotó este lunes: Randall Zúñiga, el jefe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), está metido en un buen lío. Lo acusan de violación, ¡y eso sí que es agarrarle con los pantalones abajo!
Según la Fiscalía, la denuncia llegó hace poco y se refiere a un supuesto incidente ocurrido allá por enero, en la zona de Corredores. De momento, los detalles son escasos, pero la Fiscalía Adjunta de Género ya le puso lupa al caso y anda revisando todos los documentos y testimonios para ver qué onda.
Lo que sí quedó claro es que Zúñiga no va a tener facilidades ni tampoco algún tipo de ‘protección’ por andar de jerarca. El Ministerio Público fue bien enfático en decir que la investigación va a seguir el curso normal, sin privilegios para nadie, y que hay fiscales especializados listos para destrabar el asunto. Eso quiere decir, mae, que Zúñiga tendrá que responder ante la justicia como cualquier otro ciudadano.
Por supuesto, el señor Zúñiga no se ha quedado calladito. Lanzó un video donde niega rotundamente los cargos, diciendo que los rechaza “completamente en el acto”. Se puso a disposición del sistema judicial y pidió que se respete la presunción de inocencia, que es lo justo, aunque la vara esté alta, con tanta acusación tan seria. Pero vaya, no es para echarle flores todavía, porque hasta demostrarse lo contrario, todo vale.
Ahora, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿cómo afectará esto a la credibilidad del OIJ?
El OIJ es la institución encargada de investigar delitos, y si su propio director está siendo acusado de un delito grave, pues lógicamente eso afecta la confianza que la gente tiene en el organismo. Algunos analistas políticos ya empiezan a especular sobre posibles consecuencias políticas, especialmente teniendo en cuenta que estamos a pocos meses de las elecciones presidenciales y que la seguridad ciudadana es uno de los temas más candentes. La oposición seguro aprovechará esta oportunidad para meterle presión al gobierno y exigir responsabilidades.
En fin, ¡qué caja de Pandora se abrió! Este caso promete dar mucho de qué hablar en los próximos días. Desde ya, la opinión pública está dividida entre quienes creen que Zúñiga debe renunciar inmediatamente y quienes defienden su derecho a defenderse. Pero, hablando sinceramente, ¿creen ustedes que un funcionario público acusado de este tipo de delito debería mantenerse en su puesto mientras se desarrolla la investigación? ¿O la simple acusación es suficiente para pedirle la renuncia?
