¡Ay, Dios mío! Qué sal nos tocó vivir en Río Cuarto. Un señor de edad, Don Alberto Víquez de 70 años, tuvo un encontronazo feísimo con el río este miércoles por la tarde. El carro, ¡pum!, directo al cauce, a unos siete metros de profundidad. Menos mal que los bomberos llegaron rápido, porque la cosa estaba muy fea.
Según testigos y reportes oficiales, el incidente ocurrió aproximadamente 300 metros al este del bar Sérpico, en La Tabla de Río Cuarto. Don Alberto, aparentemente, no pudo controlar el vehículo y terminó justo donde no debía, enganchándose directamente con la corriente que, aunque no estaba así de brava, le dio un empujoncito extra para meterse de lleno en el río.
Al sitio acudieron rápidamente los bravucones del cuerpo de bomberos, quienes tuvieron que trabajar duro para sacar al señor del amasijo de metal. Endrick Fernández, uno de los bomberos que participó en el rescate, nos comentó que encontraron a Don Alberto bastante golpeado y atrapado entre los restos del carro. “Cuando llegamos, ya era una escena complicada, pero gracias a Dios pudimos sacarlo a tiempo”, nos dijo visiblemente cansado.
La Cruz Roja se encargó de trasladar a Don Alberto en condición delicada al Hospital San Carlos, donde hasta el momento permanece recibiendo atención médica especializada. Esperemos que se recupere pronto, ¡ese mae se merece estar tranquilito disfrutando de la vida!
Pero la cosa no queda ahí, chunches. Resulta que varios vecinos de la zona aseguran que el paso por esa zona quedó hecho trizas hace casi un año, luego de una creciente que arrasó con todo. Desde entonces, dicen, nadie lo ha arreglado ni puesto en condiciones seguras. Gerardo Salazar, un vecino de la zona, nos contó que “el paso se desprendió en noviembre del año pasado y desde entonces, es un peligro constante”.
Para colmo de males, dos de las señales de advertencia de peligro en la zona, esas que te dicen ‘cuidado, hay un agujero’, ¡resultaron robadas! Al parecer, alguien andaba haciendo sus trapisies y se llevó las señales, dejando el camino totalmente inseguro. Esto, sin duda, facilitó que Don Alberto terminara metiéndose en semejante brete. Que alguien agarre a esos ladrones, diay… ¡esto ya es demasiado!
Las autoridades ya iniciaron una investigación para esclarecer los hechos y determinar si hubo alguna negligencia por parte de algún organismo. Lo que está claro es que esto pone de relieve la importancia de mantener las vías públicas en buen estado y de garantizar la seguridad de todos los ciudadanos. Además, ¡qué necesidad tenían de robarle las señales de peligro a la gente!? Eso es de poca monta, señores.
En fin, este desafortunado incidente deja varias preguntas flotando en el aire. ¿Quién es el responsable de la falta de mantenimiento de la vía? ¿Por qué no se reemplazaron las señales robadas? Y lo más importante: ¿Qué medidas se tomarán para evitar que tragedias como esta vuelvan a ocurrir? ¿Ustedes creen que las autoridades deberían implementar sistemas de monitoreo más eficientes para detectar y prevenir estos actos vandálicos y garantizar la seguridad vial en nuestras comunidades?
Según testigos y reportes oficiales, el incidente ocurrió aproximadamente 300 metros al este del bar Sérpico, en La Tabla de Río Cuarto. Don Alberto, aparentemente, no pudo controlar el vehículo y terminó justo donde no debía, enganchándose directamente con la corriente que, aunque no estaba así de brava, le dio un empujoncito extra para meterse de lleno en el río.
Al sitio acudieron rápidamente los bravucones del cuerpo de bomberos, quienes tuvieron que trabajar duro para sacar al señor del amasijo de metal. Endrick Fernández, uno de los bomberos que participó en el rescate, nos comentó que encontraron a Don Alberto bastante golpeado y atrapado entre los restos del carro. “Cuando llegamos, ya era una escena complicada, pero gracias a Dios pudimos sacarlo a tiempo”, nos dijo visiblemente cansado.
La Cruz Roja se encargó de trasladar a Don Alberto en condición delicada al Hospital San Carlos, donde hasta el momento permanece recibiendo atención médica especializada. Esperemos que se recupere pronto, ¡ese mae se merece estar tranquilito disfrutando de la vida!
Pero la cosa no queda ahí, chunches. Resulta que varios vecinos de la zona aseguran que el paso por esa zona quedó hecho trizas hace casi un año, luego de una creciente que arrasó con todo. Desde entonces, dicen, nadie lo ha arreglado ni puesto en condiciones seguras. Gerardo Salazar, un vecino de la zona, nos contó que “el paso se desprendió en noviembre del año pasado y desde entonces, es un peligro constante”.
Para colmo de males, dos de las señales de advertencia de peligro en la zona, esas que te dicen ‘cuidado, hay un agujero’, ¡resultaron robadas! Al parecer, alguien andaba haciendo sus trapisies y se llevó las señales, dejando el camino totalmente inseguro. Esto, sin duda, facilitó que Don Alberto terminara metiéndose en semejante brete. Que alguien agarre a esos ladrones, diay… ¡esto ya es demasiado!
Las autoridades ya iniciaron una investigación para esclarecer los hechos y determinar si hubo alguna negligencia por parte de algún organismo. Lo que está claro es que esto pone de relieve la importancia de mantener las vías públicas en buen estado y de garantizar la seguridad de todos los ciudadanos. Además, ¡qué necesidad tenían de robarle las señales de peligro a la gente!? Eso es de poca monta, señores.
En fin, este desafortunado incidente deja varias preguntas flotando en el aire. ¿Quién es el responsable de la falta de mantenimiento de la vía? ¿Por qué no se reemplazaron las señales robadas? Y lo más importante: ¿Qué medidas se tomarán para evitar que tragedias como esta vuelvan a ocurrir? ¿Ustedes creen que las autoridades deberían implementar sistemas de monitoreo más eficientes para detectar y prevenir estos actos vandálicos y garantizar la seguridad vial en nuestras comunidades?
