¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con movidas en la Municipalidad de Santa Ana. Resulta que varios contribuyentes, incluyendo unos cuates del comercio local, están sacando pecho porque dicen que el alcalde Juan José Vargas Fallas se anda haciendo el loco y no quiere recibirles. Parece que se le olvidó que él también se bancó esperar en filas pa’ que le atiendan, ¿eh?
Según los afectados, la cosa está fea. Necesitan echarle unas breves al alcalde sobre temas cruciales como permisos municipales y patentes, pero parece que él está jugando al escondite. Uno de esos casos, y este me llegó bien adentro, es de un mae que busca renovar su patente. El pobre hombre tiene hasta acuerdos con la CCSS y Hacienda por morosidad, pero necesita hablar con el alcalde pa' ver si le pueden dar una extensión y así no tener que cerrar el negocio, ¡qué sal!
La gente está harta, mijo. Han ido al departamento de patentes, a la oficina de comunicación... Todo pa’ escuchar un seco. Dicen que no entienden cómo un político que lo eligieron nosotros, y encima vive del erario, puede andar ignorándolos así. ¡Esto no es juego de niños, eh! La gente trabaja duro pa’ pagar impuestos y eso implica tener derecho a ser escuchado.
La Municipalidad, pa’ defenderse, lanzó un comunicado donde dice que siempre tienen “puertas abiertas”. ¡Puertas abiertas pa' quién, pa' los mosquitos?! Porque los contribuyentes, al parecer, no han tenido mucha suerte. Explican que ahora hay un sistema formal pa’ pedir citas: tienes que mandar un email o una carta, o pedirle ayuda a algún empleado municipal. Suena complicado, ¿no creen?
Y luego explican que el alcalde no tiene nada que ver con la aprobación o negación de permisos y licencias. Que esas cosas son decisión de las unidades técnicas. ¡A ver, a ver! Entonces, ¿pa’ qué quieren saber nuestras inquietudes si al final no pueden hacer nada? Se siente como que te mandan a dar vueltas en círculos, ¿verdad, maes?
Además, la oficina de comunicación pide que les pasemos información concreta de los casos. Ahí va, mi querida oficina: muchos contribuyentes se sienten ignorados y frustrados. ¡Pa’ eso quiero saber qué plan tienen pa’ solucionar esto, y rápido! Porque la paciencia tiene un límite, y la gente empieza a estar buscando otras opciones, aunque eso signifique irse pa’ otro cantón.
Ahora bien, esto me recuerda a cuando intenté sacar un permiso pa’ construir un rancho en mi terreno, ¡qué brete! Tardé meses, hice papeleo hasta reventarme, y al final casi me voy al traste. Eso sí me enseñó una cosa: en Costa Rica, a veces necesitas un chunche pa’ que te escuchen. Pero no debería ser así, ¿verdad? Deberíamos poder resolver las cosas hablando y sin necesidad de influencias.
En fin, esta vainera deja muchas preguntas en el aire. ¿Es realmente cierto que el alcalde está evitando las audiencias? ¿Hay algo más detrás de esta historia? Y lo más importante: ¿cómo podemos asegurar que nuestros funcionarios públicos cumplan con su deber de atender a los ciudadanos? ¿Ustedes qué piensan, deberían abrir un comité investigador o darle una oportunidad al alcalde para ordenar la casa?
Según los afectados, la cosa está fea. Necesitan echarle unas breves al alcalde sobre temas cruciales como permisos municipales y patentes, pero parece que él está jugando al escondite. Uno de esos casos, y este me llegó bien adentro, es de un mae que busca renovar su patente. El pobre hombre tiene hasta acuerdos con la CCSS y Hacienda por morosidad, pero necesita hablar con el alcalde pa' ver si le pueden dar una extensión y así no tener que cerrar el negocio, ¡qué sal!
La gente está harta, mijo. Han ido al departamento de patentes, a la oficina de comunicación... Todo pa’ escuchar un seco. Dicen que no entienden cómo un político que lo eligieron nosotros, y encima vive del erario, puede andar ignorándolos así. ¡Esto no es juego de niños, eh! La gente trabaja duro pa’ pagar impuestos y eso implica tener derecho a ser escuchado.
La Municipalidad, pa’ defenderse, lanzó un comunicado donde dice que siempre tienen “puertas abiertas”. ¡Puertas abiertas pa' quién, pa' los mosquitos?! Porque los contribuyentes, al parecer, no han tenido mucha suerte. Explican que ahora hay un sistema formal pa’ pedir citas: tienes que mandar un email o una carta, o pedirle ayuda a algún empleado municipal. Suena complicado, ¿no creen?
Y luego explican que el alcalde no tiene nada que ver con la aprobación o negación de permisos y licencias. Que esas cosas son decisión de las unidades técnicas. ¡A ver, a ver! Entonces, ¿pa’ qué quieren saber nuestras inquietudes si al final no pueden hacer nada? Se siente como que te mandan a dar vueltas en círculos, ¿verdad, maes?
Además, la oficina de comunicación pide que les pasemos información concreta de los casos. Ahí va, mi querida oficina: muchos contribuyentes se sienten ignorados y frustrados. ¡Pa’ eso quiero saber qué plan tienen pa’ solucionar esto, y rápido! Porque la paciencia tiene un límite, y la gente empieza a estar buscando otras opciones, aunque eso signifique irse pa’ otro cantón.
Ahora bien, esto me recuerda a cuando intenté sacar un permiso pa’ construir un rancho en mi terreno, ¡qué brete! Tardé meses, hice papeleo hasta reventarme, y al final casi me voy al traste. Eso sí me enseñó una cosa: en Costa Rica, a veces necesitas un chunche pa’ que te escuchen. Pero no debería ser así, ¿verdad? Deberíamos poder resolver las cosas hablando y sin necesidad de influencias.
En fin, esta vainera deja muchas preguntas en el aire. ¿Es realmente cierto que el alcalde está evitando las audiencias? ¿Hay algo más detrás de esta historia? Y lo más importante: ¿cómo podemos asegurar que nuestros funcionarios públicos cumplan con su deber de atender a los ciudadanos? ¿Ustedes qué piensan, deberían abrir un comité investigador o darle una oportunidad al alcalde para ordenar la casa?
