Mae, si usted es de los que piensa que la educación técnica es puro serruchar madera o arreglar un enchufe, déjeme decirle que está más perdido que el chiquito de la Llorona. Esta semana que pasó, Occidente se convirtió en el epicentro de una vara que demuestra todo lo contrario. El Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) se mandó con la edición 2025 de sus competencias de habilidades técnicas, y vieras el calibre de güilas que andaban por San Ramón, Alajuela y Sarchí. No eran estudiantes cualquiera, eran la pura crema y nata de 14 especialidades, desde cocina gourmet hasta construcción digital y tecnologías web. ¡Qué nivel!
Pero vamos por partes, porque esto no es solo un torneo para ver quién arma el chunche más rápido. La iniciativa forma parte de un modelo que llaman "Skills Costa Rica", que en buen tico significa poner a prueba a los participantes en escenarios reales. La idea no es solo que sepan la teoría, sino que puedan resolver broncas bajo presión, con el reloj en contra y un jurado de expertos viéndoles hasta el alma. Básicamente, es un simulacro a cachete de lo que se van a encontrar en el brete de verdad. Se trata de forjar profesionales que no se arruguen ante el primer desafío y que estén listos para las demandas de un mercado laboral que cada día pide más especialización y menos hablada de paja.
El despliegue fue impresionante. San Ramón fue el centro de operaciones para áreas como cocina, servicio de restaurante y soluciones de software empresarial. En Alajuela, la Ciudad Tecnológica Mario Echandi parecía un hormiguero de talento con competencias en tecnología automotriz, administración de redes, diseño gráfico y hasta jardinería paisajista. Y como no podía ser de otra forma, la cuna de la artesanía, Sarchí, fue la sede para la tecnología del mueble. ¡Diay, tiene toda la lógica del mundo! Ver a más de 90 jóvenes de todo el país dándolo todo en sus respectivas áreas fue una de esas cosas que le devuelven a uno la fe en el futuro del país.
Pero mae, una cosa es que yo se lo cuente y otra es escucharlo de los que se sudaron la camiseta. Francella, una de las competidoras de cocina, lo resumió perfecto: "Fue una oportunidad increíble... esta fue la mejor etapa que yo he vivido". Y es que esa es la vibra que se sentía. No era solo la competencia, era el aprendizaje, el compañerismo. Y para que vean el nivel de esta vara, hablamos con Diego López. Este mae fue competidor en 2018, se fue a Rusia a competir a nivel mundial en 2019 y se trajo la primera medalla de excelencia para el país. ¡Qué carga! Ahora, el mae es embajador de WorldSkills para toda América, con la misión de motivar a más jóvenes. Eso demuestra que este evento no es un juego, es una plataforma que puede cambiar vidas.
Al final del día, esto va más allá de las medallas y los aplausos. Como dijo Kattia Zamora, la directora del INA de Occidente, se trata de "dignificar la educación técnica en el país". Es demostrarle a un montón de güilas que pulsearla en un área técnica no es un plan B, sino un tiquete de primera clase para comerse el mundo. Es decirle al sector productivo: "Aquí tienen gente preparada, con estándares internacionales y con unas ganas enormes de aportar". Con eventos así, el INA se está apuntando un golaso y, de paso, nos recuerda que el verdadero motor de Costa Rica está en el talento y la tecnología de su gente.
Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Le ven futuro a la educación técnica en el país o creen que todavía nos falta mucho para que se valore como se debe? ¿Alguno ha llevado cursos en el INA? ¡Cuenten sus historias!
Pero vamos por partes, porque esto no es solo un torneo para ver quién arma el chunche más rápido. La iniciativa forma parte de un modelo que llaman "Skills Costa Rica", que en buen tico significa poner a prueba a los participantes en escenarios reales. La idea no es solo que sepan la teoría, sino que puedan resolver broncas bajo presión, con el reloj en contra y un jurado de expertos viéndoles hasta el alma. Básicamente, es un simulacro a cachete de lo que se van a encontrar en el brete de verdad. Se trata de forjar profesionales que no se arruguen ante el primer desafío y que estén listos para las demandas de un mercado laboral que cada día pide más especialización y menos hablada de paja.
El despliegue fue impresionante. San Ramón fue el centro de operaciones para áreas como cocina, servicio de restaurante y soluciones de software empresarial. En Alajuela, la Ciudad Tecnológica Mario Echandi parecía un hormiguero de talento con competencias en tecnología automotriz, administración de redes, diseño gráfico y hasta jardinería paisajista. Y como no podía ser de otra forma, la cuna de la artesanía, Sarchí, fue la sede para la tecnología del mueble. ¡Diay, tiene toda la lógica del mundo! Ver a más de 90 jóvenes de todo el país dándolo todo en sus respectivas áreas fue una de esas cosas que le devuelven a uno la fe en el futuro del país.
Pero mae, una cosa es que yo se lo cuente y otra es escucharlo de los que se sudaron la camiseta. Francella, una de las competidoras de cocina, lo resumió perfecto: "Fue una oportunidad increíble... esta fue la mejor etapa que yo he vivido". Y es que esa es la vibra que se sentía. No era solo la competencia, era el aprendizaje, el compañerismo. Y para que vean el nivel de esta vara, hablamos con Diego López. Este mae fue competidor en 2018, se fue a Rusia a competir a nivel mundial en 2019 y se trajo la primera medalla de excelencia para el país. ¡Qué carga! Ahora, el mae es embajador de WorldSkills para toda América, con la misión de motivar a más jóvenes. Eso demuestra que este evento no es un juego, es una plataforma que puede cambiar vidas.
Al final del día, esto va más allá de las medallas y los aplausos. Como dijo Kattia Zamora, la directora del INA de Occidente, se trata de "dignificar la educación técnica en el país". Es demostrarle a un montón de güilas que pulsearla en un área técnica no es un plan B, sino un tiquete de primera clase para comerse el mundo. Es decirle al sector productivo: "Aquí tienen gente preparada, con estándares internacionales y con unas ganas enormes de aportar". Con eventos así, el INA se está apuntando un golaso y, de paso, nos recuerda que el verdadero motor de Costa Rica está en el talento y la tecnología de su gente.
Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Le ven futuro a la educación técnica en el país o creen que todavía nos falta mucho para que se valore como se debe? ¿Alguno ha llevado cursos en el INA? ¡Cuenten sus historias!