Un reciente estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) revela que las mascotas en Costa Rica se han convertido en algo más que animales de compañía, al ser parte esencial de más del 60% de los hogares del país. Según la Encuesta Nacional de Hogares 2024, el 62,2% de los hogares costarricenses cuentan con al menos un perro o un gato, confirmando que estos animales son los favoritos de la población para enriquecer sus espacios y sus vidas.
El estudio proporciona cifras impresionantes: hay aproximadamente 1.783.871 perros y 956.185 gatos distribuidos en los hogares de Costa Rica. El impacto de esta presencia masiva de animales va más allá de las estadísticas y señala una tendencia creciente hacia la humanización de las mascotas, un fenómeno en el que los perros y gatos dejan de ser meros guardianes del hogar o cazadores de plagas para convertirse en auténticos miembros de la familia.
Los datos del INEC también arrojan luz sobre el papel crucial de las mascotas en la salud mental de la población. Expertos han señalado que tener una mascota reduce los niveles de estrés, mejora el estado de ánimo y fomenta hábitos saludables, como el ejercicio diario, ya que los perros necesitan paseos regulares. Estas razones pueden explicar, en parte, por qué tantas personas optan por tener un amigo de cuatro patas en sus hogares.
Sin embargo, no todo es color de rosa en el idilio entre costarricenses y sus mascotas. La elevada cantidad de perros y gatos también trae consigo retos importantes, como la gestión de los animales abandonados y el control de la población de callejeros. Organizaciones de bienestar animal han alzado la voz sobre la necesidad de políticas más firmes en cuanto a la tenencia responsable de mascotas, así como la implementación de programas de esterilización accesibles y masivos para evitar la proliferación descontrolada de animales sin hogar.
A pesar de los problemas, la tendencia sigue siendo positiva. La encuesta sugiere que los costarricenses continúan viendo a las mascotas no solo como animales sino como una parte integral de sus vidas, algo que, incluso en la legislación, se ha comenzado a reflejar con la promoción de leyes más estrictas contra el maltrato animal y el impulso de programas de adopción.
Al analizar la distribución de estas cifras por zonas, se observa que la tenencia de mascotas no se limita a áreas rurales o suburbanas. Por el contrario, la urbanización de Costa Rica no ha sido un obstáculo para que los hogares en zonas más desarrolladas sigan teniendo un fuerte apego hacia las mascotas. Esta realidad destaca que, independientemente del espacio físico disponible, el deseo de tener un perro o un gato como compañía sigue prevaleciendo entre los costarricenses.
Por último, cabe preguntarse si esta inclinación por las mascotas tiene un límite o si, por el contrario, seguirá creciendo al ritmo de las nuevas generaciones, quienes parecen más comprometidas con el bienestar animal que sus antecesores. La sociedad costarricense está inmersa en una evolución que no solo aboga por tener un perro o un gato, sino que también pone énfasis en darles un lugar digno y afectuoso en los hogares.
Las mascotas en Costa Rica han pasado de ser un lujo o una necesidad práctica a convertirse en un elemento fundamental de la estructura familiar y emocional de los hogares. Con más del 60% de las casas contando con un perro o un gato, queda claro que estos animales han conquistado el corazón de los costarricenses, y su presencia solo parece estar en aumento. Ahora, solo resta esperar que el país sepa enfrentar los desafíos que esta realidad trae consigo, para asegurar un futuro donde humanos y animales puedan seguir coexistiendo de manera armoniosa y responsable.
El estudio proporciona cifras impresionantes: hay aproximadamente 1.783.871 perros y 956.185 gatos distribuidos en los hogares de Costa Rica. El impacto de esta presencia masiva de animales va más allá de las estadísticas y señala una tendencia creciente hacia la humanización de las mascotas, un fenómeno en el que los perros y gatos dejan de ser meros guardianes del hogar o cazadores de plagas para convertirse en auténticos miembros de la familia.
Los datos del INEC también arrojan luz sobre el papel crucial de las mascotas en la salud mental de la población. Expertos han señalado que tener una mascota reduce los niveles de estrés, mejora el estado de ánimo y fomenta hábitos saludables, como el ejercicio diario, ya que los perros necesitan paseos regulares. Estas razones pueden explicar, en parte, por qué tantas personas optan por tener un amigo de cuatro patas en sus hogares.
Sin embargo, no todo es color de rosa en el idilio entre costarricenses y sus mascotas. La elevada cantidad de perros y gatos también trae consigo retos importantes, como la gestión de los animales abandonados y el control de la población de callejeros. Organizaciones de bienestar animal han alzado la voz sobre la necesidad de políticas más firmes en cuanto a la tenencia responsable de mascotas, así como la implementación de programas de esterilización accesibles y masivos para evitar la proliferación descontrolada de animales sin hogar.
A pesar de los problemas, la tendencia sigue siendo positiva. La encuesta sugiere que los costarricenses continúan viendo a las mascotas no solo como animales sino como una parte integral de sus vidas, algo que, incluso en la legislación, se ha comenzado a reflejar con la promoción de leyes más estrictas contra el maltrato animal y el impulso de programas de adopción.
Al analizar la distribución de estas cifras por zonas, se observa que la tenencia de mascotas no se limita a áreas rurales o suburbanas. Por el contrario, la urbanización de Costa Rica no ha sido un obstáculo para que los hogares en zonas más desarrolladas sigan teniendo un fuerte apego hacia las mascotas. Esta realidad destaca que, independientemente del espacio físico disponible, el deseo de tener un perro o un gato como compañía sigue prevaleciendo entre los costarricenses.
Por último, cabe preguntarse si esta inclinación por las mascotas tiene un límite o si, por el contrario, seguirá creciendo al ritmo de las nuevas generaciones, quienes parecen más comprometidas con el bienestar animal que sus antecesores. La sociedad costarricense está inmersa en una evolución que no solo aboga por tener un perro o un gato, sino que también pone énfasis en darles un lugar digno y afectuoso en los hogares.
Las mascotas en Costa Rica han pasado de ser un lujo o una necesidad práctica a convertirse en un elemento fundamental de la estructura familiar y emocional de los hogares. Con más del 60% de las casas contando con un perro o un gato, queda claro que estos animales han conquistado el corazón de los costarricenses, y su presencia solo parece estar en aumento. Ahora, solo resta esperar que el país sepa enfrentar los desafíos que esta realidad trae consigo, para asegurar un futuro donde humanos y animales puedan seguir coexistiendo de manera armoniosa y responsable.