que lástima el año pasado hice un trabajo analizando la campaña política y no lo encontré pero bueno aquí leí algo interesante que talvez conteste su pregunta:
Por supuesto que nadie puede creerle a Óscar Arias cuando habla de paz y democracia. ¿No viene acaso llegando de Washington donde departió sin ruborizarse con un déspota tan estúpido y cruel como Nerón? ¿Qué le dijo a Bush? ¿Qué reclamo le hizo por los 3 000 jóvenes, estadounidenses enviados por él a la muerte en virtud de una mentira; por las decenas de miles de iraquíes inocentes asesinados con sus bombas inteligentes; por la destrucción inmisericorde de Faluya; por los maltratados, vejados y torturados de Abu Ghraib o de Guantánamo; por las cárceles secretas alrededor del mundo o por sus astronómicos gastos en armas y otros medios de destrucción masiva? ¿Qué reclamo le hizo el premio Nobel de la Paz a ese campeón mundial del dolor y la muerte? No le dijo nada. No le reclamó nada. Sólo fue a pedir. Convirtió su premio Nobel en un azafate para que Bush depositara en él algunas migajas.
Oscar Arias continúa profundamente aislado de la parte más noble y sana del pueblo costarricense: de los jóvenes, quienes incluso lo expulsaron de la Universidad; de los intelectuales honestos con quienes no debate ni discute; de los pequeños y medianos agricultores, a quienes el TLC amenaza con hundir en la ruina; de los maestros, de más del 75% de electores que no votó por él, de la inmensa mayoría de sacerdotes y creyentes, cristianos auténticos, quienes no comulgan con las ruedas de molino del neoliberalismo rampante. Y ahora, con la bajeza de sus declaraciones se separa radicalmente, de esa Nuestra América, la de Simón Bolívar, San Martín, O’Higgins, Eloy Alfaro, Juanito Mora o José Martí, la América Latina progresista, la de los millones y millones que han decidido romper con el servilismo, con la cobardía, con la mentira, con la injusticia y a cuyos dirigentes honestos y valientes, ofende Oscar Arias de manera absolutamente gratuita.