¡Ay, Dios mío! Qué vareta más dura nos toca vivir a veces en este país. Una nena de apenas año y medio tuvo que ser rescatada en helicóptero desde un territorio indígena en Talamanca después de sufrir quemaduras graves por agua hirviendo. La situación, brete, así de complicada estaba, que hasta el cielo tuvo que intervenir para ayudar.
El hecho ocurrió temprano este martes, pasadas las seis y media de la mañana, en Bajo Bley, específicamente en la comunidad de Sur de Telire. Según informes preliminares de la Cruz Roja, la pequeña recibió quemaduras extensas en todo su cuerpo. Imagínense el susto de los papás, qué torta debió ser ver a su hijita en esas condiciones. Esa zona es tan remota que cualquier emergencia se convierte en un problema gigante, diay.
Lo que hizo que la cosa fuera aún más complicada es la ubicación tan lejana y difícil de acceder. Al principio, los equipos de rescate estimaron que el traslado a un centro médico podría llevar hasta quince largas horas, lo cual era preocupante porque la niña necesitaba atención médica urgente. Por suerte, se logró coordinar un vuelo humanitario, qué tuanis, que agilizó muchísimo el proceso. La rapidez fue clave para darle una oportunidad de recuperarse bien a la niña.
Y ahí viene la parte que nos alegra un poquito, aunque la situación sigue siendo delicada. Después de ser estabilizada en el lugar, la niña fue trasladada primero al Aeropuerto Internacional Tobías Bolaños, donde esperaban los médicos del Hospital Nacional de Niños (HNN). Desde allí, continuó su viaje en ambulancia hacia San José, donde recibirá tratamiento especializado. Gracias a Dios, se pudo conseguir esto rápido, porque sino…
La Cruz Roja ha estado moviéndose a toda máquina, qué cargas de trabajo deben estar teniendo. Han sido ellos quienes han mantenido informados a la población sobre el desarrollo de la situación, brindando actualizaciones constantes. Los paramédicos hicieron un excelente trabajo en el terreno, logrando mantener estable a la niña durante el traslado. Se nota que estos mae saben lo que hacen y siempre dan lo mejor de sí en momentos difíciles.
Ahora, la comunidad entera está rezando por la recuperación de la pequeñita. En redes sociales, mensajes de apoyo y esperanza inundan la pantalla. La gente se une para enviar fuerza a sus padres y desearle una pronta mejoría. Es increíble cómo en situaciones como estas, los costarricenses demostramos nuestra solidaridad y capacidad de unión, qué bonita vaina.
Este caso pone de manifiesto algunos problemas importantes que tenemos en zonas remotas del país: acceso limitado a servicios básicos como atención médica y transporte adecuado. Es evidente que hay que invertir más en infraestructura y recursos para garantizar que todas las comunidades tengan acceso a una atención digna y oportuna, sin importar dónde estén ubicadas. Además, habría que analizar si existen medidas preventivas que se puedan implementar para evitar tragedias como esta en el futuro. Que no vuelva a pasar, ojalá.
La situación de esta niña nos conmueve profundamente y nos invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención y la necesidad de fortalecer los sistemas de atención médica en nuestro país. Muchos mandamos nuestras oraciones por una pronta recuperación. Pero me pregunto: ¿Qué otras acciones podemos tomar como sociedad para mejorar las condiciones de vida y seguridad de las comunidades indígenas y rurales de Costa Rica?
El hecho ocurrió temprano este martes, pasadas las seis y media de la mañana, en Bajo Bley, específicamente en la comunidad de Sur de Telire. Según informes preliminares de la Cruz Roja, la pequeña recibió quemaduras extensas en todo su cuerpo. Imagínense el susto de los papás, qué torta debió ser ver a su hijita en esas condiciones. Esa zona es tan remota que cualquier emergencia se convierte en un problema gigante, diay.
Lo que hizo que la cosa fuera aún más complicada es la ubicación tan lejana y difícil de acceder. Al principio, los equipos de rescate estimaron que el traslado a un centro médico podría llevar hasta quince largas horas, lo cual era preocupante porque la niña necesitaba atención médica urgente. Por suerte, se logró coordinar un vuelo humanitario, qué tuanis, que agilizó muchísimo el proceso. La rapidez fue clave para darle una oportunidad de recuperarse bien a la niña.
Y ahí viene la parte que nos alegra un poquito, aunque la situación sigue siendo delicada. Después de ser estabilizada en el lugar, la niña fue trasladada primero al Aeropuerto Internacional Tobías Bolaños, donde esperaban los médicos del Hospital Nacional de Niños (HNN). Desde allí, continuó su viaje en ambulancia hacia San José, donde recibirá tratamiento especializado. Gracias a Dios, se pudo conseguir esto rápido, porque sino…
La Cruz Roja ha estado moviéndose a toda máquina, qué cargas de trabajo deben estar teniendo. Han sido ellos quienes han mantenido informados a la población sobre el desarrollo de la situación, brindando actualizaciones constantes. Los paramédicos hicieron un excelente trabajo en el terreno, logrando mantener estable a la niña durante el traslado. Se nota que estos mae saben lo que hacen y siempre dan lo mejor de sí en momentos difíciles.
Ahora, la comunidad entera está rezando por la recuperación de la pequeñita. En redes sociales, mensajes de apoyo y esperanza inundan la pantalla. La gente se une para enviar fuerza a sus padres y desearle una pronta mejoría. Es increíble cómo en situaciones como estas, los costarricenses demostramos nuestra solidaridad y capacidad de unión, qué bonita vaina.
Este caso pone de manifiesto algunos problemas importantes que tenemos en zonas remotas del país: acceso limitado a servicios básicos como atención médica y transporte adecuado. Es evidente que hay que invertir más en infraestructura y recursos para garantizar que todas las comunidades tengan acceso a una atención digna y oportuna, sin importar dónde estén ubicadas. Además, habría que analizar si existen medidas preventivas que se puedan implementar para evitar tragedias como esta en el futuro. Que no vuelva a pasar, ojalá.
La situación de esta niña nos conmueve profundamente y nos invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención y la necesidad de fortalecer los sistemas de atención médica en nuestro país. Muchos mandamos nuestras oraciones por una pronta recuperación. Pero me pregunto: ¿Qué otras acciones podemos tomar como sociedad para mejorar las condiciones de vida y seguridad de las comunidades indígenas y rurales de Costa Rica?