¡Ay, Dios mío! Esto del robo en Palí de Hone Creek sigue dando qué hablar, mae. Resulta que la encargada regional de Walmart, doña Granados Chavarría, salió libre del ojo de la justicia, pero no todo es miel sobre hojuelas. Le pusieron unas medidas bien estrictas, así que la onda no está tranquila para ella, ni para nadie involucrado en este tremendo despache.
Para refrescarles la memoria a los que andan desconectados, la movida pasó el 19 de abril del año pasado. Tres tipos armados entraron al supermercado Palí como si fueran dueños del lugar mientras entraban a trabajar algunos empleados y los amarraron con gasas plásticas. Después, usando acetileno, abrieron la caja fuerte y se llevaron casi 50 millones de colones. ¡Una torta!, te digo. Un golpe bien planeado, parece.
Ahora, resulta que la señora Granados, de 33 años, estaría metida hasta el cuello en esto. Según el OIJ, se le vio en un carro con el supuesto líder de la banda del acetileno justo unos días antes del atraco. Randall Zúñiga, el director del OIJ, fue claro: “Ella es quien, en apariencia, facilita el robo”. ¡Uf!”, dice mi gente, ¡esto se pone interesante!
Pero la cosa no termina ahí, porque también hay bronca con el administrador del Palí, quien aparentemente no siguió los protocolos de seguridad. Zúñiga añadió que el administrador “no aplicó los procedimientos de seguridad, lo que permitió que los sujetos, vestidos con el uniforme del Palí, ingresaran como falsos empleados”. ¡Qué descuido!, vaya. Parece que alguien estaba buscando problemas, ¿eh?
Además del robo en Hone Creek, la fiscalía no descarta que esta banda esté detrás de otros atracos similares. Ya encontraron drogas, armas y casi dos millones de colones en efectivo, además de recibos que relacionan al grupo con reparaciones de un vehículo. ¡Todo conectado!, como en una telenovela. Esto podría ser mucho más grande de lo que pensábamos inicialmente.
Mientras tanto, los otros tres sospechosos, Alvarado Centeno, Carmona Montero y Mora Sánchez, ya están tras las rejas cumpliendo seis meses de prisión preventiva. Y aunque la señora Granados está libre, tendrá que cumplir con la medida de presentarse dos veces al mes a firmar y evitar cualquier contacto con los testigos o las víctimas. Una carga para ella, sin duda alguna, tener que andar pendiente de estas cosas.
Este caso ha levantado mucha polémica y ha puesto en evidencia algunas fallas en la seguridad de estos establecimientos comerciales. Muchos se preguntan cómo pudieron entrar tan fácilmente al supermercado, disfrazados de empleados. Otros critican la lentitud de la justicia y cuestionan por qué la gerente salió libre con medidas. Pero bueno, así es la vida, ¿no? Siempre hay controversia en estos casos.
Esta movida nos hace pensar: ¿Cómo podemos mejorar la seguridad en nuestros comercios para evitar que situaciones como ésta se repitan? ¿Creen que las medidas impuestas a la gerente son suficientes, o deberían haberla mandado directo a la cárcel? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan mis panas sobre este asunto!
Para refrescarles la memoria a los que andan desconectados, la movida pasó el 19 de abril del año pasado. Tres tipos armados entraron al supermercado Palí como si fueran dueños del lugar mientras entraban a trabajar algunos empleados y los amarraron con gasas plásticas. Después, usando acetileno, abrieron la caja fuerte y se llevaron casi 50 millones de colones. ¡Una torta!, te digo. Un golpe bien planeado, parece.
Ahora, resulta que la señora Granados, de 33 años, estaría metida hasta el cuello en esto. Según el OIJ, se le vio en un carro con el supuesto líder de la banda del acetileno justo unos días antes del atraco. Randall Zúñiga, el director del OIJ, fue claro: “Ella es quien, en apariencia, facilita el robo”. ¡Uf!”, dice mi gente, ¡esto se pone interesante!
Pero la cosa no termina ahí, porque también hay bronca con el administrador del Palí, quien aparentemente no siguió los protocolos de seguridad. Zúñiga añadió que el administrador “no aplicó los procedimientos de seguridad, lo que permitió que los sujetos, vestidos con el uniforme del Palí, ingresaran como falsos empleados”. ¡Qué descuido!, vaya. Parece que alguien estaba buscando problemas, ¿eh?
Además del robo en Hone Creek, la fiscalía no descarta que esta banda esté detrás de otros atracos similares. Ya encontraron drogas, armas y casi dos millones de colones en efectivo, además de recibos que relacionan al grupo con reparaciones de un vehículo. ¡Todo conectado!, como en una telenovela. Esto podría ser mucho más grande de lo que pensábamos inicialmente.
Mientras tanto, los otros tres sospechosos, Alvarado Centeno, Carmona Montero y Mora Sánchez, ya están tras las rejas cumpliendo seis meses de prisión preventiva. Y aunque la señora Granados está libre, tendrá que cumplir con la medida de presentarse dos veces al mes a firmar y evitar cualquier contacto con los testigos o las víctimas. Una carga para ella, sin duda alguna, tener que andar pendiente de estas cosas.
Este caso ha levantado mucha polémica y ha puesto en evidencia algunas fallas en la seguridad de estos establecimientos comerciales. Muchos se preguntan cómo pudieron entrar tan fácilmente al supermercado, disfrazados de empleados. Otros critican la lentitud de la justicia y cuestionan por qué la gerente salió libre con medidas. Pero bueno, así es la vida, ¿no? Siempre hay controversia en estos casos.
Esta movida nos hace pensar: ¿Cómo podemos mejorar la seguridad en nuestros comercios para evitar que situaciones como ésta se repitan? ¿Creen que las medidas impuestas a la gerente son suficientes, o deberían haberla mandado directo a la cárcel? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan mis panas sobre este asunto!