¡Ay, Dios mío, qué vara! Parece que el sector busero está agarrándole agua rapidito. La ARESEP, pa' salvar la papa, tuvo que meterle mano a unas 12 rutas que estaban a punto de irse al traste por problemas financieros. Imagínate, gente quedándose sin transporte, ¡qué bronca!
La situación, como ya saben, viene desde la pandemia. Con el covid, la gente se espantó a andar en buses y ahí les cayó duro a los operadores. Ahora, con el aumento de los precios de todo – gasolina, caucho, ¡hasta el aceite pa’ el motor! – les está costando un ojo de la cara mantener los autobuses rodando. Ya se veía venir la tormenta, diay.
Entonces, la Autoridad Reguladora decidió activar esos “estudios tarifarios de oficio”. Lo que quiere decir, básicamente, que van a analizar a fondo cómo andan las cuentas de cada ruta, sin que las empresas tengan que pedírselo. Son como doctores urgenciólogos pa’ el transporte público, buscando soluciones rápidas antes de que sea demasiado tarde.
Y aquí viene el meollo del asunto: ¿posibles aumentos de pasaje? Pues sí, mae. Si los números no cuadran y los costos son más altos que los ingresos, lo más probable es que tengamos que apretar el cinturón y pagar un poquito más por irnos al trabajo o llevar a los niños a la escuela. No quiero ni pensar en eso, pero la realidad es dura.
Pa’ agilizar todo este brete, parece que la ARESEP va a modificar su propia metodología. Quieren hacer las cosas más rápido, publicar los resultados en La Gaceta y, si es necesario, ajustar las tarifas lo antes posible. Dicen que es pa’ evitar que las rutas se hundan de una vez por todas. ¡Qué cargada!
Algunos expertos dicen que el problema es más profundo que unos cuantos aumentos de pasaje. Señalan que hay que modernizar el sistema de transporte, buscar alternativas más eficientes y, quizás, incluso replantearnos la forma en que nos movemos por el país. Porque así nomás, seguir pagando pasajes cada vez más caros no es la solución ideal.
No olvidemos que esto afecta a muchísima gente, especialmente a aquellos que dependen del transporte público para llegar al trabajo o estudiar. Son familias enteras que podrían verse afectadas por cualquier aumento. Por eso, es importante que la ARESEP haga bien su trabajo y encuentre soluciones justas y equitativas, sin dejar a nadie varado en la carretera.
Ahora, dime tú, compa, ¿crees que los aumentos de pasaje son inevitables? ¿O deberíamos explorar otras opciones para salvar las rutas de autobús y evitar que la movilidad en Costa Rica se vaya al garete?
La situación, como ya saben, viene desde la pandemia. Con el covid, la gente se espantó a andar en buses y ahí les cayó duro a los operadores. Ahora, con el aumento de los precios de todo – gasolina, caucho, ¡hasta el aceite pa’ el motor! – les está costando un ojo de la cara mantener los autobuses rodando. Ya se veía venir la tormenta, diay.
Entonces, la Autoridad Reguladora decidió activar esos “estudios tarifarios de oficio”. Lo que quiere decir, básicamente, que van a analizar a fondo cómo andan las cuentas de cada ruta, sin que las empresas tengan que pedírselo. Son como doctores urgenciólogos pa’ el transporte público, buscando soluciones rápidas antes de que sea demasiado tarde.
Y aquí viene el meollo del asunto: ¿posibles aumentos de pasaje? Pues sí, mae. Si los números no cuadran y los costos son más altos que los ingresos, lo más probable es que tengamos que apretar el cinturón y pagar un poquito más por irnos al trabajo o llevar a los niños a la escuela. No quiero ni pensar en eso, pero la realidad es dura.
Pa’ agilizar todo este brete, parece que la ARESEP va a modificar su propia metodología. Quieren hacer las cosas más rápido, publicar los resultados en La Gaceta y, si es necesario, ajustar las tarifas lo antes posible. Dicen que es pa’ evitar que las rutas se hundan de una vez por todas. ¡Qué cargada!
Algunos expertos dicen que el problema es más profundo que unos cuantos aumentos de pasaje. Señalan que hay que modernizar el sistema de transporte, buscar alternativas más eficientes y, quizás, incluso replantearnos la forma en que nos movemos por el país. Porque así nomás, seguir pagando pasajes cada vez más caros no es la solución ideal.
No olvidemos que esto afecta a muchísima gente, especialmente a aquellos que dependen del transporte público para llegar al trabajo o estudiar. Son familias enteras que podrían verse afectadas por cualquier aumento. Por eso, es importante que la ARESEP haga bien su trabajo y encuentre soluciones justas y equitativas, sin dejar a nadie varado en la carretera.
Ahora, dime tú, compa, ¿crees que los aumentos de pasaje son inevitables? ¿O deberíamos explorar otras opciones para salvar las rutas de autobús y evitar que la movilidad en Costa Rica se vaya al garete?