¡Ay, Dios mío! Resulta que la Ruta 32, esa que nos hace sufrir tanto camino a Limón, sigue dando dolores de cabeza. Esta vez, no es por el tráfico eterno, sino porque parece que alguien se equivocó feísimo con unas rotondas que pusieron ahí. Imagínate, las hicieron y ahora la Sala IV, esos jueces que siempre andan vigilantes, le dicen al MOPT que las quite. ¡Qué torta!
Según parece, el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), que es quien se encargó de mandar construir estas rotondas, no siguió todas las indicaciones del Lanamme, que son unos expertos en seguridad vial. Básicamente, dijeron que las rotondas eran peligrosas, que no estaban bien diseñadas y que ponían en riesgo la vida de todos nosotros que usamos la carretera. El expediente lo dice clarito: “Las medidas preventivas...no son apropiadas”. ¡Uf, qué sal!
Y no es la primera vez que pasa esto, ¿eh? Ya habíamos visto cosas parecidas con otros proyectos que salen torcidos. Parece que a veces se anda apurado y se dejan pasar detalles importantes. Uno piensa, ¿será que nadie revisa bien el trabajo antes de ponerlo en marcha? Porque al final, los que pagamos somos nosotros, los que tenemos que lidiar con las consecuencias.
Lo peor de todo es que el Conavi, según el documento, no hizo nada para solucionar el problema. Simplemente se quedó mirando, dejando a los conductores en la estática, a riesgo de cualquier accidente. ¡Qué irresponsabilidad!, diría mi abu. El documento enfatiza que “la inacción del Conavi...amenaza su vida y seguridad.” Esto ya va más allá de un simple inconveniente, señores.
Ahora, la Sala IV les ha dado un año al MOPT para deshacer el lío. Un año para quitar esas rotondas que nadie pidió y que, además, resultaron ser una verdadera pesadilla. Aunque el magistrado Garro Vargas aclaró que ellos no pueden estar encima del MOPT para controlar cada detalle técnico, sí recomendó que el Tribunal Contencioso Administrativo se encargue de supervisar que todo salga bien. Esperemos que así sea, porque estamos cansados de estos rodeos.
Intentamos hablar con el MOPT para saber qué piensan de toda esta situación, pero hasta ahora nada. Al cierre de esta edición, silencio absoluto. Eso sí da mucho que pensar, ¿no creen? Uno se queda preguntándose si realmente tienen un plan para resolver esto o si van a seguir postergándolo como suelen hacer.
En fin, este caso nos recuerda que hay que estar atentos a cómo se gastan nuestros impuestos y a cómo se hacen las obras públicas. No podemos permitir que nos tomen el pelo y que pongan en peligro nuestra seguridad. Hay que exigirle cuentas a los responsables y asegurarnos de que hagan bien su trabajo. Porque al final, la carretera es nuestro derecho y merecemos transitarla con tranquilidad y seguridad. Que no se anden juegos con eso, diay.
Y tú, ¿qué opinas de esta situación? ¿Crees que es justo darle un año al MOPT para arreglar este problema o deberían haber actuado más rápido? ¿Será que finalmente vamos a ver mejoras en la Ruta 32 o seguiremos sufriendo por culpa de decisiones apresuradas?
Según parece, el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), que es quien se encargó de mandar construir estas rotondas, no siguió todas las indicaciones del Lanamme, que son unos expertos en seguridad vial. Básicamente, dijeron que las rotondas eran peligrosas, que no estaban bien diseñadas y que ponían en riesgo la vida de todos nosotros que usamos la carretera. El expediente lo dice clarito: “Las medidas preventivas...no son apropiadas”. ¡Uf, qué sal!
Y no es la primera vez que pasa esto, ¿eh? Ya habíamos visto cosas parecidas con otros proyectos que salen torcidos. Parece que a veces se anda apurado y se dejan pasar detalles importantes. Uno piensa, ¿será que nadie revisa bien el trabajo antes de ponerlo en marcha? Porque al final, los que pagamos somos nosotros, los que tenemos que lidiar con las consecuencias.
Lo peor de todo es que el Conavi, según el documento, no hizo nada para solucionar el problema. Simplemente se quedó mirando, dejando a los conductores en la estática, a riesgo de cualquier accidente. ¡Qué irresponsabilidad!, diría mi abu. El documento enfatiza que “la inacción del Conavi...amenaza su vida y seguridad.” Esto ya va más allá de un simple inconveniente, señores.
Ahora, la Sala IV les ha dado un año al MOPT para deshacer el lío. Un año para quitar esas rotondas que nadie pidió y que, además, resultaron ser una verdadera pesadilla. Aunque el magistrado Garro Vargas aclaró que ellos no pueden estar encima del MOPT para controlar cada detalle técnico, sí recomendó que el Tribunal Contencioso Administrativo se encargue de supervisar que todo salga bien. Esperemos que así sea, porque estamos cansados de estos rodeos.
Intentamos hablar con el MOPT para saber qué piensan de toda esta situación, pero hasta ahora nada. Al cierre de esta edición, silencio absoluto. Eso sí da mucho que pensar, ¿no creen? Uno se queda preguntándose si realmente tienen un plan para resolver esto o si van a seguir postergándolo como suelen hacer.
En fin, este caso nos recuerda que hay que estar atentos a cómo se gastan nuestros impuestos y a cómo se hacen las obras públicas. No podemos permitir que nos tomen el pelo y que pongan en peligro nuestra seguridad. Hay que exigirle cuentas a los responsables y asegurarnos de que hagan bien su trabajo. Porque al final, la carretera es nuestro derecho y merecemos transitarla con tranquilidad y seguridad. Que no se anden juegos con eso, diay.
Y tú, ¿qué opinas de esta situación? ¿Crees que es justo darle un año al MOPT para arreglar este problema o deberían haber actuado más rápido? ¿Será que finalmente vamos a ver mejoras en la Ruta 32 o seguiremos sufriendo por culpa de decisiones apresuradas?