Maes, a veces uno se levanta para ir al brete pensando que va a ser un lunes más, de esos lentos, con el cafecito para arrancar y contando las horas para volver a la casa. Pero para 14 personas en Guápiles, el día se fue completamente al traste. La noticia es corta y al grano, pero el fondo es para sentarse a pensar: un escape de gas en una empresa mandó a todo ese grupo de gente directo a un centro médico, y uno de ellos va en condición grave. ¡Qué despiche se armó en Pococí! Y todo por una vara que, seamos honestos, casi siempre se puede prevenir.
Vamos a los detalles, porque el diablo está ahí. La emergencia fue por exposición a monóxido de carbono, producto de una quema de gas LP. Para los que no están muy familiarizados, el monóxido de carbono es el famoso "asesino silencioso". No huele, no se ve, y cuando te das cuenta de que algo anda mal, ya es tarde. Te marea, te da dolor de cabeza, náuseas y, en casos graves como parece ser este, te puede dejar frito. Aquí es donde uno se pregunta: ¿qué pasó ahí? ¿Fue un chunche que falló? ¿Falta de mantenimiento? ¿Alguien no siguió un protocolo? Con 14 afectados, es evidente que alguien se jaló una torta de proporciones épicas en el manejo de la seguridad de ese lugar.
Lo más duro de todo esto es pensar en la gente. Catorce familias que estaban tranquilas y de repente reciben una llamada de que su pariente va en ambulancia. ¡Qué salado terminar así un día de brete! Uno de los pacientes, como les decía, está grave. Y eso, maes, no es un juego. Eso significa que su vida está en riesgo por un accidente que, muy probablemente, se originó por negligencia o un descuido. Por dicha, y hay que decirlo, los Bomberos llegaron rapidísimo con un par de unidades a controlar la situación y coordinar los traslados. A ellos, como siempre, todo el respeto. Son los que llegan a apagar el incendio, literal y figurativamente, cuando ya todo explotó.
Pero esta vara va más allá del suceso del día. Esto nos obliga a ver el panorama completo. ¿Cuántas empresas en este país de verdad invierten en seguridad laboral? ¿Cuántos jefes se preocupan por capacitar a su gente y revisar que los equipos funcionen a cachete? Muchas veces, por ahorrarse unos colones en mantenimiento o en un sensor de gas, se terminan gastando millones en incapacidades, demandas y, lo peor de todo, poniendo en riesgo la vida de la gente que les genera las ganancias. Es una ecuación que simplemente no cierra. Este incidente en Lesville de Guápiles no debería ser solo una noticia más en la sección de sucesos; debería ser una alerta roja para el Ministerio de Trabajo y para cada empresario de este país.
Al final, lo que queda es un sinsabor y la esperanza de que los 14 afectados se recuperen pronto, en especial la persona que está luchando en condición delicada. Situaciones así te recuerdan lo frágil que es todo. Un lunes cualquiera, un turno normal, y de un pronto a otro, el caos. Diay, maes, ahora les pregunto a ustedes: ¿creen que en Costa Rica de verdad nos tomamos en serio la seguridad en el brete, o esto es el pan de cada día y solo nos enteramos cuando ya la torta está hecha? ¿Les ha pasado algo parecido en sus trabajos o han visto situaciones de riesgo que los jefes simplemente ignoran?
Vamos a los detalles, porque el diablo está ahí. La emergencia fue por exposición a monóxido de carbono, producto de una quema de gas LP. Para los que no están muy familiarizados, el monóxido de carbono es el famoso "asesino silencioso". No huele, no se ve, y cuando te das cuenta de que algo anda mal, ya es tarde. Te marea, te da dolor de cabeza, náuseas y, en casos graves como parece ser este, te puede dejar frito. Aquí es donde uno se pregunta: ¿qué pasó ahí? ¿Fue un chunche que falló? ¿Falta de mantenimiento? ¿Alguien no siguió un protocolo? Con 14 afectados, es evidente que alguien se jaló una torta de proporciones épicas en el manejo de la seguridad de ese lugar.
Lo más duro de todo esto es pensar en la gente. Catorce familias que estaban tranquilas y de repente reciben una llamada de que su pariente va en ambulancia. ¡Qué salado terminar así un día de brete! Uno de los pacientes, como les decía, está grave. Y eso, maes, no es un juego. Eso significa que su vida está en riesgo por un accidente que, muy probablemente, se originó por negligencia o un descuido. Por dicha, y hay que decirlo, los Bomberos llegaron rapidísimo con un par de unidades a controlar la situación y coordinar los traslados. A ellos, como siempre, todo el respeto. Son los que llegan a apagar el incendio, literal y figurativamente, cuando ya todo explotó.
Pero esta vara va más allá del suceso del día. Esto nos obliga a ver el panorama completo. ¿Cuántas empresas en este país de verdad invierten en seguridad laboral? ¿Cuántos jefes se preocupan por capacitar a su gente y revisar que los equipos funcionen a cachete? Muchas veces, por ahorrarse unos colones en mantenimiento o en un sensor de gas, se terminan gastando millones en incapacidades, demandas y, lo peor de todo, poniendo en riesgo la vida de la gente que les genera las ganancias. Es una ecuación que simplemente no cierra. Este incidente en Lesville de Guápiles no debería ser solo una noticia más en la sección de sucesos; debería ser una alerta roja para el Ministerio de Trabajo y para cada empresario de este país.
Al final, lo que queda es un sinsabor y la esperanza de que los 14 afectados se recuperen pronto, en especial la persona que está luchando en condición delicada. Situaciones así te recuerdan lo frágil que es todo. Un lunes cualquiera, un turno normal, y de un pronto a otro, el caos. Diay, maes, ahora les pregunto a ustedes: ¿creen que en Costa Rica de verdad nos tomamos en serio la seguridad en el brete, o esto es el pan de cada día y solo nos enteramos cuando ya la torta está hecha? ¿Les ha pasado algo parecido en sus trabajos o han visto situaciones de riesgo que los jefes simplemente ignoran?