Mae, a veces entre tanto despiche político y presas que nos sacan canas verdes, uno necesita toparse con noticias que le recuerden que en este país todavía se hacen varas tuanis. Y esta, déjenme decirles, es una de esas. Olvídense por un segundo del dólar y las broncas de la Asamblea; vamos a hablar de algo que de verdad importa: salud y prevención para las doñas de una de las zonas más pulseadoras y a veces olvidadas de nuestro país: Buenos Aires de Puntarenas.
La noticia en frío es esta: una unidad móvil, un chunche tecnológico de primera, se parqueó en el área de salud de Buenos Aires para hacer mamografías gratis. Pero diay, la noticia va mucho más allá. Imagínense lo que significa esto para una señora de la zona. No es solo el examen; es ahorrarse la viajada a Pérez Zeledón o hasta San José, es no tener que pedir un día entero (o dos) en el brete, es no gastar en pases, comida y todo lo que implica moverse tan lejos. La salvada es monumental. Este tipo de iniciativas le quitan a la gente la excusa perfecta (y totalmente válida) de "es que me queda larguísimo" o "es que no me alcanza la plata para ir". Aquí la salud llega a la puerta de la casa, y eso, maes, es un golaso.
Ahora, vamos a los detalles prácticos porque esto es para que pasen la voz. La vara es para mujeres entre 45 y 69 años. Si usted, su mamá, su tía, su abuela o la vecina buena gente están en ese rango y no se han hecho una mamografía en los últimos dos años (¡o nunca!), esta es la señal del universo. Lo único que necesitan es la cédula vigente y las ganas de cuidarse. ¿Y la mejor parte? No importa si están aseguradas o no. Esto rompe una de las barreras más grandes. La atención es de lunes a jueves hasta las 4 p.m. y los viernes hasta las 3 p.m., hasta el 9 de octubre. Es una ventana de oportunidad increíble para detectar el cáncer de mama a tiempo, cuando las posibilidades de ganarle la batalla son altísimas.
Detrás de este esfuerzo hay una movida que merece un aplauso de pie: una alianza público-privada llamada Alsalus. Aquí es donde uno dice: ¡qué carga! No es solo la Caja haciendo su parte; es ver a pesos pesados como el Hospital Clínica Bíblica, Auto Mercado, el Banco Nacional y hasta los cereales McCallum’s metiendo el hombro (y el billete) junto a la CCSS. Esto no es solo marketing, es acción pura y dura. Es entender que la salud de la gente de zonas rurales es un problema de todos y que cuando el sector privado y el público se ponen de acuerdo, los resultados son así de potentes. En lugar de solo poner un logo en una valla, están poniendo un mamógrafo que salva vidas en un cantón que lo necesita. ¡Qué nivel!
En resumen, esta iniciativa es un ejemplo perfecto de cómo se deben hacer las cosas. Es medicina preventiva, es equidad en salud y es colaboración inteligente. Se proyecta hacer 60 mamografías por día, lo que significa que cientos de mujeres tendrán acceso a un examen que, de otra forma, probablemente seguirían posponiendo. Este tipo de varas son las que de verdad cambian vidas, mucho más que cualquier discurso político. Es un recordatorio de que la verdadera inversión en el país empieza por cuidar a su gente, esté donde esté. Ojalá y esto no sea un caso aislado, sino el inicio de muchas más giras de este tipo por todo el territorio nacional.
La noticia en frío es esta: una unidad móvil, un chunche tecnológico de primera, se parqueó en el área de salud de Buenos Aires para hacer mamografías gratis. Pero diay, la noticia va mucho más allá. Imagínense lo que significa esto para una señora de la zona. No es solo el examen; es ahorrarse la viajada a Pérez Zeledón o hasta San José, es no tener que pedir un día entero (o dos) en el brete, es no gastar en pases, comida y todo lo que implica moverse tan lejos. La salvada es monumental. Este tipo de iniciativas le quitan a la gente la excusa perfecta (y totalmente válida) de "es que me queda larguísimo" o "es que no me alcanza la plata para ir". Aquí la salud llega a la puerta de la casa, y eso, maes, es un golaso.
Ahora, vamos a los detalles prácticos porque esto es para que pasen la voz. La vara es para mujeres entre 45 y 69 años. Si usted, su mamá, su tía, su abuela o la vecina buena gente están en ese rango y no se han hecho una mamografía en los últimos dos años (¡o nunca!), esta es la señal del universo. Lo único que necesitan es la cédula vigente y las ganas de cuidarse. ¿Y la mejor parte? No importa si están aseguradas o no. Esto rompe una de las barreras más grandes. La atención es de lunes a jueves hasta las 4 p.m. y los viernes hasta las 3 p.m., hasta el 9 de octubre. Es una ventana de oportunidad increíble para detectar el cáncer de mama a tiempo, cuando las posibilidades de ganarle la batalla son altísimas.
Detrás de este esfuerzo hay una movida que merece un aplauso de pie: una alianza público-privada llamada Alsalus. Aquí es donde uno dice: ¡qué carga! No es solo la Caja haciendo su parte; es ver a pesos pesados como el Hospital Clínica Bíblica, Auto Mercado, el Banco Nacional y hasta los cereales McCallum’s metiendo el hombro (y el billete) junto a la CCSS. Esto no es solo marketing, es acción pura y dura. Es entender que la salud de la gente de zonas rurales es un problema de todos y que cuando el sector privado y el público se ponen de acuerdo, los resultados son así de potentes. En lugar de solo poner un logo en una valla, están poniendo un mamógrafo que salva vidas en un cantón que lo necesita. ¡Qué nivel!
En resumen, esta iniciativa es un ejemplo perfecto de cómo se deben hacer las cosas. Es medicina preventiva, es equidad en salud y es colaboración inteligente. Se proyecta hacer 60 mamografías por día, lo que significa que cientos de mujeres tendrán acceso a un examen que, de otra forma, probablemente seguirían posponiendo. Este tipo de varas son las que de verdad cambian vidas, mucho más que cualquier discurso político. Es un recordatorio de que la verdadera inversión en el país empieza por cuidar a su gente, esté donde esté. Ojalá y esto no sea un caso aislado, sino el inicio de muchas más giras de este tipo por todo el territorio nacional.